Las venas abiertas de América Latina: una reseña epistemológica

Crítica literaria
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¿Tenemos todo prohibido, salvo cruzarnos de brazos? -Eduardo Galeano

A unos cuatro meses de su partida, aún se siente el vacío irremediable que éste causó en el ámbito literario latinoamericano. Quisiera exponer unas ideas y de vez rendirle homenaje a Eduardo Galeano, pero de antemano quisiera pedirle mis más sinceras disculpas al lector por lo que en este trabajo intento hacer. La realidad es que no estoy capacitado para hacer una crítica de ninguna obra literaria compuesta por el genio que fue aquel humilde uruguayo. Las venas es una obra que retumba en la consciencia de aquellas personas ajenas a la condición del latinoamericano, pasado y presente. Hasta donde tengo entendido, no existía una obra comparable al momento de su publicación y me atrevo a decir que no se vuelve a publicar un texto semejante. Es un libro que combina elementos periodísticos y la poesía con una fluidez cuyo producto final es algo que, en mi opinión, va más allá de ser simplemente un libro de historia sino una obra de arte. Con el bolígrafo como su pincel y el cuaderno su lona, Galeano nos pinta una imagen que nos deja entender qué le pasó a nuestra América, aunque sea por lo menos un poco. Galeano fue el megáfono de un pueblo que llevaba en su espíritu cicatrices debido a una opresión que hasta nuestros días, corría (¿corre?) rampante. El hecho de que se publicó Las venas sólo dos años antes de que llegara la dictadura pinochetista a Chile nos dice la condición política del continente en aquel entonces.

Las venas abiertas de América Latina es un libro que relata los sucesos históricos de América Latina desde la época colombina hasta el siglo XX. Sin lugar a dudas, ha sido una de las lecturas que más he disfrutado. Pero, ¿qué me ha gustado tanto de esta obra? ¿Cómo yo sé que este libro no es algo más que una obra ficticia? Bertrand Russell decía que los tontos y fanáticos siempre estaban seguros de sí mismos y los sabios llenos de dudas. Es importante analizar a profundidad las cosas que uno lee, en especial cosas que podrían tener un impacto grandísimo en la perspectiva que mantenemos de nuestra historia y, a cambio, nuestro presente. En este trabajo intentaré desenmarañar Las venas para así conceder su veracidad. Nunca existe un objetivismo real, absoluto. Siempre, en cualquier obra, hay rasgos de subjetivismo y pienso que se ven de tres formas, las cuales analizaré próximamente.

No hay nada especial en escribir. Todo lo que haces es sentarte ante la máquina de escribir y sangrar. -Ernest Hemingway

Es menester reconocer que en cada obra literaria (o cualquier creación humana, realmente) existe un subjetivismo innegable. Es imposible no inyectarle, aunque sea sutilmente, rasgos de creencias y opiniones personales a una obra. Incluso, lo hago en este trabajo, aunque tal vez no sea tan sutil. Para analizar adecuadamente cualquier texto, tenemos que analizar también el trasfondo de la formación del autor. Las creencias no nacen espontáneamente, sino son producto de varios elementos que hay que entender para comprender la posición del artista.

Eduardo Germán María Hughes Galeano comenzó su carrera periodística a los catorce años, donde publicaba caricaturas políticas para una publicación uruguaya socialista, El Sol. No logró completar la escuela secundaria, ya que tuvo que irse a trabajar: fue mecánico de carros, recaudador, pintor de carteles, mensajero, mecanógrafo y cajero. Este detalle nos dice claramente por qué Galeano sostenía una inclinación izquierdista. Partimos de la premisa que en América Latina se sufría una inequidad económica mucho más marcada que hoy día (posiblemente uno pueda construir un planteamiento argumentando algo contrario, pero para efectos de este trabajo no entraremos en un debate sobre la veracidad de ese dato). Se puede asumir, que si se tuvo que ir a trabajar a los catorce, sus padres contaban con sueldos de subsistencia.

