Emilio Díaz Valcárcel: una obra prodigiosa (breve recorrido por sus letras)

Cultura

Fue el más joven de los cuentistas de la llamada “Promoción del Cuarenta,” movimiento literario que revolucionó el arte de la narración en Puerto Rico durante la segunda mitad del siglo XX. Emilio Díaz Valcárcel también se destacó como el primero de los escritores puertorriqueños que nadó en las aguas inexpugnables del Boom Latinoamericano. Con El asedio (1958) y Proceso en diciembre (1963), sus dos primeras colecciones de relatos, narró las pálidas noches de la espera insoportable, el atavío de una soledad indecorosa, el vaho de la existencia cruda, la desidia rumbosa, la convulsa ciudad de las heridas y la abrasadora memoria de la Guerra de Corea.

Sobre El asedio nos dice René Marqués en el ya canónico Cuentos puertorriqueños de hoy, publicado en 1959: “nos revela a un autor con dominio de la técnica, honrada preocupación estilística, mano maestra en la observación sicológica y un aliento poético que dignifica estéticamente los temas sórdidos que motivan la mayoría de los relatos”.

Entonces vino El hombre que trabajó el lunes (1966), donde Díaz Valcárcel saltó felizmente al género novelístico. Fue, de igual manera, un salto cualitativo hacia una estética en la que incidieron la fragmentación, la sátira, el juego de temporalidades, “el exceso de realidad,” el uso del collage, sin dejar de mano su mira social y su agudo examen de la psiquis de sus personajes. A partir de ahí, supo reinventarse continuamente, abandonando los paradigmas estilísticos que le fueron caros a los autores el 40 -y a las negadas autoras por Marqués de ese período, como Violeta López Suria y Marigloria Palma. Figuraciones en el mes de marzo (1972), le valió convertirse en finalista del Premio Biblioteca Breve y figurar en la nómina de la afamada editorial Seix Barral. Precisamente, en su estudio Hacia una novelística puertorriqueña descolonizada: Emilio Díaz Valcárcel, Jacques Josuet dice de esta novela: “Pero pocos se percataron de que este libro era una de las mejores novelas del área caribeña de los años setenta”. A esta novela le sigue la colección de cuentos Napalm (1971), donde Díaz Valcárcel esboza la experiencia neoyorquina junto con el devenir del localismo boricua del pueblo pequeño. Dialéctica entre metrópolis y colonia que da como resultado una serie de desgarraduras identitarias, acogidas por el signo de la extrañeza.

Luego aparecieron, Inventario (1975), Harlem todos los días (1978), Mi mamá me ama (1981), Dicen que de noche tú no duermes (1985), Laguna y Asociados (1995) y El tiempo airado (2014), su última novela. Destaco Mi mamá me ama, extraordinaria sátira de la mentalidad asimilista que produce un verdadero plaisir du texte barthiano con sus situaciones disparatadas y situaciones irónicas. Esgrima Ramón Luis Acevedo, en su prólogo de Cuentos completos de Emilio Díaz Valcárcel, publicado por la editorial Alfaguara, lo siguiente: “El giro hacia la novela coincide con una escritura de irónica, paródica, hiperbólica, satírica y carnavalesca…”. Descanse en paz, Emilio Díaz Valcárcel.