La crisis en la salud en Puerto Rico: una mirada interna

Economia Solidaria

(San Juan, 10:00 a.m.) Puerto Rico se enfrenta a la mayor crisis de salud en su historia, pero las alternativas para evitar el descalabro del sistema público de salubridad son imposibles de implementar por el gobierno de Puerto Rico, asegura Dennis González, subdirector de la Región II de Salud Federal (Department of Health and Human Services, Región II), qué incluye además de Puerto Rico las jurisdicciones de Nueva York, Nueva Jersey e Islas Vírgenes.

“Solo hay dos acciones que el gobierno de Puerto Rico puede tomar para evitar el descalabro fiscal de Mi Salud”, indica González. “El primero es recortar servicios a los afiliados y el segundo aumentar los parámetros de elegibilidad para eliminar beneficiarios. Ambas acciones conllevan decisiones inhumanas que el gobierno no implementará”, indica González.

La decisión final del futuro de la salud en Puerto Rico está en manos del Congreso de los Estados Unidos, señala González. “Puerto Rico solo puede hacerle frente al problema económico que enfrenta Mi Salud, si el Congreso incrementa los fondos de Medicaid que recibe el Estado Libre Asociado”.

El problema se agravará en el 2019 cuando los fondos de “Obama Care” se terminen, puntualiza González.

“La crisis no ha alcanzado su peor momento porque todavía Mi Salud cuenta con los fondos especiales de “Obama Care”. Esta asignación concluye en el 2019, pero se estima que debido a los altos costos del programa de salud, se terminen para el 2017¨.

“Obama Care”, explica el funcionario, es el programa especial que creó el gobierno federal, bajo los auspicios de la Casa Blanca, para ayudar a las familias trabajadoras que no tienen planes de salud porque sus ingresos no le permiten afiliarse a Medicaid, el programa de salud federal para familias de bajo o muy bajas ingresos. Las familias, con el suplemento que provee el gobierno, pueden afiliarse a un plan de salud. “Obama Care” ha sido duramente criticado por el Congreso republicano, por lo que se espera, sus fondos no sean renovados.

Existen cuatro problemas que han contribuido a la situación fiscal que enfrenta el programa de salud pública en la Isla, indica González.

“Puerto Rico, contrario a los estados y otros territorios, tiene un límite en la cantidad de fondos federales de Medicaid que puede recibir. Esto representa una complicación mayor para un territorio pobre donde gran parte de la población depende del sistema público de salud. Injustamente, este límite también restringe la calidad de los servicios que el paciente recibe. Hay tratamientos médicos que Mi Salud cubre parcialmente o no los cubre, impidiendo que el paciente tenga acceso a servicios óptimos porque no los puede costear”.

El segundo problema, señala González, es que Puerto Rico tiene “una sociedad envejeciente que va en aumento, pero los fondos de Medicare también tienen un límite”.

“La población envejeciente que recibe Medicare es también elegible a los fondos de Medicaid debido al alto nivel de pobreza que tiene Puerto Rico. Esta situación impone una carga mayor al sistema de salud pública. Sin embargo, aun con ambos beneficios, los altos costos de la salud limitan la calidad del tratamiento que el paciente puede obtener”.

Para completar el panorama, la situación económica del país ha obligado a muchos médicos, especialmente a los especialistas, a mudarse del país.

“En los últimos cinco años, Puerto Rico ha perdido un tercio de sus médicos. Esto conlleva un aumento en el costo de servicios porque los pocos que van quedando tienen mayores gastos para enfrenta los costos de los seguros y otros gastos que tienen que cubrir los galenos. El aumento pasa automáticamente al paciente”.

El cuarto y último factor es que los hospitales en Puerto Rico no tienen la capacidad para costear un programa de residentes que dé cabida a todos los egresados de las escuelas de medicina del país.

“Todo médico cuando se gradúa tiene que cumplir con un programa de residencia en un hospital por tres años. Los hospitales en la Isla no tienen plazas suficientes. La mitad de los médicos egresados hacen su residencia en hospitales en los Estados Unidos; muchos no regresan debido a las excelentes ofertas de empleo que reciben, incluyendo salarios más altos”.

Explica el funcionario que además de estos problemas existe un factor histórico.

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