En CUNY analizan el caso de Puerto Rico y desmontan los mitos de la crisis

Economia Solidaria

El pasado 8 de septiembre, en la Universidad de la Ciudad de Nueva York (CUNY, por sus siglas en inglés), un grupo de académicos puertorriqueños, entre ellos el Dr. Héctor Cordero-Guzmán, de Baruch College, discutieron, analizaron y deconstruyeron el informe Krueger y los mitos que sirven de fundamento para las conclusiones del informe. En una fuerte y muy bien fundamentada presentación, el Dr. Cordero-Guzmán identificó seis mitos que subyacen a las propuestas del informe Krueger y demostró que cada uno de ellos es una mentira diseñada para justificar un tipo de política que no responde al bienestar de los puertorriqueños en general y que busca beneficiar a los intereses de las élites, con sus aliados, de la Isla.

Los mitos que sirven de fundamento para el informe Krueger, identificados por el Dr. Cordero-Guzmán, son los siguientes: que Puerto Rico tiene niveles bajos de escolaridad, que la gente no quiere trabajar, que los pagos de asistencia pública son muy generosos, que la asistencia pública es un desincentivo al trabajo y que los varones con capacidad de empleo reciben asistencia demasiado fácil, que el salario mínimo es muy alto y que los trabajadores, los empleados y los pobres son los culpables de la crisis económica. Cada uno de esos mitos los hemos escuchado continuamente los que vivimos en la Isla y para muchos, como dijo el Dr. Cordero-Guzmán, se han convertido en la verdad absoluta. No falta la persona que al hablar de asistencia pública tiene el cuento del pobre con tarjeta de la familia que se compra un carro o que compra mucha comida o el que se queja porque tiene las uñas hechas.

Hablando sobre el mito de que Puerto Rico es una economía de bajo capital humano y donde hay poca escolaridad, el Dr. Cordero-Guzmán demuestra que, en proporción, los niveles de graduación de escuela superior son semejantes a los de los estados y que según el grupo de edad, tenemos niveles de escolaridad universitaria comparables con muchos de los estados. Un reto que identifica el Dr. Cordero-Guzmán es el nivel de graduación universitaria. Aunque muchos estudiantes comienzan la universidad, seguimos teniendo bajos niveles de graduación de dichos programas.

El eterno mito de la vagancia de los puertorriqueños, originado obviamente en la condición colonial de nuestra población, es desmantelado por el análisis del Dr. Cordero-Guzmán, quien demuestra que en Puerto Rico entre 125,000 y 200,000 personas están buscando empleo en cualquier momento. El otro elemento que derrota la mentira de nuestra vagancia, según el Dr. Cordero-Guzmán, es la migración de los puertorriqueños, que fue cuantificada en unos 83,000 el año pasado. El Dr. Cordero-Guzmán indica que esa migración es de trabajadores, que no se van a vivir del cuento sino que son personas que han salido de la Isla para buscar trabajo. El análisis demuestra que en Puerto Rico hay una alta proporción de personas con alta escolaridad trabajando por salarios muy bajos y que el 17 por ciento de los que trabajaron entre 50 y 52 semanas viven bajo los niveles de pobreza.

Cuando se analiza el número de personas que reciben asistencia económica, para alimentos, en Puerto Rico y el nivel de ayudas comparado con otros estados se descubre que en el País hay una proporción menor de personas recibiendo ayudas, duran menos tiempo en el programa de asistencia económica y reciben, en proporción, menos ayuda que las personas en otros estados. En el caso de la relación entre la asistencia pública y el empleo, los números demuestran que no existe relación directa entre los ingresos por ayudas del estado y el desempleo. De hecho, el análisis tiende a demostrar que en la medida en que bajan las oportunidades de empleo es que hay un aumento en las personas que reciben algún tipo de asistencia económica.

Sobre el salario, el Dr. Cordero-Guzmán demuestra muy claramente que el problema en la Isla no es que el salario mínimo sea muy alto, sino que los salarios en general son muy bajos. Los números indican que actualmente Puerto Rico tiene los salarios más bajos de Estados Unidos, incluyendo a Guam y las Islas Vírgenes. Como parte de la mitología está el tema de la baja participación laboral, se indica que es casi el 40 por ciento. Pero el Dr. Cordero-Guzman demuestra que si se ajustan los criterios de la población, esa participación es del 69 por ciento y no del 40 por ciento como usualmente se dice. La estrategia es seguir fortaleciendo, por parte de las élites, la idea de que es la población la que no quiere trabajar.

Este tema es fundamental en la discusión sobre lo que hay que hacer en la Isla. Mientras que Krueger y otros argumentan en favor de reducir los derechos laborales, convertir a la Isla en un paraíso para los inversionistas y bajar el salario mínimo, la tendencia que podría llevar a la recuperación económica va en el sentido contrario. Para que Puerto Rico pueda salir de la crisis debe moverse hacia un mayor salario mínimo y un aumento general de los salarios. Hay que incentivar que las personas con educación superior encuentren empleos con salarios comparables a los que recibirán en Estados Unidos. Esa es la única manera de mitigar el problema de la migración.

El Dr. Cordero-Guzmán definitivamente coloca la discusión sobre el tema de la crisis en Puerto Rico en su justa perspectiva. El problema no es la población, el problema no es que la gente no quiere trabajar y el problema no es que somos vagos. El problema real de desarrollo en la Isla es que tenemos un sistema económico con bajos salarios que expulsa a la población fuera de la Isla. El asunto es que no somos vagos, sí queremos trabajar y nos movemos en búsqueda de empleos.

Por último, el Dr. Cordero-Guzmán hizo un llamado interesante. Si la diáspora debe comprometerse en el proceso de recuperación de la Isla, cosa que no está en duda, la población de la Isla debería reconocerle un derecho a la diáspora de participar más efectivamente. Un ejemplo de ello sería reconocerle el derecho a tener participación política dentro de la Isla con senadores y representantes de la diáspora. De esa manera, podríamos tener una estructura política que responda mejor tanto a los puertorriqueños dentro de la Isla y la diáspora que sigue siendo parte de la nación. Coincido con esa propuesta. Una nación más amplia en búsqueda de una solución para todos y todas.

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