Argentina – Alemania: la final histórica

Agenda Caribeña
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Por tercera vez en la historia, Argentina y Alemania se enfrentarán para definir una Copa del Mundo. Messi vs Müller, Romero vs Neuer, Sabella vs Löw. Unos vienen con el ánimo en alza, después de resolver una semifinal en 30 minutos; los otros con los dientes apretados, tras sufrir durante 120’ y una tanda de penales para sortear la otra llave.

Hay que sincerarse, y entender que Alemania es favorita. Salió campeón tres veces, contra dos de Argentina. Suman cuatro subcampeonatos contra dos nuestros, además de habernos eliminado en las últimas dos Copas del Mundo. Por otra parte, historia al margen, ¿quién puede decir que los teutones no son la mejor Selección del planeta en este momento? Ahora bien, ¿importa todo esto?

La realidad marca que, por estilos y condiciones, seguramente sea Alemania la que proponga y Argentina la que espere. El equipo de Löw juega por toda la cancha, los once son responsables y protagonistas de mantener la velocidad y el ritmo de juego. El de Sabella, en cambio, encontró un poco a los golpes el camino para llegar a la final: dos líneas de cuatro, fortaleza defensiva y contras rápidas con pocos jugadores. Es improbable que, justo en la final, uno de los dos cambie el libreto.

El 7-1 de Alemania contra Brasil dejó una enseñanza que seguramente los argentinos tomarán. Está claro que ese partido no fue una medida real, fue extraordinario. Pero de todas formas, se vio en su máxima expresión el punto más alto del rival del domingo: la transición en el mediocampo para pasar de defensa a ataque en pocos segundos. Cuando los defensores recuperan la pelota, enseguida Khedira, Kroos y Schwensteiger se tiran a correr para alargar la jugada con los delanteros y acompañarlos. Es evidente que los alemanes manejan excelente todas las opciones de un partido de fútbol, pero acá es donde son más peligrosos. De contra, lanzados en velocidad, con espacios. Ojo, no es el contraataque de Holanda, que consta de un pelotazo a Robben. Es un movimiento rápido con cinco, seis o siete atletas llegando al área enemiga con pelota dominada.

Si Argentina logra cortar ese circuito, hacer presencia fuerte en el medio de la cancha y bajarle el ritmo al partido, entonces habrá muchas chances de que la copa quede en Sudamérica. Si no, el partido será correr y correr, y ponerle una vela a Chiquito Romero. Si Argentina puede hacerlo, entonces ahí se dará el partido que nos conviene. Sabella seguramente querrá que Özil trate de eludir estando encimado en un costado, que Kroos busque a Müller y a Klose de lejos, que los laterales tiren centros frontales, que los centrales y Schwensteiger no tengan un pase claro para profundizar, etc.

Otro punto a tener en cuenta para neutralizar el ataque alemán es que ellos usan un trío en el mediocampo, mientras que Argentina tiene un doble cinco. En el Mundial de Clubes del 2009, Sabella usó un 5-3-2 con su Estudiantes, entre otras cosas, para emparejar a Verón, Braña y Benítez con los volantes Xavi, Keita y Busquets, del Barcelona. Pachorra pensó que con un clásico 4-4-2, perdería ese duelo en el medio, y si cerraba a un volante externo para colaborar, por ahí escalaría libre un lateral. Hoy en día, Argentina juega con dos líneas de cuatro y, personalmente, no creo que el DT mueva alguna pieza. Entiendo que el que se cerrará para ayudar a Mascherano y Biglia a hacer pata ancha en el medio será Enzo Pérez, ya que el lateral de su lado, Höwedes, es menos peligroso que Lahm, además de que así quedaría más liberado y abierto Lavezzi. Quizás Higuaín o Messi se recuesten sobre la izquierda del ataque alemán, aunque más no sea para impedir que el central devenido en lateral se tiente a subir. Y si lo hace, explotar sus espaldas.

¿Puede lastimar Argentina? Claro que puede. Es difícil agarrar a Alemania mal parada, pero ni Boateng, ni Hummels ni Höwedes se van a sentir cómodos si tienen que marcar a los delanteros argentinos a 40 metros del arco de Neuer, corriendo para atrás. Schwensteiger es otro que, por edad y lesiones recientes, puede sufrir el desgaste de bajar hacia su área para adoptar posiciones defensivas.

Uno de los aciertos de Sabella, el más particular de todos, ha sido el de poner a Lavezzi (y a Palacio, eventualmente) como volante externo. La disciplina táctica de ellos es súper útil en defensa, pero para salir a jugar la ofensiva también, ya que, bueno, al fin y al cabo, son delanteros. Así, es como que Argentina jugara con doce.

Hay cientos de cuestiones más para analizar y cientos más que nos dejará el partido para debatir después del mismo. Tan cierto es que Alemania es la mejor Selección del mundo como lo es que Argentina tiene argumentos de sobra para plantarse de igual a igual en el estadio más mítico del fútbol mundial. En definitiva, es una final, un partido único, ¿acaso importa todo esto?


Crédito foto: calciostreaming, www.flickr.com, bajo licencia de Creative Commons (https://creativecommons.org/licenses/by/2.0/deed.es)