Paracaídas

Cultura

A Juan.

No sé su nombre; nunca lo mencionó ni tampoco le pregunté. Tan pronto vio que guardaba en mi bulto el libro que estaba leyendo sobre las clases de literatura que Cortázar impartió en Berkeley, me preguntó si yo estudiaba. Le dije: ''Sí; literatura". Abrió los ojos y me dijo: "Qué sueño; eso fue lo que quise estudiar siempre, pero nunca me atreví".

Me recosté en el asiento y comencé a mirar por la ventana; no todos los días se está  entre las nubes. No obstante, lo notaba inquieto; parecía que quería seguir conversando o que tenía algo importante que decirme. En efecto, sin hacer ninguna pausa, me contó que es abogado, que es de Colombia, que tiene que mantener una imagen debido a su profesión, que es un romántico empedernido y que su novela favorita es El amor en los tiempos del cólera.

Luego, me preguntó que si yo creía en coincidencias, que cuál era mi libro favorito y que cuántos libros leo al año. Le contesté que eran demasiadas preguntas al mismo tiempo y que no tenía una sola respuesta concreta porque a veces creía en las coincidencias, otras no; creo que tengo muchos libros favoritos y nunca he llevado la cuenta de cuántos leo anualmente. Ellos me escogen a mí. Sin embargo, confieso que sus interrogantes me pusieron a pensar; precisamente, porque me preguntó cosas que nunca me cuestiono.

Nos quedamos en silencio hasta que me dijo: “Tengo tanto que escribir”. Lo miré y, muy seria, le dije: “Pues hágalo. ¿Qué espera? Escriba si siente que tiene algo que decir”. Alegó que tras varios intentos fallidos, se había rendido. Aunque lo acababa de conocer, le dije que era un mentiroso; que lo que tenía era miedo. “Tienes razón. De esta noche no pasa. Gracias."-respondió, con lágrimas que se asomaban.

También, le dije que tenía que probar el mofongo relleno, que San Juan es hermoso y que debía leer la primera oración del Canto 1 del poema ‘Altazor’ de Huidobro; esa línea, que es de mis favoritas: “Altazor ¿por qué perdiste tu primera serenidad?”

Ese día, en aquel asiento de avión, le repetí varias palabras que alguna vez me dijo mi amigo Juan; y que llevo siempre. En esas estoy; resistiéndome a perder mis primeras serenidades. Ojalá que nunca las perdamos.


Crédito foto: Dave Keeshan, www.flickr.com, bajo licencia de Creative Commons (https://creativecommons.org/licenses/by-sa/2.0/deed.es)