¿Le gusta el cine? ¿Se ha dado la oportunidad de apreciar la cinematografía puertorriqueña? Lo pregunto, ya que lo que viene de Estados Unidos, y a esto me refiero al gran espectáculo “hollywoodense”, acapara toda la atención mediática y más que eso recibe un enorme apoyo del Estado en la Isla, en el que numerosos beneficios e incentivos se le brindan a esta industria en Puerto Rico. Parecería me atrevo a decir que se ha generalizado una percepción por otro lado errónea que el cine estadounidense merece una pleitesía en nuestro suelo, mientras la realidad es que el cine boricua puja contra cualquier obstáculo para salir airoso.
No es cuestión en ningún caso de menospreciar el séptimo arte que llega del norte para filmar en los parajes borincanos; además de exposición se logran empleos. Pero lo que es inaceptable es que todos los que conforman el cine boricua se vean ahora en una encrucijada y esto por la aprobación reciente del Proyecto de la Cámara 2487 que recorta presupuesto, hablamos de 4 millones, al Fondo Cinematográfico. Ya se ha asegurado que 13 películas podrían quedarse en un estado de suspensión si el Senado finalmente diera el visto bueno a dicha medida y, obviamente, nuestros gestores culturales, o sea, artistas, productores, directores, por nombrar algunos de la inmensa lista sentirían el embate a su labor.
De modo que una vez más se subestiman el arte y la cultura como un apéndice, una cosa accesoria que se puede desechar fácilmente. Mientras que en países como Argentina, por ejemplo, la industria cinematográfica cobra vasta importancia.
La noticia sobre la aprobación de este proyecto me causa temor y suspicacia. Y es que un país que relegue a sus obreros culturales y artísticos está condenado a un vacío identitario en nuestra ya compleja identidad nacional.
Crédito foto: Andy Wright, www.flickr.com, bajo licencia de Creative Commons (https://creativecommons.org/licenses/by/2.0/)