Compras desenfrenadas en época de estrechez económica

Economia Solidaria

Una de las canciones del “hit parade” de los ochenta fue “Shop till you drop” (compra hasta que te desplomes) de Ry Cooder, el mismo que descubrió el Buena Vista Social Club. Esta canción pudo haber sido la canción lema del principal centro de compras de Puerto Rico, Plaza las Américas. 

Me di la vuelta por ese centro el domingo para ver el ambiente . Acompañé a un amigo que tenía que comprar un regalo para su hijo. Le sugerí que fuéramos a un sitio menos aglomerado, pero él se resistió con vehemencia. El aire que se respiraba allí era una mezcla de euforia e histeria. Mi amigo había visto el periódico de la mañana y se había enterado que en cierta tienda los zapatos deportivos tenían un descuento considerable. Ese fue el primer sitio que visitamos. 

Lo convidé a que se quedase conmigo un rato para observar y hablar con los consumidores. Vi varias personas comprando con total abandono. Una señora con muchos paquetes me dijo que había comprado como $500 en mercancía. Le pregunté si había traído tanto dinero en efectivo. “No”, dijo ella con énfasis, “para eso están las tarjetas de crédito”. Acto seguido me preguntó con interés qué yo había comprado. 

Para la gente, las tarjetas de crédito son un medio para comprar más de lo que puede; quizás son la maldición de los puertorriqueños que al parecer son desenfrenadamente consumistas. Luego me encontré con Sonia. Vi como la convencieron en cierta tienda de que no comprase la fragancia que ella había acudido a comprar, sino una que costaba el doble. Le pregunté por qué hacía eso y me respondió que ella “no compraba porquerías”.

Al parecer ese día no habían muchas personas que se preocupaban por comprar baratijas, a pesar de que vi muchas con los llamados “shoppers” que aparecen en los periódicos anunciando los especiales. Pero el “shopper” no detuvo a un consumidor que comprase dos máquinas de hacer café expreso. ¿Por qué dos?

Estaban baratas explicó (a pesar que no estaban en venta especial), y además de una para regalar, se regaló una a sí mismo. Ese fue un día en el centro comercial que se anuncia como “el centro de todo”. La gente comprando a nivel descomedido, y eso en una época de crisis económica.

Crédito foto: Matthias Ripp, www.flickr.com, bajo licencia de Creative Commons (https://creativecommons.org/licenses/by/2.0/)