La tarea de la universidad es formar, antes que profesionales, buenos ciudadanos.
Carlos Gaviria Díaz
Algo muy grave va a suceder en este pueblo, sentencia un cuento de Gabo y, lo lamentable fue que
sucedió. A veces la realidad remeda a la ficción y no hay que esperar a que las cosas trágicas
sucedan. No esperar a que vengan los enemigos de la paz con una cerilla encendida y la arrojen
sobre la esperanza del pueblo colombiano y entonces se cumpla el rumor de que algo grave iba a
pasar.
La paz no es mantener el statu quo, nada más lejano, la paz es revolucionaria, porque a través de
ella se pretende cambiar, mediante métodos pacíficos, aquellas estructuras y relaciones que
marginan y niegan la dignidad de la mayoría de seres humanos.
En ese sentido, la universidad no puede quedarse a la espera del destino, sino que puede
contribuir a construir historia, participando activamente en la ampliación del debate sobre la paz,
volviéndola leitmotiv institucional y social. La universidad debe estar a la altura del papel que le
exige la sociedad y en este momento se están dando pasos fundamentales para dibujar el futuro
de la nación. Por la universidad pasa un grupo privilegiado de la sociedad que asumirá las riendas
de la producción, la orientación, sus regulaciones y críticas. Esa comunidad, tan importante en la
historia de una sociedad no puede ni debe renunciar a participar en la cimentación de su futuro.
En la Universidad, como en ningún otro espacio habita el conflicto, no puede vivir sin él y es tal vez
la mayor motivación para la vida en el campus.
Ahora bien, se concibe el conflicto como necesario e importante para que las sociedades se
transformen, la clave está en la forma de abordarlo, allí la apuesta es por las formas creativas y
pacíficas, es por ello que se trabaja para que las energías recaigan sobre la posibilidad que ofrece
el conflicto para pensar, debatir y cambiar aquellas estructuras obsoletas que benefician a unos
pocos. Los conflictos que se dan a nivel macro se reproducen en el micro, en todas las instancias
de la sociedad. La universidad, por lo tanto, no es ajena al conflicto, por el contario hace parte del
mismo, tanto a nivel interno como externo.
REDUNIPAZ encuentra que el conflicto político-armado colombiano ha estado mediado por
muchos factores estructurales e históricos, internos y externos, en los cuales la universidad debe
jugar un papel más activo.
REDUNIPAZ entiende que la universidad es por esencia el lugar de construcción de conocimiento
en el marco de la reflexión e investigación y del debate democrático para ponerlo al servicio de la
sociedad.
REDUNIPAZ encamina esfuerzos para que la comunidad universitaria en desarrollo de su
compromiso ético-político asuma el estudio e investigación de las causas y posibles soluciones al
conflicto social y armado que vive el país.
REDUNIPAZ plantea entonces que se requiere repensar la Universidad desde la perspectiva de su
papel en la construcción de la paz, lo que equivale a decir: una nueva universidad para un nuevo
país.
REDUNIPAZ, al respecto, propone:
1. Propiciar las condiciones para un Cese Multilateral de fuegos en la sociedad colombiana.
Parar todas las hostilidades, estableciendo de forma permanente procesos de
construcción de paz en diferentes espacios sociales, en los que todos los actores sociales,
políticos, económicos, culturales y armados puedan converger y participar directamente
con sus puntos de vista y propuestas sobre el tipo de sociedad que necesita el país, y en
los marcos de diálogos e interlocuciones en los escenarios en que actualmente se
adelantan las conversaciones de paz.
Convertir el campus universitario en un lugar donde cesen los silencios y las indiferencias
frente a las distintas formas de violencia cultural estructural y directa, que aquejan a la
sociedad y sus instituciones, para proceder sin demora a instalar la discusión en los
espacios de formación dentro y fuera de la universidad. Paralelamente, pedir que todos
los sectores que tratan las contradicciones mediante el ruido de las armas den paso a las
palabras para que permitan concertar los caminos que conducirán a crear escenarios
futuros de buen vivir para todos y todas.
2. Generar condiciones para que las universidades sean Espacios de Construcción de Paz.
De tal forma que se habiliten los campus universitarios colombianos -como el ágoradonde
se desarrollen diálogos, reflexiones y debates polifónicos, entre los actores en
conflicto (gobierno, sociedad civil e insurgencia), con el fin de elaborar propuestas para la
convivencia con justicia social, teniendo como referente los elementos centrales de la
construcción de paz para la superación del conflicto político-armado y social. Es decir,
articular la universidad al conflicto de una manera que corresponda con su papel de
formadora de seres humanos, de profesionales y de ciudadanos. Serán entonces
Territorios de Paz donde se desarrollen pedagogías de paz que aporten a la reflexión y
acción sobre el tratamiento no violento del conflicto político-armado.
Una buena forma de conjurar las atrocidades de la violencia es comprender su origen, su estado
actual, desarrollo y prospectiva. En esa comprensión las universidades tienen un trabajo
fundamental que hacer, además de los actos simbólicos, ayudar a interpretar las complejidades de
la realidad en la que vivimos y nos desarrollamos como seres humanos, históricos y sociales. Sólo
la voluntad del conjunto de la sociedad colombiana, puede levantar la confianza en la solución
política del conflicto armado y social, sentar las bases democráticas y de justicia social, para
encontrar caminos de paz en el crucial momento que vive Colombia.
Colombia, 9 de julio de 2015
Un saludo universitario y de paz,
Red Universitaria por la Paz