¿Y la tormenta Gonzalo, viene?

Economia Solidaria

A veces es tan difícil medir la economía y tomar en cuenta qué factores la afectan. Hoy se espera que pase en horas de la noche una tormenta tropical al norte de nuestra Isla. Los últimos despachos de prensa nos dicen que se esperan fuertes vientos y una buena cantidad de lluvia. Hay que ver si la tormenta cambia su trayectoria aunque sea un poco; no quiero tener que enfrentarme a vientos huracanados, cosa que los meteorólogos advierten que podría ocurrir.

Estoy alerta con dos radios prendidos (algo que tiendo hacer de todos modos) para estar al tanto sobre qué se dice acerca de este disturbio atmosférico. Es de esperarse, como en otras ocasiones de alerta, que los puertorriqueños nos abastezcamos con productos de más. Sin embargo, ambas, por casualidad y por necesidad, me di una vuelta por algunos negocios que venden lo esencial para sobrevivir en los días de penumbras en que no hay luz ni agua por un periodo de tiempo. Las contrariedades tropicales tienden a afectar estos servicios. Pero a diferencia de otras ocasiones de advertencia de mal tiempo, no presencié gran cantidad de gente alocada comprando todo tipo de productos para “por si acaso”. Tal parece que después de falsas alarmas sobre mal tiempo, el público ya no se espanta en cuanto a lo que se lee en los periódicos y se ve y oye en la ondas radiales y televisivas. Cierto, la meteorología todavía no es una ciencia perfecta, pero ha avanzado bastante.

Pienso en los reportajes con los que me topo el día después de las “catástrofes”, celebrando no solo que no pasó nada sino que los comerciantes acumularon ganancias récord ante la necesidad de comprar en preparación para resistir cualquier embate atmosférico. El ambiente en el área metropolitana es sosegado. Hoy lunes recordamos el Día del Descubrimiento de América. No hay gente en la calle; se parece a mi día menos querido, el domingo.

Es curioso, pero en la edición de hoy, un periódico de la capital cuenta cómo a pesar del dinero que pierde al aparato económico con el virus del chikungunya se ha beneficiado un sector de la economía. Cierto, hay demasiada gente enferma y demasiados días sin producción ante las ausencias de empleados enfermos. Parece que hay ciertos negocios que se han beneficiado con el virus, que se transmite con la picada de un mosquito. Nos anuncia la pieza periodística que las farmacias y las tiendas de productos naturales para la salud están en una bonanza.

En la tiendita en la esquina de mi casa, hay un colmado. Pregunté si habían aumentado las ventas de comidas enlatadas. La respuesta fue negativa, pero eso sí, se estaba vendiendo una buena cantidad de alcohol. Resulta que el gobernador Alejandro García ha declarado ley seca. A partir de las cinco de la tarde está prohibida la venta de bebidas embriagantes.

“Eso no viene na’”, gritó un consumidor de cerveza. Pregunto si habría alguna forma en que la economía se beneficiaría si nos asalta una tormenta con vientos huracanados. Sé que es una pregunta tonta, pero por eso es que desistí en cursar estudios graduados en economía.

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