Martin Luther King y el legado imperial de Barak Obama para Puerto Rico

Economia Solidaria

(San Juan, 12:00 p.m.) Dentro de la mitología clásica Martin Luther King es un héroe de los derechos humanos y de la lucha por la integración del negro en los Estados Unidos. Al menos esa es la imagen que se quiere exaltar cuando se celebra su nacimiento.

Un héroe que intentó integrar a los sectores negros en la sociedad del sueño americano. Esa sociedad del sueño materialista, consumista e imperial. Pero existe otro rostro de Martin Luther King que se ha ocultado. El rostro del grito en contra del expansionismo imperial de Estados Unidos. El rostro del grito que denuncia que América no era sino que sería si no perdía su alma.

Martin Luther King fue un activista de los derechos civiles pero al final de su vida encontró que los derechos de los negros dentro de Estados Unidos estaban atados a los derechos de los vietnamitas, de los guatemaltecos y de los oprimidos de la tierra. Al final de su vida Martin Luther King se encontró con el legado radical de Malcolm X y descubrió que la suerte de los negros de los guetos de las ciudades en Estados Unidos es la misma que la de las victimas del imperialismo de Estados Unidos en el resto del mundo.

El 4 de abril de 1967, exactamente un año antes de su asesinato, Martin Luther King pronunció el primer discurso sobre Vietnam. En el mismo daba razones para convertirse en un activista en favor de la paz y en contra de las experiencias imperiales norteamericanas en el exterior. En su discurso Martin Luther King denuncia el papel de su país en el mundo. Citando a John F. Kennedy, paradójicamente, cuando dice que si se imposibilitan las revoluciones pacíficas se estimulan las revoluciones violentas, Martin Luther King denuncia que Estados Unidos se ha convertido en el principal escollo para que se puedan dar las revoluciones pacíficas y que se ha convertido así en el mayor exportador de violencia del mundo. En el discurso Martin Luther King afirma que si alguna vez el alma de América (Estados Unidos) se pierde en la autopsia se encontrará la palabra Vietnam. Vietnam será la tumba de Estados Unidos, o el Salvador, o Cuba, o Puerto Rico o Irak y Afganistán. El imperialismo de su país será la marca de la muerte del mismo sueño del que antes habló Martín Luther King.

Es interesante que Martin Luther King no habla por primera vez de Vietnam en ese discurso tan famoso, el 4 de abril del 67, sino que antes ya había hablado de dicho conflicto en Puerto Rico. Luis Rivera Pagán en su ensayo Martin Luther King: Una memoria entre Praga y San Juan habla sobre las primeras manifestaciones de King cuando estaba comenzando a explorar las dimensiones internacionales de su pensamiento. En dicho ensayo que se incluye como apéndice del libro del Dr. William Fred Santiago, Venceremos, Rivera Pagán, hablando sobre la visita de King en el 1962 a Puerto Rico, dice que “(a)l buen observador, o más bien oidor atento, no podía escapársele los despuntes en el pensamiento de King de una censura radical a la militarización de la política exterior norteamericana”.

Las palabras de King en su visita a Puerto Rico motivaron que Justo González, profesor del Seminario Evangélico de Puerto Rico, reflexionara diciendo que “(e)l sueño era también sobre la liberación de todos los pueblos esclavizados y oprimidos en cualquier lugar del mundo”, según lo cita Rivera Pagán en su ensayo, reflexión que fue publicada por González en el libro I have a dream: Martin Luther King and the future of Multicultural America.

Es importante el papel de Puerto Rico en este desarrollo del pensamiento de Martin Luther King y también el contexto en el que hoy regresamos a este legado radical. Si es radical la palabra de King cuando habla del papel imperial de su nación es mucho más radical señalar que el legado de Barak Obama ha traicionado esa palabra anti-imperial. En medio del mundo del uso de los Drones para asesinar sin debido proceso de ley. En el mundo de las nuevas tecnologías que lesionan nuestra privacidad y el mundo del imperio sin antifaz que se ha descubierto esta semana en el Tribunal Supremo de Estados Unidos el grito de denuncia de Martin Luther King se hace cada vez más relevante.

Es el imperio sin ambages el que se impone cuando el Departamento de Justicia Federal afirma que el Congreso tiene poder pleno sobre Puerto Rico. Es un acto de imperialismo de mayor gravedad cuando esa es la política pública del primer presidente negro, heredero simbólicamente del legado de King. Es ese legado el que se ve tronchado cuando seguimos en el mismo sitial colonial que estábamos cuando Martin Luther King nos visitó en el 1962 y el 1965.

Esperemos que esas palabras resuenen en los oídos de los cristianos hoy y que sepamos ser herederos, continuadores y creadores de una nueva tradición radical. Esperemos que sepamos reconstruir el legado de King en su plena radicalidad. Esperemos que al final podamos decir con Luis Rivera Pagán, como dice al final de su ensayo, “y el sueño perdura aún…”

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