Si vives suficiente, te tocará cambiar la piel varias veces.

Voces Emergentes

Para cada etapa de la vida, para cada espacio y proceso todos necesitamos como la serpiente cambiar la piel. Yo desconozco si la serpiente sufre o le duele el cambio de su piel y no recuerdo haber leído cuántas veces en su vida pasa por este proceso. Lo que yo sé de cambios de piel lo he vivido y lo he aprendido de seres humanos. Por eso estoy conciente del dolor o de los dolores que produce un cambio de piel en una persona.

Hay muchas situaciones que nos llaman a cambiar la piel, crecer una nueva y como resultado, vivir de  manera distinta de la que hemos vivido. Es como si dejando de ser lo que somos, alcanzáramos lo que de verdad podemos llegar a ser. Muchos de estos eventos parecen llegar sin avisar, es decir nos toman de sorpresa o por lo menos, eso parece. Quizás por ello no estamos preparados y al verlos llegar nos aferrarnos a nuestra piel ya conocida, como naufrago a pedazo de madera en medio del mar. Nos resistimos al cambio, gemimos, protestamos y pensamos en que no es justo que alguien nos haga cambiar a una piel nueva. Cuando tenemos una que nos calza como zapato viejo y comodito.

Muchas veces quisiera evitar, el dolor espantoso que una persona sufre cuando se resiste a un cambio, imposible de evadir. Otras he deseado que una intervención divina me librara de mis propios cambios de piel. Sin embargo, no es posible evitar el cambio de la piel porque muy a pesar nuestro la vida cambia y tiene otros planes para nosotros.

Cambiar a una piel nueva es necesario cuando tenemos en nuestra vida retos sobre todo de separación y muerte. Rompimientos que no deseamos y que quizás hemos pospuesto por muchos años. O mucho mas frecuente, cuando nuestras maneras de ver el mundo, de actuar, de vivir tienen que cambiar y adecuarse al momento  presente. Muchas veces cambiamos de piel cuando nuestra propia manera de mirarnos tiene que transformarse y permitirnos dejar de ser, para lograr ser algo que no hemos considerado.

Pienso que cada día debemos hacer el ejercicio de  mudar un poco de la piel que ya hemos usado, la que ya está desgastada. Permitiendo crecer piel nueva, fresca que nos permita ver con nuevos ojos la vida y sus continuos retos.