Así entonces, Galeano comienza a interesarse en la justicia social, y para aquel que le interesa la justicia social es inevitable involucrarse en la política. Existen numerosos ejemplos de individuos que tomaron algún camino parecido y, por ende, no entraremos en detalle. Como adolescente ya Galeano iba encarrilado en un camino hacia la izquierda; un camino que continuará hasta su muerte. Es posible que a esa corta edad no entendía a profundidad los conceptos socialistas o comunistas, pero sí pensaba que era una vía para que su pueblo se fugara del yugo del sufrimiento.

Entrando ya a la década de los años sesenta, Galeano entra en el apogeo de su carrera cuando trabaja como editor de la revista uruguaya Marcha. Su ideología política, podemos asumir, solo intensifica al pasar de los años. Luego del golpe de Estado de 1973 en Uruguay, donde fue encarcelado y después se vio forzado a huir del país, se estableció en Argentina. Desafortunadamente, pasan solo tres años, y cuando toma el poder la dictadura de Jorge Rafael Videla, y su nombre agregado a una lista de personas condenadas a la pena de muerte, nuevamente tiene que huir. Esta vez con España como su destino.

A todas estas, sigue ejerciendo su profesión como periodista en búsqueda de la verdad. Dijo Galeano que él era una persona obsesionada con recordar, y más recordar la historia de América Latina, una tierra condenada a la amnesia. ¿O tal vez será que la historia verdadera es ocultada para mantener el control del pueblo? Obviamente, mientras completa sus investigaciones periodísticas, simpatiza con personas de la izquierda y escribe en ese tono. No hay que leer mucho de Las venas para ver esa influencia claramente. Ni siquiera llega a las cincuenta páginas cuando dice: En el primer tomo de El capital, escribió Karl Marx: “El descubrimiento de los yacimientos de oro y plata de América, la cruzada de exterminio, esclavización y sepultamiento en las minas de la población aborigen, el comienzo de la conquista y el saqueo de las Indias Orientales, la conversión el continente africano en cazadero de esclavos negros: son todos hechos que señalan los albores de la era de producción capitalista. Estos procesos idílicos representan otros tantos factores fundamentales en el movimiento de la acumulación originaria”.

¿Habrá que mencionar algún otro ejemplo? A lo largo de todo la primera parte del texto, titulada La pobreza del hombre como resultado de la riqueza de la tierra, Galeano nos habla de la explotación de los recursos naturales por los países colonialistas desde el «descubrimiento» de América hasta el momento en que se publica el libro. Ver los sucesos históricos a través de ese lente, se podría argumentar, es un subjetivismo en sí. Es decir, la derecha y la izquierda puede que estén de acuerdo con los hechos, pero los van a ver de dos formas y con sentimientos totalmente diferentes. Es lo mismo cuando hoy día se discute la economía de Puerto Rico, se habla de la sección 936, subirle los impuestos a los ricos, etcétera. Esto explica por qué entonces Las venas fue censurado en Uruguay, Argentina, y en Chile por los regímenes militares. Otro dato importante es que esta discusión se da en el contexto de la Guerra Fría, donde el debate entre el capitalismo y el comunismo se encuentra en su esplendor. Es posible que si Eduardo Galeano se hubiese criado en las costas sureñas del estado de Florida, el tono de su obra hubiese sido totalmente diferente. Tal vez hubiese simpatizado más con el capitalismo, porque hubiese disfrutado de ello en lugar de ser víctima. Y es por esta razón que nos dice: "Al fin y al cabo, tampoco en nuestro tiempo la existencia de los centros ricos del capitalismo puede explicarse sin la existencia de las periferias pobres y sometidas: unos y otras integran el mismo sistema".

