Piscinas, Elitismo y Pobreza

Voces Emergentes

La prensa corporativa puertorriqueña nos “informa” ahora sobre la lucha de clases. Tal pareciera que estamos en la víspera de una gran revolución donde los de abajo, hartos de que los de arriba se enriquezcan a costa de su empobrecimiento, toman para sí (sin esperar que nadie los rescate) la dirección política de su propia vida bajo el principio de la solidaridad, la re-afirmación de sus derechos económicos, la prevalencia del bien común y la preservación de los bienes públicos. Uno piensa “¡Wow el puertorriqueño se cansó de esperar (que lo salven), de aguantarse medidas de autoflagelación por sentir responsabilidades por lo que otros hicieron y porque entendió que la política no es propiedad de los partidos ni es algo complicado (por “profesionales” bien pagados) sino que le pertenece a a todos y que se fundamenta en algo súper sencillo, a saber: en cómo queremos (con)vivir y disfrutar de la vida colectivamente!”

Pero esta lucha de clases, tan temida en otros tiempos, resulta todo lo contrario. En esta lucha los ricos están invisibles y, por tanto, no se informa en qué se fundamenta su riqueza, cómo la obtienen, si pagan impuestos o cuánto devuelven a la sociedad la riqueza que de ésta crean. Simplemente, para la prensa corporativa puertorriqueña los ricos no existen. Por tanto, se evita cuestionar la estructura social que le permite incrementar su riqueza. Miremos algunos datos que dan cuenta de lo que está pasando con la riqueza en PR. Si miramos la distribución funcional del Ingreso Nacional Neto (cómo se produce la riqueza de los puertorriqueños entre empleados y propietarios), damos cuenta que para el 2003 un 66% de ese ingreso era para el pago de salarios y un 33% para al de la ganancia o renta de los propietarios locales. Empero, para el 2013, los empleados se llevaban el 54% y los dueños locales de la propiedad el 46%. La tasa de crecimiento promedio anual de la masa salarial fue, en ese periodo de diez años, de 1.5% y, acumulada, de 15% vis a vis a la propietarios que fue de 7.5% anual-promedio y acumulada de 75.5% (¡casi duplican!). Si añadimos la tasa de inflación acumulada por ese periodo, la cual fue de 30%, los salarios en PR son un 15% menos que hace 10 años (descontando los nuevos impuestos).

Si a estas cifras le añadimos el Ingreso Interno Neto, que incluye la riqueza que generan los extranjeros en PR, la riqueza en el 2013 se distribuyó de la siguiente manera: salarios 32%, capital extranjero 38% y capital local 30%. Los dueños locales y extranjeros suman 68% del total de riqueza. Estas son cifras alarmantes de desigualdad. La razón es que los sectores de bienes raíces, que acumulan una riqueza de un 21% de total, y el “manufacturero”, con un riqueza 50% del total, se apropian-producen del 71% de la riqueza total del país. Además, no solamente crean un miserable 4.4% del empleo dentro de la población en edad de trabajar, sino que distribuyen con sus trabajadores menos del 10% de la riqueza total. Es decir, más de un 90% de la riqueza en ambos sectores terminan en manos de propietarios. Si añadimos que ambos sectores son los menos que aportan al Gobierno Central, ya sea porque tiene una exención máxima de 4% (manufactura) o no aportan nada (bienes raíces), el cuadro del sobre endeudamiento de Puerto Rico se puede entender no como resultado principalmente de malos manejos de fondos públicos, o que excedimos nuestra capacidad de ingresos, sino que se fundamenta en una estructura de poder que drena creciente y masivamente dineros a dueños de capital no relacionados con la producción. Le recuerdo al lector que las manufacturas en PR reportan ingresos en el archipiélago, que se generaron en otras partes, para no pagar impuesto ni EEUU ni en PR.

De hecho, la prensa corporativa puertorriqueña, encubiendo todo esta estructura de poder, ahora da cuenta, de momento, de los los pobres. Pero esos pobres están ahí hace décadas y a la prensa no les interesaba, a menos, de que hubiese una masacre en un caserío donde, si acaso, los veías muertos. Miedo que impulsapara promocionar la separación entre ambos clases (y que se ejemplifica con los acceso controlados). Ahora que la clase media le tocan su modo de vida totalmente enajenado por la prensa, redescubre a los pobres por unas insignificantes piscinas. Pero esta crisis que vive ahora la clase media, la vive la gente de los caseríos desde que salieron mucho de ellos del arrabal en los 50 y los 60 donde los ubicaron en los caserío sin oportunidades reales económicas (porque la economía de PR no se diseñó para crear empleo sino para engrosar las tasas de ganancias del capital extranjero). Pero a diferencia de la clase media, los pobres saben cómo vivir ese infierno, entre el crimen, las drogas, los bajos ingresos, el desempleo, el trabajo informal, la inseguridad familiar, las constante filas y la burocracias del gobierno para conseguir subsidiar sus bajos ingresos y viviendo bajo la estigmatización social por esa clase media cuyo discurso se articula en la prensa elitista y racista de este país.