Los tiempos revueltos de la memoria

Caribe Hoy

“No vaya usted tan de prisa querido cronista

ni persiga la piedra filosofal de la estética

en este espectáculo con tanta impaciencia.

Me permito pedirle, un poco de calma.”

-Mauricio Bacarisse

Kinescopio

Elogio de lo pasajero

Tiempos revueltos, estos 365 días contados del año 2015 en el Siglo XXI. Quizá en mucho tiempo se recordará este año por su majestad triste de las revelaciones y ya en el puntero de la irresolución política.

Ha llegado todo al manifiesto de la ebullición. Creo que es bueno y jamás un aliento de retroceso. Nosotros los puertorriqueños, tenemos que elegir un camino hacia otro estado de supervivencia; nosotros los puertorriqueños, necesitamos las nuevas previsiones de la crisis. No vaya a ser que se nos olvide y esta vez, venga la hecatombe. Me digo que tiene que suceder algo que nos convoque, nos alerte, nos sacuda a vernos, y a ver el país. Me digo que el escapismo que practicamos en nuestra imaginería diaria, debe detenerse; nada nos resuelve el ya erosionado “voto de castigo”. ¿Acaso nunca se responderá la pregunta puesta en el tapete por Pedro Albizu Campos, “o somos yanquis o somos puertorriqueños”?

Pero no nos hemos detenido a pensar, qué y cómo debemos ser. Reflexiono sobre este dilema que año tras año nos sigue condicionando el bruto dormir que practicamos. Para empezar, no tenemos un líder. La apariencia corre muy debajo de la inteligencia, de la voluntad, de la eficacia; vamos, nada va con la realidad que necesitamos. García Padilla, fatigado por los punteros heredados de otras administraciones y sus propios errores intenta asumir la cuenta regresiva de su gobierno. A excepción de los sectores tradicionales que siempre en su vanguardia intentan presentar bajo protesta la necesidad de nuevos derroteros, el resto…duerme. Echamos de menos un verdadero Paro Nacional.

Una protesta masiva donde todo obrero abandone su maquinaria, cada maestro su salón de clases la mejor lección a tus discípulos es llevarlos a creer en la opción de hacer la diferencia-cada empleado en cada oficina, cada estudiante, cada joven, cada ciudadano, en el mensaje claro de que el golpe lo dará el pueblo, no los políticos. Como resolución del año proponernos ganar conciencia sobre los problemas que nos aquejan, y sumarse a combatirlos, desde la pancarta, la poesía, las artes, desde cualquier lugar indiferente al tiempo. Los tiempos revueltos tienen la maravilla de provocar cambios; seamos de esta nueva vorágine, nuestros propios salvadores. Allí está la gente, hay nuevos partidos con propuestas novísimas, sedientas de ser escuchadas, vamos hacia ellas, busquemos una coalición, sí, ese bracero dormido que está en la periferia, pero una vez despierto rompe la carcomida estancia de los “’azules” y los “rojos” Hay diversidad en este Puerto Rico 2016, ¿tan difícil es, acercarse a ella?

Sigo diciendo,"ay de mí", que al igual que Gabriel Celaya, pienso en la urgencia de la poesía, como arma cegadora de muchos males boricuas, que la cultura no es un lujo, sino, una necesidad y demoledora herramienta de educación. Educarnos en la cultura fortalece, invita a pensar, a cambiar el orden y a madurar, problema largo de este pueblo.

Mauricio Bacarisse, nos habla de no buscar la piedra filosofal de la estética en este espectáculo que nos consume. La calma de la que nos habla, calma así debida, es para enfilar la gran cruzada que nos cambie el rumbo. El espectáculo se brinda solito desde el último andamio de Maripily; hasta la farsa de “El gran hermano” lamentablemente lejana al mensaje de George Orwell, se nos convertirán en la “culturización” masiva y macilenta como elogio de lo pasajero.

¿Acaso somos así de simples? Yo espero que no.