Recinto 292 de la UPR: educación como ejercicio de libertad

Cartas de un(a) Antillano(a)
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Caminaba despacio. Con aire de orgullo, el joven estudiante entró al salón con lápiz en la oreja y libreta en mano a sentarse junto a sus compañeros de clase. Se acomodó nervioso y entusiasmado en la silla plástica cuando otro le susurró: “Eran las 12:30 (de la madrugada) y yo todavía dando vueltas en mi celda”. La actividad estaba por empezar. 

El Anexo 292 de la Institución Correccional de Bayamón alberga a los 16 estudiantes del proyecto piloto de estudios universitarios para la población penal entre la Universidad de Puerto Rico, recinto de Río Piedras (UPR-RP) y el Departamento de Corrección y Rehabilitación (DCR).

Profesores, guardias de la penitenciaría y familiares de los nuevos gallitos de la UPR-RP se reunieron recientemente junto a los reclusos para celebrar el cierre del primer año académico de este proyecto educativo.

Al encuentro también asistieron algunos funcionarios del Recinto de Río Piedras, en lo que fue la primera visita oficial del campus a la cárcel, encabezada con la presencia del rector Dr. Carlos Severino Valdez, quien al dirigirse a los estudiantes de la 292 se hizo eco de las palabras del filósofo Fernando Savater. “La libertad es tener la facultad de decir entre sí o no. A última instancia, la libertad es poder ejercer criterio y poder decidir sí o no con sabiduría, y para tener sabiduría hay que tener educación […] ustedes se están educando para ser más libres”, indicó Severino.

En la actividad, los “prepas” del Recinto 292, como ellos le han llamado, relataron las vivencias de cada uno sobre cómo su celda se convirtió en un espacio de transformación por medio de los cursos impartidos por los profesores de la UPR-RP.  Estos son el Dr. Fernando Picó, quien impartió los cursos relacionados a Humanidades; la Dra. Edna Benítez Laborde, que ofreció un Taller de Español, mientras la Dra. Wanda I. Ramos Rosado dictó el curso de Español.

El tiempo se detuvo en el anexo y los reclutas de máxima seguridad solo fueron lo que son, estudiantes presentando el último escrito para su clase. Tuvieron su turno al podio y declamaron parte de sus escritos y ofrecieron palabras de agradecimiento a los que hicieron posible el programa de estudio universitario en la cárcel, dando ánimos de que se continúe con los esfuerzos del proyecto.

“Nos dimos cuenta que la pluma es más fuerte que la espada”, declaró uno de los estudiantes quien abogó para que siguieran creyendo en las capacidades de los estudiantes en terminar sus estudios universitarios. Al mismo tiempo tuvieron la oportunidad de compartir, abrazar y sentir a sus seres queridos sin las ataduras de las cadenas.

Los profesores hicieron alarde del gran trabajo realizado por los estudiantes, quienes han mostrado dedicación y compromiso con sus clases e, incluso, se han dado la tarea de enseñar a otros confinados fuera del proyecto sobre lo aprendido en los cursos.

Por otro lado, en el grupo estaban diez estudiantes que participaron del Certamen Literario de la Facultad de Estudios Generales de la UPR-RP, de los cuales tres obtuvieron premios en las categorías de poesía, cuento y ensayo. La escritora y profesora Karen Sevilla, en representación del panel de jueces del certamen, entregó junto a Benítez los premios y alentó a los participantes a continuar en la búsqueda de su voz poética.

“Siempre cuando uno se está enfrentando a esa página en blanco, se está enfrentando con uno mismo y con esa emoción uno está recomenzando. [Ustedes] están volviendo a comenzar, no olviden eso, uno no vive en vano, ustedes tienen mucho que decir y tanto que mostrar”, sostuvo.

El programa piloto está dirigido a viabilizar el acceso de la población de confinados a estudios de nivel universitario como estrategia de apoyo al proceso de rehabilitación de esta población. También se realiza un proyecto piloto en la Escuela Industrial para Mujeres de Vega Alta. Los cursos ofrecidos, que son convalidados con créditos universitarios, son de educación general requeridos por todos los programas académicos del recinto de Río Piedras de la UPR.

El acuerdo suscrito el pasado septiembre entre la UPR-RP y el DCR nació inspirado en la iniciativa del versado historiador Fernando Picó, quien ha impartido clases en las cárceles de Puerto Rico por varias décadas y que ahora, gracias a esta iniciativa, ha logrado incluir por primera vez a los custodios de máxima seguridad al proceso educativo.

Por su parte, el secretario interino del DCR, José A. Aponte Carro, expresó que “este proyecto piloto de educación universitaria a confinados reafirma el compromiso con la búsqueda de alternativas que promuevan la rehabilitación. La idea inicial del gobernador Alejandro García Padilla sobre este proyecto hoy comienza a rendir frutos.

Concluyó que “en el DCR apoyamos este programa educativo desde el principio porque impacta de manera efectiva tanto a confinados como confinadas. Continuaremos trabajando en conjunto con la UPR para que se pueda expandir a otros confinados que puedan beneficiarse del mismo. Mi agradecimiento a la facultad académica de la UPR por su compromiso en favor de la rehabilitación".

Foto suministrada