Paddington 2 o la incansable lucha por la solidaridad

Cine caribe

altaltIr al cine a ver una película dirigida a un público infantil/adolescente es en sí un viaje. Pero irla a ver dicha película en dos ocasiones durante la misma semana, es un viaje más profundo. Sobre todo, sí uno descubre que el valor más profundo que se comparte en dicha película es el de la solidaridad entre iguales, la alegría y sobre todo el compartir el amor tierno y saludable.

Paddington 2 (Dir. Paul King VII, Reino Unido, 2017) es la película perfecta, bien pensada y dirigida a un público que inicia como infantil/adolescente y termina siendo una película familiar. Es en si un ritual dirigido a una contra crítica británica del cine equivalente de los EE. UU., donde la multiculturalidad profunda es el tema del filme. No quiere decir que el cine en norte américa no lo tenga, pero sí quiere decir que este cine neoliberal británico convida a pensar el mundo de otra forma.

Un detalle de Paddington 2, es que se desarrolla en el histórico barrio de Portobello en Londres, donde todos son caribeños, donde se baila calipso y sobre todas las cosas, donde la gente, sin drogas ni alcohol es feliz.

Los personajes, pensados en esta parte dos que es secuela (ahora vive en Londres Paddington) pero que también es independiente, nos afirma la vida en comunidad, sea entre humanos o entre osos. Paddington (Ben Whishaw) es felizmente incorporado a la familia de los Brown, donde el padre, Henry Brown (Hugh Bonneville) junto al resto de la familia conviven con un “otro” que les da cariño y solidaridad.

La contraparte a la solidaridad de Paddington es Phoenix Buchanan (Hugh Grant) quien en una saga alrededor de un libro de tesoros infantiles, juega con la dignidad de Paddington y sus seres queridos. El resto es un filme, bien pensado y bien balanceado.

Hay que verla para llorar en más de una ocasión. También para reí y sobre todo para compartir solidariamente. A verla.