The Wedding Ringer o de los engaños no se puede vivir mucho

Cine caribe

Se trata de un filme que en el 2001, su director había propuesto. Dicho lo anterior, nadie le prestó atención inicialmente, y en el 2006, se sugirió que finalmente iba a ser producido. Pero volvieron a pasar años, y no fue hasta el 2013, y luego de varios nombres y ciudades intercambiadas, que se produjo la película.

 The Wedding Ringer (Dir. Jeremy Garelick, EE.UU., 2015), o el componedor de bodas, trata más de la vida y sus engaños que de promover la vida de familia.  No obstante, la representación de la vida perfecta, sobre todo en esta coyuntura histórica, se representa vía el matrimonio y la vida plena de la estabilidad, los hijos  e hijas, y la defensa de una cultura tradicional.

 

Lo cierto es que la película le da la vuelta al tema de forma jocosa.  La película versa sobre un hombre en su edad aún temprana, quien es abogado de asuntos tributarios, cuyo nombre es Doug Harris (Josh Gad).  Este es muy rico, pero no tiene amistades, y ha decidido, así no más, que casarse con Gretchen Palmer (Kaley Cuoco-Sweeting) a quien no sabe si quiere, pero hay que casarse.  Como Doug no tiene amistades,  el organizador de su boda le recomienda que use los servicios de Jimmy Callahan (Kevin Hart) quien ofrece servicios de padrinos y caballeros para la boda. En fin, todo un servicio muy creativo para llenar la boda con los “amigos del alma” para el novio.  En otras palabras, se trata de una farsa.

 

La película escrita por Garelick y Jay Lavender, versa sobre un guión bien pensado. En particular porque van rompiendo con los estereotipos de la vida, la vida de familia, las relaciones raciales y de clase.  Hay que anotar, que Garelick, quien lleva casi 15 años en la industria cinematográfica,  no solo fue asistente para otros virtuosos del cine, sino que viene de una profunda educación liberal, obtenida en parte en la Universidad de Yale donde estudió cine. El guión refleja el talento de personas bien leídas, que nos invitan a romper con la norma y los protocolos dominantes ofreciendo opciones, algunas interesantes otras un tanto atrevidas.

 

En fin se trata de un filme de presupuesto mediano, $23 millones que costó producirla, y ha logrado al día de hoy recaudos de $53 millones. Para los estándares de Hollywood, se trata de todo un éxito. Pero lo realmente importante de la película es que logra desmontar el mito de que toda vida “nomal” empieza con un matrimonio.  Es decir, que cueste lo que cueste, hay que casarse y echar hacia adelante la vida. En esta la apuesta de la película fue acertada. En su final, el cual dejo en suspenso, la película cerró más en la línea convencional del Hollywood.

 

En fin, como sorpresa inesperada, con un talento muy poco conocido, y con una historia alternativa contada de forma ocurrente,  sugiero que vean esta película. Tiene varias salvedades, pero la deben ver.  A fin de cuentas, era la única comedia en cartelera cuando fui a verla. Uno se ríe, en algunos momentos más que en otros.