Los Clippers, Donald Sterling y los derechos de privacidad

Justicia Social

De verdad que el tema de la principal liga de baloncesto del mundo la NBA por sus siglas en inglés, nos compete a todos en el Caribe. El último escándalo versa sobre el propietario de los Clippers de California, Donald Sterling, y unos comentarios discriminatorios y racistas que hiciera contra personas de grupos minoritarios étnicos en general, y contra los afrodescendientes en particular.

La situación fue tan devastadora, que el comisionado de la liga, Adam Silver tuvo que intervenir, y en tres días, censuraron de por vida a Sterling, le impusieron una multa de $2,5 millones de dólares y le han exigido que venda el equipo de los Clippers. Dicha decisión debe ser endosada ahora por el 75 por ciento de los propietarios de equipos, los cuales son 30 y se requiere que 23 propietarios endosen la decisión tomada por Silver.

Esta historia causa múltiples preocupaciones. Por un lado, la lucha continúa contra el racismo y cualquier expresión cultural que promueva el mismo. Ante esto, nos oponemos a que la cultura dominante o no dominante promueve formas de explotación, humillación y dominación basada en las relaciones raciales. En esta medida, condeno el pensamiento del señor Sterling.

Ahora bien, donde no lo tengo tan claro es que la grabación que hiciera pública el grupo noticioso Tmz, se tratara de una conversación privada entre el señor Sterling y su novia, V Stiviano, por ende con cierto nivel de privacidad garantizada. Parto de la premisa que el Sr. Sterling es parte de la cultura racista. Pero, ¿puedo yo intervenir en sus conversaciones privadas?

Nadie sabe quien hizo público la conversación entre él y su novia Stiviano. Lo cierto es que para el magnate Sterling, su exesposa y familia, andan embrollados en una acción legal contra Stiviano por malversación de fondos financieros de dicha familia. De esta forma, son todos implicados, en hacer público una grabación de audio, que realmente hablando era un asunto privado, aunque racista y discriminatorio, entre dicha pareja.

Del caso de Edward Snowden para acá, hemos comprendido que todo lo que hablamos es público. Que nuestros correos electrónicos son analizados por las agencias de seguridad, y que no tenemos privacidad alguna. Es decir, vivimos en un ordenamiento constitucional que ya no garantiza derechos reales a la población. En esta medida, los beneficiarios del escándalo de Sterling son a fin de cuentas empresas de noticias digitales, que tuvieron acceso, legal o ilegal, a una comunicación privada, y con ella hicieron noticia y vendieron pautas.

Que cada cual decida. Yo me opongo a la cultura racista. Pero también me opongo a la cultura del capital que con tal de hacer cualquier cosa, incluyendo el violentar mi privacidad, interviene con tal de hacer dinero.