Los Bomberos en Cuba

Caribe Hoy

Cuentan historiadores que fue en 1696 cuando por primera vez se constituyó en Cuba, entonces colonia de España, un embrionario cuerpo de bomberos.

Tal hecho se produjo en la ciudad de Santa Clara, pues por aquella época los vecinos de la naciente urbe comenzaron a preocuparse por los incendios que accidentalmente ocurrían y que en ocasiones producían notables pérdidas.

Para ello la comunidad acordó sufragar la compra de los utensilios necesarios para tales fines y de la primera bomba de agua para sofocar los fuegos.

Este trascendental acontecimiento marcó el nacimiento del Cuerpo de Bomberos en Cuba (CBC) hace 320 años, aunque no fue hasta el siglo XIX cuando se llevó a cabo la creación, de manera efectiva y general, de varios de estos destacamentos bajo la protección de los representantes del gobierno español.

En 1768 se formó un grupo de bomberos en el surgidero de Batabanó, al sur de la entonces villa de San Cristóbal de La Habana.

Ya en pleno siglo XIX, el 14 de enero de 1831, se creó entre otros el Cuerpo de Honrados Bomberos de la actual provincia de Santiago de Cuba, mientras que en 1832 se originaron el Cuerpo de Bomberos de Santa Clara y el de la localidad de Cárdenas, en Matanzas.

Cuatro años después se inauguró Honrados Obreros y Bomberos de La Habana, por decisión del capitán general Miguel Tacón, y su reglamento fue aprobado por Real Orden el 10 de mayo de 1838.

Su primer cuartel se ubicó en la calle Obrapía y contaba con carros muy rudimentarios, los cuales fueron movidos en un principio por tracción humana y luego por caballos adiestrados, de manera tal que cuando sonaban las alarmas se colocaban en posición frente a los carros y partían velozmente tan pronto les ponían los arreos.

En 1863, el presidente de una compañía de seguros organizó el Cuerpo de Bomberos del Comercio, el cual funcionó como voluntario hasta 1916, cuando pasó al servicio del municipio y sus miembros comenzaron a percibir salario.

El salto en técnicas de extinción comenzó el 6 de junio de 1865, cuando llegó a La Habana la primera bomba de vapor tirada por caballos, para desplazar dos mil 700 galones de agua por minuto, hecho que revolucionó la actividad en aquella época.

Varios fueron los siniestros que afectaron al país por entonces, pero ninguno como el del almacén de la ferretería de Juan Isasi, ubicada en la esquina de las calles Mercaderes y Lamparilla, en la actual Habana Vieja.

De acuerdo con una crónica del reportero Ricardo Mora en su libro "17 de mayo de 1890", eran las 10:30 horas de la noche cuando los silbatos de la guardia anunciaron el incendio.

Precisa el escritor que al llegar al lugar y observar la intensidad del fuego, buscó la manera de conocer el origen y la causa del accidente, no sin antes admirar la entrega de los bomberos del Comercio y Municipales para atacar con el mejor acierto y obtener el mayor éxito frente a las llamas.

Añade Mora que cuando más trabajaban por extinguirlas "aquellos servidores de la humanidad sonó un sordo estampido que elevó todo el edificio incendiado, cayendo luego con pesadumbre inmensa sobre todos los que estábamos a sus alrededores." 

El siniestro de Isasi causó un gran dolor en la población habanera e impactó de tal manera a la opinión pública que como homenaje de gratitud y recordación a estos "Soldados de la Humanidad" fue erigido un monumento en el Cementerio Colón.

Cada 17 de mayo en La Habana se llevan a cabo dos peregrinaciones; una a la esquina de Mercaderes y Lamparilla, donde ocurrió el incendio, y la otra hasta el Mausoleo del Cementerio.

Entrados en el siglo XX, los gobiernos de la llamada República neocolonial dieron poco apoyo al Cuerpo de Bomberos de Cuba, sobre todo en lo que a actualización de la técnica y a la atención al hombre se refiere, incluyendo su preparación.

Transformación Revolucionaria:  

Luego del triunfo de la Revolución cubana, el 1 de enero de 1959, el Estado asumió la dirección y se produjeron cambios sustanciales en la organización de la actividad, con vistas a lograr la unidad y la indispensable coordinación por medio de las fuerzas del Ministerio del Interior.

Cuatro años después, específicamente el 12 de septiembre de 1963, se fundó la Escuela Nacional de Bomberos (ENB) y en 1965 se incorporó el primer grupo de jóvenes seleccionados para el Servicio Militar Obligatorio en el CBC.

De ese modo, la ENB se convirtió en una cantera importante para la formación de los futuros miembros del CBC y para el curso de cuadros de mando.

Con el paso del tiempo el Cuerpo evolucionó, tomó experiencia y, aparte de su cruenta lucha contra el fuego, realizó otras tareas como las de búsqueda, rescate y salvamento de personas en el mar, accidentes, derrumbes, escapes de sustancias tóxicas o el paso de huracanes.

En los últimos tiempos, el Destacamento Especial de Rescate y Salvamento del CBC también ofrece su apoyo al Sistema Integrado de Urgencia Médica.

Según datos oficiales, el año pasado se registraron en Cuba unos 16 mil incendios, lo cual representó un crecimiento del 36,5 por ciento respecto al 2014, debido principalmente al aumento de los fuegos en áreas yermas y a la combustión de desechos sólidos.

Otras causas que provocaron estos hechos fueron fumar en las áreas de peligro y la falta de mantenimiento a equipos y redes tecnológicas, especialmente a las eléctricas.

A pocos meses de cumplir su aniversario 320 de fundado, el CBC se mantiene activo en la prevención de los siniestros, apoyado en acciones como la Semana Nacional de Protección contra Incendios.

La edición 50 del ejercicio, en mayo último, tuvo entre sus objetivos la socialización de estrategias encaminadas a disminuir las pérdidas humanas y económicas ocasionadas al país por tales accidentes en el 2015.

En esa oportunidad los hombres y mujeres del CBC encaminaron su trabajo de divulgación a elevar la percepción de riesgos y la prevención de incendios en todos los sectores de la sociedad y la economía.

Igualmente, entre sus propósitos estuvo promover un movimiento masivo que permita ejecutar actividades en función de elevar en la población la cultura de seguridad y protección contra estos hechos, tanto en entidades estatales como en el sector residencial.

El CBC también continúa su programa a través de círculos de interés en centros escolares y en contacto directo con los medios de comunicación.