Todo el mundo habla de la impagable “deuda” financiera que tiene Puerto Rico con Estados Unidos. Sin embargo de lo que debemos estar hablando y de lo que todo puertorriqueño debe estar consciente, es de la inmensa deuda de Estados Unidos con Puerto Rico por los daños y perjuicios que nos han ocasionado como nación por más de 100 años de coloniaje, desde su invasión en 1898.
Desde su invasión el régimen estadounidense estableció un gobierno militar, donde el gobernador y los principales funcionarios de la isla eran nombrados directamente por el Presidente de Estados Unidos. Toda participación democrática le fue negada a Puerto Rico. Tomaron medidas como devaluar la moneda local, empobreciendo así a los comerciantes, propietarios y la población general en la isla. Se apropiaron de las mejores tierras formando grandes latifundios destinados al monocultivo de caña de azúcar. Lo cual junto con el control del comercio, los puertos y el sistema de aduanas le impedían a Puerto Rico tener la capacidad para establecer impuestos que protegieran la producción local, destruyeron nuestra agricultura. Así llevaron a Puerto Rico a ser uno de los lugares más pobres en todo el continente americano.
Esos primeros 50 años de cruda explotación colonial norteamericana suelen ocultarse, y no se le da mucho énfasis en nuestros libros de historia. En 1952, Estados Unidos engaña al mundo y a los puertorriqueños con la complicidad del PPD y el liderato político local, estableciendo el Estado Libre Asociado. Contrario al discurso de “gobierno propio”, el régimen estadounidense conservo prácticamente intactas las estructuras de dominación política-económica colonial.
La soberanía de la isla esta usurpada por el Congreso de USA, sus leyes rigen los destinos de la isla. Estados Unidos conserva el poder sobre los puertos, el espacio aéreo, la inmigración, y la representación diplomática o tratados comerciales., entre otros poderes. Puerto Rico no controla las variables políticas y económicas que podrían estimular el crecimiento económico y la creación de empleo para mejorar la calidad de vida de la población, conduciéndonos a la actual crisis en dependencia extrema y sin recursos fiscales para resolverla.
Ya es imposible ocultar el carácter colonial de la relación de Puerto Rico con Estados Unidos. Por definición, las colonias son para explotarlas en beneficio del colonizador, no para “ayudar” al colonizado, quien no tiene ninguna participación en las decisiones sobre el territorio que ocupa.
Por esta razón el colonialismo es considerado una variante de esclavitud y es ilegal ante el Derecho Internacional. Los puertorriqueños debemos tomar conciencia del engaño y el crimen contra Puerto Rico que constituye la permanencia de la dominación política estadounidense sobre la isla. Es Estados Unidos quien nos debe a nosotros por más de un siglo de explotación donde han extraído una cantidad mucho mayor de la que ahora nos reclaman como “deuda”. La deuda no es nuestra, ellos nos deben.
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