Mission Impossible y la nación gilipollas en acción

Cine caribe

Ver la última oferta de Mission Impossible: rogue nation (Dir. Christopher McQuarrie, EE. UU., 2015), es un deleite. Sobre todo cuando uno piensa que está bien un filme que es consistentemente no ético, inmoral y, sobre todo, que narra las barbaridades de la corrupción en lo que en teoría se conoce como terrorismo de Estado. Lo lindo es que uno lo pasa bien, se ríe, le parece ocurrente la actuación del actor y productor del filme Tom Cruise, quien desde la primera parte de esta saga de cinco filmes en 22 años siempre ha desempeñado el papel del actor principal, el agente Ethan Hunt.

La ocurrencia de la película, de vanagloriar el mal, antes que el bien común, se ve hasta en la traducción oportuna que se mercadea en Puerto Rico. En particular, dado el hecho de que “rogue nation” se ha traducido como las naciones del eje del mal, Estados fallidos, o mejor aún como le llaman en Madrid, España, Estados gilipollas. Es decir, la forma de llamarle “nación secreta” es un invento del mercadeo para no utilizar términos más ofensivos que nos vinculen a países como Libia, Somalia, o Siria.

Luego de esto, la película se desarrolla por lo menos en seis países, y cuatro continentes (África, América, Europa y Asia), y donde en una escena un tanto simplista, pero ocurrente, todo indica que el agente Hunt, una vez escapado de la red de la CIA, se esconde en La Habana. Ocurrente el “llamado del nombre” (name dropping) para impulsar la vinculación exótica a lo cubano.

Nada ha cambiado en la película, la cual sigue la lógica establecida en la serie de televisión de 1966 a 1973, que desarrolló una justificación para la política pública de juegos sucios que desarrolló la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés) contra todos sus enemigos ideológicos. Esto incluye a Fidel Castro, a quien desarrollaron 600 atentados contra su vida.

En fin, que si a usted le da igual, vaya a ver la última puesta en escena de la Fuerza de Misión Imposible (Impossible Mission Force, o IMF, como el banco) y diviértase sin preguntar mucho. Pero recuerde que Cruise y sus amigos en el filme personifican a empleados de la CIA que, con tal de hacer el bien, violan todas las leyes y mienten.

Para una noche de calor, tener un poco de aire y reír un rato, vaya a verla. Si usted cree en sus principios políticos y se opone al terrorismo de Estado, no la debe ver. Le puede ofender.