Equidad como consigna cultural

Cultura

Cultura es un término tan abarcador como el desarrollo social de una civilización. Implica modos de pensamiento y acción, además de una particular observación de y desde la realidad y la participación activa en ese orden colectivo. Dicho esto, la condición de ser par y de ser la otredad atañen a esta dinámica cultural.

Mientras hay una correspondencia religiosa entre los conceptos humano y semejante, así como entre humano e igual en el ámbito del derecho universal, surge un reclamo justo por la equidad que convive con una estimación social. Cada persona, con la singularidad que le define y respetando precisamente esas diversidades, tiene los mismos derechos y las responsabilidades. De esta manera, sería lógico pensar que en todas las actividades que emprende el ser humano la equidad protege contra cualquier tipo de exclusión.

No obstante, aún conservamos fuertes arraigos hacia el poder patriarcal que define todo en calidad del género. Así, se continúa edificando una sociedad sobre un valor de una especie de castas, en la que se sigue enfatizando en la supremacía jerárquica. Entretanto prosiga la perpetuación de este modelo constitutivo de “rangos, categorías y clasificaciones” existirá inevitablemente la discriminación. Asimismo, insistir en la preservación de roles anclados en una historia milenaria que contempla la necesidad de establecer diferenciación excluyente solo permite el mantenimiento de apartheid culturales/sociales.

La urgencia renovadora corresponde al hogar y también al Gobierno. Un Estado es un ente vivo afectado por el tiempo y sus circunstancias. Por lo tanto, debe saber reconocer las prácticas que oficializan los hábitos de marginación y que prolongan las concepciones erróneas de superioridad e inferioridad entre los seres.

Parte de esto, es a su vez una necesaria reestructuración colectiva-cultural que sepa identificar la falta de equidad, los anclajes generacionales y educativos que inmortalizan la segregación.

Esto debe iniciar no solo con atender la voz de los que todavía luchan por un trato justo como parte de la sociedad sino proponer y ejecutar prontas medidas efectivas que realmente brinden soluciones al colectivo y propongan una transformada visión de inclusión.

Parecería de sentido común, pero como dicen, es el sentido menos común de todos. La cultura la hacemos todos; nos toca repensar cuáles costumbres deben ser derogadas en favor de un estilo de vida que propugne la justicia en las relaciones culturales y, por lo tanto, aboliere cualquier gesto de violencia.

 Crédito foto: David Goehring/CarbonNYC, www.flickr.com, bajo licencia de Creative Commons (https://creativecommons.org/licenses/by/2.0/deed.es)