En la noche del pasado miércoles, el cantante de música urbana Monkey Black, del género reggaetón versión de la República Dominicana, fue asesinado de siete puñaladas al salir del bar el Aparkao en Barcelona, Catalunya (España). Leonardo Michael Flores Ozuna, nombre real del cantante de 27 años, fue asesinado supuestamente por unos hombres con quien tuvo una disputa verbal en dicho bar. Flores Ozuna, quien vivía en Barcelona desde el año 2009, había tenido varios encontronazos con la justicia, y decían que por su temperamento indomable, podría sucumbir a una desgracia. Finalmente ocurrió.
Su vida musical fue corta, pues apenas se inició en la música como profesional en el año 2006 con el Proyecto Family, los que trabajaban el género de merengue a ritmo de mambo. Migró a España, pensando desarrollar su talento, lo cual no pasó. Realmente hablando, se encontraba viviendo de un sueño que no lograba materializar. Su éxito vino con el tema Sol, playa y tro de vaina, el cual le permitió en el 2006 vivir con cierta fama. Luego regrabó dicho ritmo con Pitbull.
Su súbita muerte, aún por ser esclarecida, deja a su país y al género de ritmos caribeños y dominicanos en particular, carente de un emergente exponente, quien sin lugar a dudas tenía sus propios talentos. Su pérdida fue reconocida hasta por el ministro de cultura dominicana, José Antonio Rodríguez.