Un futuro sombrío para el radiotelescopio de Arecibo

Economia Solidaria

(San Juan, 11:00 a.m.) El mayor radiotelescopio de un solo plato del mundo se encuentra enclavado entre las verdes colinas de Arecibo. Es ahí donde realiza tareas como: la búsqueda de ondas gravitacionales, escucha señales extraterrestres y rastrea asteroides que podrían colisionar con la Tierra.

Ganador de un Premio Nobel justo después de su inauguración: el Observatorio de Arecibo consta: de un plato de 305 metros de ancho (1.000 pies). Se trata de una infraestructura semejante a una antera parabólica gigante que le permite detectar emisiones de objetos como estrellas y galaxias (técnicamente, una oreja humana en el espacio) y de un equipo de 200 científico y 90.000 visitantes anuales que se niegan a permitir su cierre.

Y va una década desde el primer indicio de peligro de cierre para dicho observatorio de 53 años de edad. Esto sería si otras fundaciones no colaborasen con la Fundación Nacional para la Ciencia de Estados Unidos.

Con la apertura de telescopios más grandes y potentes en sitios como China y Chile y el cese de los fondos recibidos del gobierno estadounidense, el peligro de cierre parece inminente.

"No tenemos fondos para seguir apoyando todo lo que la gente querría que apoyemos", dijo Jim Ulvestad, director del departamento de ciencias astronómicas de la fundación Arlington, en el estado de Virginia en una conversación telefónica.

Dicho esto, según Robert Kerr, un exdirector del centro. "El Observatorio de Arecibo es el telescopio más sensible de la Tierra, y esta es una muy buena razón por la que deberíamos seguir financiándolo", "Con este tipo de potencia, puedo escuchar a una hormiga caminando sobre la superficie de Marte".

Existen varias propuestas además del cierre del observatorio como; la suspensión de sus operaciones o la transformación en un centro educativo, que podría reducir sus costes…

Sea cual sea el cambio, una decisión será tomada para mediados del 2017.

¿Por no generar fondos suficientes, también perderemos nuestro único ojo y oído hacia las estrellas?