¿Cambio Cultural en Bolivia?

Cultura

Crédito APFomentar una forma de cultura que nos identifique y nos defina, no es un proyecto fácil. En el tema de la justicia, forma y manera, las nociones que tenemos son más que nada de corte occidental, y las mismas reflejan muchos siglos de entender este fenómeno desde una sola mirada. En Bolivia, hoy se intenta un nuevo experimento que propicia un cambio cultural en el tema de la justicia.

 

El presidente Evo Morales propuso legislación para democratizar todas las instancias del sistema de justicia de dicho país. En particular, se intenta transformar el proceso de selección de los jueces. De forma novel para America Latina, aunque una tradición ya en los EE.UU., Bolivia intenta hoy implementar, por vía de una votación de elección, que el pueblo pueda dirigir sus destinos judiciales, eligiendo directamente a los jueces.

En principio la idea es una buena y encomiable. Sobre todo, cuando la tradición en la judictura de dicho país, como en la de muchos, es que los que acceden dicha posición judicial representan a los sectores sociales tradicionalmente poderosos. No obstante, la reacción popular ha sido contra el gobierno. En lo que parece una buena idea de democratización, ha caído la misma en los conflictos internos de dicho país donde distintos sectores sociales, de distintas clases e intereses económicos y etno-culturales, se han opuesto a dicha consulta.

En el caso de hoy, los bolivianos tienen el derecho de elegir los jueces de los cuatro niveles de la judicatura de dicho país: nueve del Tribunal Supremo de Justicia, siete del Tribunal Constitucional, siete del Tribunal Agroambiental y cinco del Consejo de la Magistratura, todos ellos con sus respectivos suplentes.

Aunque la comparecencia a la elección cumple con la práctica democrática de Bolivia, donde votar es una obligación de ley, al momento de la reducción de este ensayo, sobre 50% de los votantes inscritos habían cumplido con su deber. No obstante, y de forma curiosa, cerca de un 42% de los votos han sido declarados nulos, y un 40% han sido validos. Es decir, se cumplió con la ley, pero se le votó en contra – voto de castigo – al gobierno.

A pesar de los votos nulos, el mandato de ley exige la selección de los jueces. Los que votaron por la elección de los mismos, tendrían la oportunidad de resolver sus problemas sociales ante jueces que ellos mismos eligieron. En esta medida, lo que se promueve hoy en Bolivia es un importante cambio cultural en nuestra noción del acceso a la justicia. Por el contrario, para aquellos que votaron de forma nula, el resultado y su efecto en la vida diaria, carecerán de legitimidad.

Es difícil cantar victoria de un bando u otro. Lo importante es que se intenta hacer un cambio cultural, el cual promueve formas más democráticas de vida. Pero, por la reacción del pueblo según los informes de prensa van surgiendo, el apoyo al presidente Morales y a la gestión de gobierno, han sido cuestionados. Lamentablemente, lo que aparenta ser un paso importante en nuestras nociones de cómo se imparte la justicia, es cuestionado hoy.

Los cambios culturales, en este caso más acceso al decir del pueblo en los procesos de la justicia, deberían representar un estimulo positivo. Pero por lo que se experimenta en el caso de Bolivia, y reconociendo las contradicciones internas que vive dicho país, nos hace pensar en la lentitud en que se entienden y reflejan los nuevos comportamientos sociales, los cuales crean una nueva forma cultural de vida.