¿Vuelve La Comay?

Justicia Social


Hace poco más de un año, en enero del 2013, luego de más de 15 años de transmisión televisiva, en distintos formatos, la llamada muñeca del chisme y la farándula, La Comay, cesó en su programación. Lo mismo respondió a un manejo ofensivo del lenguaje por parte del manejador de la muñeca, Antulio “Kobbo” Santarrosa. En particular, su lenguaje fue empleado contra miembros de la población LGBT quienes respondieron con una campaña visceral mediática contra la muñeca y su manejador. El canal 4, donde se transmitía diariamente en el principal horario de la estación, a las 6:00 p.m., no renovó el contrato, debido a la presión que ejercieron miembros de la comunidad LGBT y otras personas que aunaron a este esfuerzo.

Hoy escuchamos que hay rumores de que la Comay regrese a la televisión, y en el mismo canal 4. El rumor viene integrado a lo que aparenta ser una campaña mediática, que propone el valor social y de alto contenido positivo para el desarrollo de la cultura de la diversidad y tolerancia en el manejo de las ideas en Puerto Rico. En otras palabras, la campaña mediática a favor de la Comay sugiere que pese a todos sus errores, su contribución es mayor para el desarrollo de un país diverso y democrático.

El tiempo ha pasado, sobre 16 meses desde la desaparición del personaje y su manejador. No obstante, las razones que llevaron a su desaparición, se constituyen hoy en recuerdos poco gratos. La Comay/Kobbo Santarrosa no son sinónimos de mejor calidad de vida. No obstante, ambos constituyen un ejercicio de libertad de expresión, y ese factor pesa también al momento de restringir o censurar su existencia.

La pregunta de rigor es ¿necesitamos de este programa para garantizar una mejor calidad de vida? No me parece. No obstante, el colectivo yo, no es suficiente.  Habrá que escuchar que tienen que decir muchos de los implicados en la salida de la Comay de la televisión, en particular los miembros de la comunidad LGBT.