Desde el 2014, año en que alcanzamos la población más alta en Puerto Rico con 3,826,182 personas, al 2015 se vio una reducción de unas 350,000 personas a una población total de 3,474,182 personas según los datos del Censo.
(San Juan, 3:00 p.m.) Los años pasan y en Puerto Rico seguimos en recesión, medidas de austeridad, falta de movimiento económico, inestabilidad política con el tema de la Junta de Control Fiscal que todos saben que viene a poner la mano dura con más medidas de austeridad y promover la apropiación del país por parte de empresas foráneas. Todo esto no pinta bien para Puerto Rico, en especial siendo una colonia con una amplia facilidad de emigrar a la metrópolis.
Una emigración alta principalmente de profesionales, pero que ha llegado al punto que no sólo los profesionales están emigrando, ya hablamos de todo tipo de personas, desde obreros hasta médicos.
Lo peor de todo, es la pérdida de capital humano en el país por la falta de competencia para el desarrollo económico al igual que la ausencia de herramientas de nuestro gobierno para fomentarlo. Tenemos un alto costo de vida, que entre las causas se destacan las Leyes de Cabotaje que tienen una gran responsabilidad de dichos costos, y tenemos bajos salarios para los profesionales y una amplia población en salario mínimo que con la Junta de Control Fiscal hasta podría verse reducido para los menores de 25 años.
Con esto echamos a perder una inversión que el país ha puesto en la educación tanto primaria, secundaria como universitaria. Y tampoco es una inversión que podríamos olvidar porque es necesario la presencia de muchos de estos profesionales y trabajadores para lograr mantener un proyecto de país.
Al fin y al cabo los que se quedan terminan perdiendo. Se van del país las personas capaces de trabajar y de aportar a la economía y se concentra la carga en menos personas de mantener los sistemas de retiros, atender la población envejeciente, que está en aumento en Puerto Rico, y, básicamente, mantener los servicios importantes del país.