El Monitor de la Policía y la prensa

Política

El libre acceso a la información ha sido reconocido como un derecho fundamental en las democracias modernas. Ese derecho, que incluso es legislado en los Estados Unidos, es difícilmente reclamado en Puerto Rico. El juez federal Gustavo A Gelpí emitió una orden el día 17 de junio en la cual se establece la forma en que el monitor de la policía se podría comunicar con la prensa y hacer declaraciones públicas. Esta orden, aparentemente limita el derecho al acceso a la información, pero como son las cosas, de hecho esta orden abre un espacio muy limitado para el ejercicio de dicho derecho. En la misma el juez establece que Arnaldo Claudio, quien ha sido sujeto de investigaciones de este diario, podrá dar entrevistas en un espacio de treinta días. Para dichas entrevistas no se permitirá que se hagan preguntas políticas o que se preste para debates.

Por otro lado, el tribunal ha dicho que las preguntas se le tienen que dar por adelantado a Claudio para que las apruebe antes de presentarse a la entrevista. Digo que esta orden del juez Gelpí abre un espacio para el ejercicio del derecho al acceso a la información pues el acuerdo firmado por el Gobierno de Puerto Rico y el Departamento de Justicia Federal establece que el monitor no hará ninguna declaración pública. El inciso 256 del acuerdo establece que el Asesor Técnico de Cumplimiento, el monitor, no hará declaraciones públicas y que cuando emita un comunicado de prensa debe ser aprobado, el mismo, por el Gobierno de Puerto Rico y el Departamento de Justicia. Lo insólito es que el mismo acuerdo, diseñado para proteger los derechos civiles, establece un amplio límite a la posibilidad de que el monitor haga declaraciones públicas.

La prensa corporativa publica una entrevista con el monitor Arnaldo Claudio. Dicha entrevista, como era de esperarse, parece más una de relaciones públicas que de periodismo de verdad. No se hace ninguna pregunta relevante sobre el pasado de Arnaldo Claudio. No se menciona su relación con la Opción El Salvador en Irak. No se menciona su experiencia en Bolivia, Colombia o Perú. No se hace mención del fracaso estrepitoso del proyecto de Irak y del rol que Claudio jugó en el mismo. Hay preguntas que responder aún.