Deterioro y renacimiento de los cascos urbanos

Economia Solidaria

altEl deterioro que vive la mayoría de los cascos urbanos de los municipios de Puerto Rico no necesariamente es reflejo de la crisis socioeconómica que vive la Isla, aseguró el educador Rubén Asencio.

“No podemos culpar del abandono y deterioro de los cascos urbanos a la aparente crisis socioeconómica que vive el País”, dijo Asencio. “Es más, muchas veces es cuestionable si existe una crisis económica cuando vemos los centros comerciales repletos y la gente comprando desmedidamente, sin pensar en cómo pagar las deudas en las que incurren”.

El despoblamiento de los cascos urbanos y, por ende, el cierre de los comercios, fue un proceso que comenzó en Puerto Rico a finales de la década de los años cincuenta, señaló el historiador coameño Luis Caldera.

“Puerto Nuevo en los 40 fue el inicio de la construcción de las urbanizaciones en el País, pero no es entre los años 50 y principio de los 80 que proliferó la construcción de este nuevo concepto habitacional a través de todo el País”, indicó Caldera. “Se forjó la idea de que comprar en una urbanización era símbolo de progreso. Poco a poco, las nuevas familias fueron abandonando los cascos urbanos y los barrios para mudarse a las nuevas urbanizaciones, símbolo de estatus económico”.

Con la mudanza de las familias a las urbanizaciones se adoptó el estilo estadounidense de agrupar en un solo sitio los comercios, así nacieron los primeros centros comerciales, puntualizó Caldera.

“Las urbanizaciones abrieron paso a la agrupación de los comercios en centros para facilitar las compras”, destacó Caldera. “Los primeros surgieron en el área metropolitana y de allí se extendieron primero a las ciudades principales, como Ponce y Mayagüez, y luego al resto del País. A finales de los 60, con el nacimiento de Plaza Las Américas, se crearon los mega centros comerciales que poco a poco desplazaron a los primeros”.

Los cascos urbanos no pudieron competir con la campaña que iniciaron los constructores y los desarrolladores de urbanizaciones y centros comerciales que los describían como “sitios anticuados y peligrosos habitados por pobres y perdedores”, comentó el agente de bienes raíces José Vélez.

“Los constructores y desarrolladores aliados al Gobierno de Puerto Rico iniciaron una campaña que asestó un golpe mortífero a los núcleos urbanos”, aseguró Vélez. “Los centros urbanos se convirtieron en el símbolo de lo anticuado y sus residentes en perdedores. La avaricia y el egoísmo, mezclado con el deseo de progreso, asesinaron el comercio urbano”.

Es triste caminar por los cascos urbanos de los municipios de Puerto Rico.

Lugares que una vez pulularon con cientos de transeúntes, son ahora desiertos tenebrosos. Los cascos urbanos de Mayagüez, Ponce, Cayey, Humacao, languidecen por el gran número de locales comerciales cerrados. Las casas cerradas y muchas deterioradas son esqueletos arquitectónicos que son blanco fácil de ladrones que los desmantelan en un abrir y cerrar de ojos o dan paso a puntos de drogas y hospitalillos para narcómanos.

Ejemplo de la crisis habitacional y comercial por la que atraviesa la mayoría de los centros urbanos boricuas es Mayagüez.

Luz Elena Sánchez Linarez, natural de Mayagüez, expresó la desolación que todos sentimos al volver a nuestros pueblos como visitantes y enfrentamos al abandono y deterioro de su casco urbano.

“Todos los años cuando visitaba la Isla, lo primordial para mí era ir al pueblo para caminar sus calles y hacer mis compras”, contó Sánchez. “Cuando Felipe García (tienda emblemática del casco urbano mayagüezano) cerró, ahí empezó el deterioro... Ya no veías gente caminando por las calles… Fui al pueblo y mi prima me sugirió que por ciertas calles no pasara... y me quede pensando ¿por qué? si yo caminé esas calles toda mi vida sola y nunca nadie me hizo nada… de todas maneras fuimos a pasear, pero sin bajarnos del carro... ¡Cómo lloré! y pensaba ¿dónde está el Mayagüez que conozco?”.

Algo similar siente Milagros Sánchez Feliciano, quien hace trece años se mudó de la Sultana del Oeste.

“Me daba terror (las condiciones de abandono y deterioro), pienso que los pueblos no evolucionan si no hay grandes cambios, como los seres humanos... ¡Muy triste y lamentable!”.

