Integrar los conocimientos indígenas con la experiencia científica puede contribuir a mitigar los riesgos de desastres

Salud
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La OPS/OMS pide que haya más colaboración entre los gobiernos y las comunidades indígenas en los preparativos para emergencias y desastres

Washington, D.C - La participación de las comunidades indígenas en las actividades de reducción del riesgo de desastres, puede salvar vidas durante catástrofes, señalaron expertos de la Organización Panamericana de la Salud/Organización Mundial de la Salud (OPS/OMS) en el Día Internacional para la Reducción de Desastres 2015 (ayer).

Reconociendo que los métodos convencionales de preparativos y mitigación de desastres han dejado al margen a los pueblos indígenas y a sus conocimientos, la OPS/OMS llama a desarrollar nuevos modelos de reducción del riesgo de desastres, basados en una estrecha colaboración con las comunidades que a menudo son las más afectadas por las catástrofes, tanto naturales como las causadas por el hombre.

En septiembre de 2014, por primera vez delegados indígenas de 10 países de las Américas se reunieron en Vancouver, Canadá, durante dos días de trabajo, convocados por la OPS/OMS y con el coauspicio de la Alianza de Salud de la Frontera Pacifico-Noroeste: Grupo de Trabajo sobre Pueblos Indígenas (Pacific NorthWest Border Health Alliance: Workgroup on Indigenous Peoples.). Una recomendación clave de esta reunión fue que, para ser eficaces, las iniciativas de reducción del riesgo de desastres deben ser elaboradas con la plena participación de los pueblos indígenas.

Esta conclusión es también el tema central del Día Internacional para la Reducción de Desastres—el 13 de octubre— patrocinado por las Naciones Unidas desde 1989, y que se celebra anualmente para realzar los conocimientos sobre el tema. En los últimos años, estas campañas de sensibilización se ha centrado en los grupos considerados más vulnerables a los desastres: niños y niñas, mujeres, los discapacitados y los ancianos. El tema de este año, "Conocimiento para la Vida", refleja la creciente conciencia de que el aprovechamiento de los conocimientos locales y las comunidades indígenas salva vidas.

"Lo que es cierto con respecto a los pueblos indígenas de todo el mundo es aun más cierto en las Américas", dijo Ciro Ugarte, director del Programa de Preparativos para Emergencias y Socorro en Casos de Desastres de la OPS/OMS. "¿Quién sabe más de sus tierras y de su medio ambiente que las mismas personas que conviven con él? Tenemos que escuchar a los grupos indígenas y, con ellos, elaborar soluciones que se originan desde abajo hacia arriba", subrayó.

Por décadas, la ciencia convencional sobre los desastres y la formulación de políticas ha marginalizado los conocimientos y prácticas tradicionales indígenas, sobre todo en los países industrializados occidentales. Sin embargo, desde que ocurrió el tsunami del Océano Índico en 2004—donde la falta de comunicación y la comprensión de los pueblos indígenas cercanos al mar costó la vida de miles de personas—la investigación sobre los desastres se ha centrado, cada vez más, en la incorporación de los conocimientos indígenas y científicos para reducir más eficazmente el riesgo, mejorar la respuesta y la recuperación, y adaptarse, a largo plazo, al cambio climático.

Más de 60 millones de personas indígenas viven en las Américas. A menudo se encuentran en comunidades empobrecidas, aisladas y discriminadas; a menudo carecen de acceso a servicios de salud, transporte, agua potable y saneamiento adecuado, lo que los hace particularmente vulnerables cuando ocurre un desastre. Enfermedades como la tuberculosis y la malaria afectan de manera desproporcionada a sus comunidades, pese a los avances logrados por las autoridades de salud pública para llegar a ellos con vacunas y tratamientos.

El cambio climático exacerba aún más las dificultades que enfrentan las comunidades indígenas vulnerables. La deforestación y la fragmentación de los bosques en el Amazonas, el derretimiento del hielo en el Ártico, los niveles del mar y la acidificación de los océanos ponen a los grupos indígenas en peligro cuando ocurren eventos climáticos extremos.

En Perú, un país con 52 grupos indígenas, nuevas carreteras construidas en las laderas orientales de los Andes han llevado a un aumento en el número de deslizamientos de tierra desde la década de 1980.

En México, los indígenas tarahumaras se vieron gravemente afectados por la sequía de 2012, que redujo sus cosechas de maíz y frijol.

Además, a través de las Américas, los pueblos indígenas a menudo viven en las laderas de las montañas escarpadas, las zonas costeras y en otras tierras de alto riesgo de terremotos, deslizamientos, avalanchas, huracanes e inundaciones.

Pese a los riesgos a los que se enfrentan las personas indígenas en las Américas, como en otras partes del mundo, las organizaciones gubernamentales están dominadas por los tomadores de decisiones no indígenas, quienes son los que suelen preparar leyes y planes de respuesta a desastres. Los pueblos indígenas a menudo no tienen suficientes oportunidades para participar en su diseño, ejecución, seguimiento y evaluación.

La OPS/OMS está trabajando con sus Estados Miembros y organismos asociados, especialmente con los grupos indígenas, para incorporar en la planificación para desastres acciones para mitigar su impacto sobre los pueblos indígenas. Entre ellas, figuran:

  • Asegurar la contribución de los pueblos indígenas y su conocimiento cultural y ambiental en el desarrollo e implementación de los planes nacionales de reducción del riesgo de desastres.
  • La integración de la perspectiva indígena en los planes nacionales de desastres que refleja cómo el cambio climático está contribuyendo al aumento del riesgo de desastres en estas comunidades.
  • Considerar la manera en la que el desarrollo de infraestructura y el cambio climático impacta la vulnerabilidad a los desastres de los pueblos indígenas.
  • Colaborar con los grupos indígenas en el diseño e implementación de sistemas de alerta temprana con el fin de garantizar su pertinencia lingüística y cultural.
  • Alentar a los grupos indígenas a desarrollar, con la participación de toda la comunidad, sus propios planes y estrategias que incluyen planes de contingencia viables para proteger la vida, el sustento y la infraestructura crítica de reducción de la preparación y de riesgos a nivel comunitario.

Crédito foto: Comisión Interamericana de Derechos Humanos, www.flickr.com, bajo licencia de Creative Commons (https://creativecommons.org/licenses/by-sa/2.0/)