1950 el documental [crítico] de la lucha armada del Partido Nacionalista

Cine caribe

altEs un documental de un gran valor histórico, pero más que nada de un alto contenido de reivindicación de la ética de la vida. 1950: la insurrección nacionalista (Dir. José Manuel Dávila Marichal, Puerto Rico, 2018) es un trabajo profundo de re-entender que pasó en la década de 1950, cuando el Partido Nacionalista Puertorriqueño, bajo la dirección de Pedro Albizu Campos, dirigió una serie de procesos a través de la lucha armada contra la presencia de los EE.UU. en Puerto Rico, y el simulacro del Estado Libre Asociado, fundado en el 1952.

El documental, utilizando los testimonios de varios sobrevivientes de los procesos de 1950 a 1954, recuenta la mirada de lo que pasó. Es un documental muy serio, muy bien informado sobre todo de los eventos de 1950, la llamada revuelta nacionalista y el ataque a la Casa Blair. En esta medida, es hablar de un proceso político complejo que nos invita a pensar, más allá del patriotismo, en una pregunta que es ética: ¿Es válida la lucha armada como forma de alcanzar la independencia?

Desde el criterio rápido y emotivo, y bajo la Declaración 1514 (XV) de la Organización de las Naciones Unidas, cualquier método es legítimo para alcanzar la independencia y la libre determinación de los pueblos. Ante esto, pensar en la lucha armada es real. NO obstante, cuando uno escucha los testimonios de todos los excombatientes que sobrevivieron la cárcel así como la edad cronológica que han vivido, uno encuentra una humanidad que nos fuerza a repensar. Entre el testimonio del Ricardo Díaz Díaz y Heriberto Marín, ambos combatientes y sobrevivientes, hay un trecho muy largo que nos lleva a diferenciarnos en cuanto a seguir o no la lucha armada.

En esta medida, más allá de la calidad fílmica, la construcción técnica y sobre todo el “ritmo” interesante y ameno del documental, yace la pregunta fundamental en torno al valor de la lucha armada. Pienso que esta fue la intención de este documento, ahora histórico, que nos permite ver desde las artes visuales un momento de nuestra historia.

Es curioso, que estando el preso político más importante de esa era, Rafael Cancel Miranda aún vivo, los productores y el director no hayan utilizado su testimonio. Hay una contradicción en cuanto a los testimonios y posiblemente la voluntad de los creativos de este documental.

Hay que ir a ver, masivamente, este trabajo del joven cineasta Dávila Marichal. Su trabajo, sin lugar a duda comprometido con la lucha por la independencia de Puerto Rico, no deja de ser uno crítico y por ende valioso. Vamos, adelante Dávila Marichal. Adelante pueblo, al cine a ver 1950: la insurrección nacionalista.