Para Elizabeth Heyliger, quien vive en la ciudad, el dolor es aún mayor.

“Imagina cómo me siento yo que observo diariamente este panorama. Es mi cuna, es mi gente y siento que se viene abajo. No hay culpas ni culpables, no es mi estilo. Creo que todos conocemos los resultados de cuando algo no funciona. Pero yo casi lloro y me pregunto si Dios me dará vida para volver a ver a mi Mayagüez renacer”.

A pesar del deterioro que prolifera en los pueblos de la Isla, existen voces que confían que este periodo concluirá y habrá un nuevo renacer.

“Lo estoy viendo y solo puedo decir ‘no hay derecho’, y confío en que todo lo que sucede siempre es para mejor. Cuando se toca fondo, solo queda subir. No hay de otra”, enfatizó Baldomero Córes.

Los dedos acusatorios apuntan hacia la clase política del País.

Hablando sobres las causas, Pocho Archilla expresó que los cascos urbanos son víctimas comerciales de la “oferta y demanda, es el efecto del dominó”. Sin embargo, es enfático al indicar que el deterioro es culpa de la falta de liderazgo político. “Cuando no hay liderazgo político gubernamental, no hay resultados para resolver y/o suplir las necesidades del pueblo”, sostuvo José Miguel Garofalo Fernández.

José Miguel Garofalo Fernández es contundente al decir que “los pueblos se derrumban, pero los políticos engordan sus arcas”.

Luis Reina, por su parte, expuso que las leyes son culpables del deterioro económico del País, pero al igual que Pocho Archilla y Baldomero Córes son partidarios de que este proceso creado por los políticos terminará cuando el pueblo tome acción.

“Un día, el pueblo dirá, ¡Basta YA! No se puede subestimar el poder de un pueblo”, afirmó Baldomero Córes.

De otro modo, Pocho Archilla manifestó que los puertorriqueños “preferimos tapar los problemas, justificarlos antes que enfrentarlos, mira lo que tomó sacar a la Marina de Vieques y Culebra... Eso es el pueblo, somos el corderito del escudo, somos dejaos y a la buena de Dios”.

Sin embargo, otros aciertan a ver el cambio. Elizabeth Heyliger describió el despunte comercial que están viviendo pueblos como Yauco, Aguadilla y Aguada.

“En estos días tuve mucho contacto con el casco urbano y comercial de Yauco y vi un comercio activo y productivo. Un centro comercial lleno y el casco urbano también. No lo podía creer”.

El Gobierno de Puerto Rico, imitando a los movimientos comerciales y poblacionales de la metrópoli, asestó un golpe a los cascos urbanos con su política progresista y de rechazo a la agricultura y a los núcleos urbanos tradicionales. Sin embargo, mientras que en Estados Unidos se inició una política para repoblar y fortalecer los cascos urbanos en la década de los años ochenta, el archipiélago se ha quedado rezagado.

Ejemplos exitosos de la política del Gobierno federal para revitalizar los centros urbanos en la década de los años ochenta lo son la Ciudad de Nueva York y otras más pequeñas como Newark y Clinton en Nueva Jersey, por mencionar algunos ejemplos.

Estas ciudades vieron un renacer poblacional, económico y cultural. Pero estos proyectos fueron exitosos no solo por la iniciativa gubernamental, sino porque contaron con el apoyo de exresidentes, cuyos recuerdos de una infancia feliz los acopiaron a unirse para aportar ideas y recursos económicos para lograr restablecer la gloria de las ciudades de su infancia.

“La visión estadounidense enfatiza cascos urbanos que son grandes centros socioculturales. Los espectáculos teatrales, los eventos folclóricos, los restaurantes, las tiendas de souvenirs, colmados… todo aquello que cale profundo en la psiquis emocional y que estimule el querer vivir en un paraíso idóneo para disfrutar la vida, criar hijos o jubilarse”, mencionó Asencio.

Las nuevas directivas del Gobierno federal para Puerto Rico están dirigidas hacia esa iniciativa, revitalizar los cascos urbanos, repoblándolos a la vez que se estimula el comercio, creando demanda. Esta estrategia enfatiza la protección de los recursos naturales, especialmente los acuíferos. Hay recursos económicos disponibles para desarrollar viviendas y comercios en los cascos urbanos.

Estas estrategias serán exitosas si todos colaboramos y ponemos nuestro granito de arena. Es hora de apoyar el renacimiento de los cascos urbanos tradicionales.

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