La ética debe acompañar siempre al periodismo, como el zumbido al moscardón. -Gabriel García Márquez

Otro aspecto importantísimo de las obras y en especial de aquellas que intentan relatar algún hecho verídico son las fuentes de información y su veracidad. Es realmente increíble las cosas que uno lee y hace pasar por verdadero, sin tan siquiera darle unos cinco minutos de análisis. Y esto se ha intensificado con el desarrollo de las redes sociales. Unos meses atrás vi una imagen que decía: “Lo bueno del internet es que uno puede escribir algo entre comillas, inventarse la fuente, y hacerlo creíble”. -Aristóteles. No conozco ni quien hizo la imagen, ni de dónde salió, pero el mensaje está claro. Debemos tener mucho cuidado al atribuirle una veracidad a algún dato o hecho.

De acuerdo a Galeano, le tomó unos cuatro años para recolectar la información que necesitaba y noventa noches para escribir el libro. Viajó por todas las Américas, donde entrevistó a un sinnúmero de personas. Se puede decir entonces que conocía la condición de aquellos países.

Incluso, hasta a la Universidad de Puerto Rico logró llegar, aunque esto fuese luego de la publicación de Las venas. Como también hemos analizado en la sección anterior, fue un individuo que se crió en el centro de la tormenta. Mientras escribo esto, la directora de nuestro departamento ha publicado en la revista cibernética 80grados un ensayo titulado “Las muertes por venir”, en donde habla primero sobre la muerte, literal y metafóricamente. Luego relaciona esas observaciones y plantea que lo mismo ha ocurrido con el ELA, diciéndonos “la muerte del ELA en Puerto Rico no ha sido un asunto fácil”. Pero, ¿habrá que irse lejos para entender que lo que dice es la realidad? Yo tengo veinticinco años y reconozco que el ELA está tomando sus últimos suspiros por el hecho de que me he criado aquí, conozco la situación, entiendo la situación. Lo mismo con Eduardo Galeano. Existe un factor intangible para el entendimiento que va más allá de las estadísticas.

Además de entrevistar varios campesinos y jornaleros, también utiliza fuentes secundarias.

Volviendo a la primera parte de la obra, cita a Sergio Bagú, historiador y filósofo político argentinoPaul Baran, economista marxista estadounidense; Andre Gunder Frank, historiador económico de descendencia estadounidense y alemana, entre otros. También cita documentaciones de organizaciones oficiales tales como la ONU, la CEPAL, y el Comité Interamericano de Desarrollo Agrícola. Habría que entrar en detalle de cada obra secundaria que utiliza, pero el tiempo no nos da.

Si partimos de la premisa de que aquellos historiadores citados son historiadores éticos, como nos dice Gabo, pues podemos decir que Las venas está lo suficientemente justificada, aunque sesgada a un lado (fíjese que los tres individuos antes mencionados tenían un ideal marxista, cosa que podríamos extrapolar y asumir que gran parte de las personas citadas compartían ese ideal).

Debemos estar preparados para encontrar la verdad porque una vez hallada se impone como imperativo contra nuestras propias creencias e ideologías. -Dennis Alicea

Un aspecto clave que muchas veces puede pasar desapercibido son las creencias de la persona observando la obra. Esto aplica tanto a una obra literaria como la que estamos analizamos como a una composición musical u obra pictórica. El cuerpo de creencias que una persona almacena va a dictar cómo interpreta aquellas obra y cómo interpreta el mundo que lo rodea. Y no tan sólo creencias, sino también aquellas creencias que están fundamentadas y pasan a definirse como conocimiento. Por ejemplo, un amigo que actualmente es piloto en la milicia estadounidense compartió un vídeo de los motines que han ocurrido en Baltimore en estos días diciendo que son títeres y criminales, desviando el tema completamente de la raíz del problema. Claro está, al tener una posición de admiración para los estadounidenses, le brindan un tipo de respeto. Por lo tanto, es poco probable que sufre algún tipo de discriminación racial. Al menos, explícitamente. Quiere decir entonces que no piensa que hay algún problema de racismo en Estados Unidos. Sus creencia de la sociedad estadounidense afecta la manera que interpreta los hechos en Baltimore.

