Paris can wait o el amor en los tiempos de la vida madura

Reseña
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Una película que pasó desapercibida, pero que se ha mantenido aún en cartelera es Paris can wait (Dir. Eleanor Coppola, EE.UU., 2017). En la misma se narra la vida de Anne (Diane Lane) la esposa de Michael (Alex Baldwin) tiene una crisis, luego de 20 años de matrimonio, donde su esposo no la atiende con el cuidado que ella se merece. El un destacado productor de cine que viene de Cannes, Francia, y debe de ir a París, decide irse por carretera con el socio de su marido Jacques (Arnaud Viard), el resto de un filme de otra Coppola, es decir una línea de cine profundo en Hollywood, en este caso la esposa de Francis Ford Coppola – luego de 54 años de matrimonio.

Y no nos olvidemos del dato que, en 1972, cuando salió la primera parte de The Godfather (Dir. Francis Ford Coppola, EE.UU., 1972), ya Eleanor y él llevaban 10 años de matrimonio. Ante un largo matrimonio donde muchos de los créditos se los ha llevado él, esta película, Paris can wait, es una interesante sorpresa que aparenta ser una confesión de vida. El famoso aparenta serlo él. Pero realmente hablando, esta es la historia que Eleanor quería contar de la vida de ellos, a través de esta película. Interesante.

La directora, también productora y guionista del filme, Eleanor Coppola, tendría algo que decir a partir de su propia vida junto a Francis Ford Coppola. En esta medida, lo interesante del filme es hablar a partir de la madurez de las personas y también de un matrimonio maduro. En esta medida, la película es ficción, como también podría ser un relato de la vida personal de la directora. El filme se concentra en la edad madura, y en el amor/matrimonio maduro. Eso lo hace interesante.

Mientras, Michael (Baldwin) siempre está en el teléfono atendiendo un asunto de sus películas. Mientras Anne (Lane) toma foto de cada detalle que ve en su vida El uno para el otro se sostienen. Pero un viaje a París, en Jet privado, le causa estrés a Anne (Lane) y Jacques (Viard) sugiere llevarla por carretera. Lo que sería un viaje de 7 horas, se torna en una larga jornada de más de casi 48 horas, donde estos nos entretienen recorriendo los campos de Francia, y cruzando por las rutas gastronómicas y de viñedos de dicho país.

Jacques, más allá de un besito al final de la película, nunca la seduce físicamente, pero la seduce en el buen trato. Es complejo, pues la película nunca dice que Michael (Baldwin) la trataba mal a ella. Simplemente, que trabajaba mucho. Pero es a fin de cuentas un filme de ficción.

Deben verla, pues el viaje en carretera nos recuerda de dos otras experiencias. Por un lado, la novela clásica de Alberto Moravia, El viaje a Roma. El mismo guarda una similitud con esta película. Y, por otro lado, la película homenaje a los viñedos de California, Sideways (Dir. Alexander Payne, EE.UU., 2004). Me parece que deberíamos examinar estos dos trabajos, para volver a Paris can wait.

En fin, es una película muy agradable por sus sutilizas y gentilezas. Esto pese al hecho que, de momento, la misma se queda dando vueltas en el mismo argumento y experiencia visual. Pero en general, es un filme dulce con buenas actuaciones. Adelante Eleanor Coppola, que nunca estamos tarde para empezar la vida.