2016: ¿año nuevo sin resoluciones?

Voces Emergentes

Comenzar cada año con nuevas fuerzas es casi una obligación impuesta, por lo menos yo lo veo así. Luego de 365 días de camino recorrido, luchas, puertas abiertas y otras cerradas, esa noche número 365 se nos hace un nudo en el pecho, que no podemos negar nos causa un poco de dolor. Es que a los seres humanos se nos hace tan difícil el cambio, que hasta algo tan normal como le comenzar un año es aterrador, por más celebración que hagamos al recibirlo, la incertidumbre nos abraza.

Es esta incertidumbre y el miedo a fracasar lo que nos lleva a escribir las largas listas de "resoluciones de año nuevo". Esta necesidad de "control" que nace del mismo miedo, la saciamos con planes a largo y corto plazo, que siendo totalmente honestos, en muchas ocasiones sólo nos sirve de placebo o para apaciguar la angustia de sentirnos perdidos ante lo desconocido. Esto realmente no es de tanta ayuda, no puedo serlo, se supone que comenzar en una nueva página sea algo liberador, no una carga emocional.

Es por lo que he renunciado a las resoluciones. Llevo cinco años que en vez de redactar una lista de "cosas que lograr", hago un inventario honesto de todo lo logrado, aprendido y rebasado. Converso conmigo misma dándome permiso a evaluarme con empatía. Han sido cinco años en los que, con todas las altas y bajas, he evolucionado en muchos aspectos de mi vida, sintiéndome más complacida y satisfecha conmigo misma, ayudándome de esta manera a mantenerme enfocada en mí y en lograr mis metas. Desde que he adoptado esta costumbre, he logrado amarme más, porque me conozco mejor y esto, me lleva a amar más a mis semejantes porque puedo verme en ellos.

No tengo nada en contra de la planificación, sin ella no podría lograr mis proyectos. Más para mí es muy importante la evaluación y la validación. ¿De qué me vale planificar un año entero sin antes haber evaluado el vivido? Hay muchas más probabilidades de errar cuando no pasamos inventario, cuando no nos detenemos auto analizar lo que hemos logrado y lo que no pudimos lograr. Además, eso de contar las bendiciones y logros del año que se nos fue, es una manera muy positiva de comenzar el año que nos está abriendo sus puertas. Cuando vemos lo que hemos sido capaces de lograr, nos sentimos más seguros de lo podemos lograr en el futuro.

Este nuevo año 2016, viene con sus manos llenas, es de nosotros recibirlo con las nuestras totalmente vacías, para lograr nuevas páginas en nuestras vidas. Hagamos inventario de nuestros logros y que las resoluciones sean producto del mismo.

Crédito foto: Martín Cura, www.flickr.com, bajo licencia de Creative Commons (https://creativecommons.org/publicdomain/mark/1.0/)