Esto pasa con todo. Busque la canción titulada Divenire, del pianista italiano Ludovico Einaudi e interprétela para que vea que no le va sacar lo mismo que yo, o cualquier otra persona.

Posiblemente hayan personas que no estén de acuerdo con esta crítica. Esto es debido a sus creencias y cuando algo no está de acuerdo a sus creencias, las fundamentales, se resisten. Una persona que ya tiene tendencias izquierdista acepta más fácilmente los planteamientos en Las venas porque va de acuerdo a sus creencias fundamentales. Esto puede hacer que le adjudiquemos una veracidad a ciertas cosas sin mucho análisis y rechazar argumentos con fundamento. Y esto nos trae problemas porque entonces, ¿cómo llegamos a la verdad si nuestras creencias nos impiden el camino? Hay personas que piensan que el cambio ideológico ocurre de forma violenta. No necesariamente físicamente violenta, sino metafóricamente. Recordemos a Diógenes de Sinope y la manera en que radicalizó su filosofía para hacer llegar su punto.

Estos tres elementos que hemos analizados (el subjetivismo del autor, la veracidad de las fuentes utilizadas y el subjetivismo del receptor) combinan para formar la interpretación. Las venas abiertas de América Latina, sin lugar a dudas, es una obra sumamente importante para el ser latinoamericano. ¿Será porque es una realidad olvidada lo que pinta Galeano? Tal vez, pero no tenemos el tiempo para entrar en discusión sobre eso. ¿Será tal vez que es una obra ficticia que pretende revolcar la consciencia latina? Puede ser que sea nada más que un libro lleno de parábolas con solo un vislumbre de realidad histórica. Lo importante es entender que el conocimiento de todo tipo es falible, es como el agua: cambia de acuerdo al contexto que experimenta. Entender que cada obra, por más objetiva que pretende ser, tendrá siempre rasgos de opiniones. Las fuentes secundarias serán seleccionadas de tal forma para construir mejor su argumento, que mejor vaya con su propio ideal. Y el receptor aceptará o rechazará la tesis dependiendo de sus creencias también. Si el rompecabezas del conocimiento y creencias del autor tiene un espacio para una pieza, y la obra que lee llena la forma de la pieza, la acepta fácilmente. Si no, la rechaza por más fundamentada que esté.

Puede ser que usted, el lector, esté de acuerdo con mis planteamientos. Puede ser que no. Al igual que puede ser que una persona que lea Las venas abiertas de América Latina esté de acuerdo con lo que dice. Puede ser que no. Pero hay una cosa que no se puede negar, y es que pone a uno a pensar y reta el «conocimiento» de aquel entonces. Imaginemos que toda la obra de Galeano es nada más que otro cuento de ficción, exagerando las condiciones en la cuales vivían nuestros padres y abuelos. Es irrelevante. A través de nuestras vidas tenemos que asegurarnos de cultivar la consciencia, mantener la mente abierta, saber cuándo suspender el juicio y cuándo tener la valentía de defender lo que pensamos que sea cierto. Asegurarnos de cuestionar las cosas, pero sin rechazarlas solo porque nos saca de nuestra zona de confort. A veces estas creencias nos dominan y no nos permiten ver la realidad de las cosas. Pero la verdad se nos impone y nos vemos forzados a cuestionar nuestra visión del mundo. Y esto Eduardo Galeano lo ha logrado de forma exquisita.


Referencias:

 

- Las venas abiertas de América Latina, Eduardo Galeano, Siglo Veintiuno Editores, Argentina, 2010

 

- Artesanía de la escritura filósofica, Dennis Alicea, PhD, Ediciones Callejón, San Juan, 2014

 

- Las muertes por venir, Anayra Santoro, Phd, Revista 80grados, 1 de mayo de 2015, http://www.80grados.net/las-muertes-por-venir/

 

- Writer without borders, 14 de julio de 2006 In These Times, http://inthesetimes.com/article/2699

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