Colossal o las pesadillas de la infancia se hacen realidad

Cine caribe

altColossal (Dir. Nacho Vigalondo, Canadá/España, 2017) es una película interesantísima que no se ha extrenado aún en Puerto Rico. Aunque culminada y vendida para distribución en el 2016, la película navegó por un pleito legal por derechos de autor, y quedó liberada tan reciente como en abril del 2017, razón por la cual está iniciando en el circuito comercial en los EE.UU. y aún no ha llegado a la isla.

La película, guion del propio Vigalondo, es una curiosidad de mezcla de géneros para distintas generaciones. Por un lado, la crisis de una mujer en sus medianos 30, Gloria (Ana Hathaway) reconoce que su novio, Tim (Dan Stevens) quien la mantiene en lo que ella intenta desarrollarse como escritora, se queda en la calle cuando éste la bota del hogar amoroso. Entonces, regresa al hogar de su infancia, abandonado a su destino por sus progenitores, y ella lo asume como propio. El único salón de la casa que se utiliza es la sala, donde sin cama empieza a vivir ella, hasta que aparece un amigo de infancia, quien la socorre.

Su relación con Oscar (Jason Sudeikis) se desarrolla a partir de la cerveza. Algo tan común en los EE.UU. como beber cerveza nos permite un diálogo inicial en esta película donde el personaje central de Gloria, se encuentra intentando definir su lugar de origen. Todo esto, hasta que Godzila, literalmente hablando, ataca la ciudad d Seúl, Corea del Sur. Esto le da un giro a la película y nos lleva al paraíso infantil de monstruos enormes que afectan la calidad de vida tanto de nuestra niñez, como de ciudadanos, en la principal ciudad de Corea del Sur.

La película mezcla de forma interesante los dilemas existenciales de una joven mujer con la imaginación infantil de esta, sus sueños como sus pesadillas. En esta medida, la película versa sobre un drama en torno a la vida emocional; mientras, por otro lado, la película nos lleva a la imaginería del cine y televisión japonés, con los personajes que le hicieron famosa en las décadas de 1970 a 1990. En este sentido, se trata de una película novel, amena e interesante.

Ahora bien, por momentos el guion se pierde. Sobre todo, en los últimos 40 minutos, hubo momentos en que uno se preguntó hacia donde iba la película. No obstante, en los últimos 20 minutos, el director logró amarrar correctamente el filme. Un buen intento de narrar los dilemas de la mujer joven, y lo cual se logró hacer de forma más que satisfactoria.

Hay que ir a ver a Colossal, como ver un artefacto curioso en un museo de arte contemporáneo. Es una soberana curiosidad. Pese a esto, ha tenido más problemas legales que no le han permitido aflorar como se lo merece, y recuperar la inversión económica inicial. Cuando llegue a Puerto Rico, no deje de verla.