el silencio de cuerpos derrumbados
familias tristes
pálida inercia de ojos grises
por la sangre derramada…
Aquí hay un niño que llora su suerte
y los quejidos ya son ecos que se oyen a lo lejos
a lo lejos… en un zafacón.
Allí durmió esperando…
Me dueles, inocencia robada
por juegos que se pierden
en perversidad.
La ciudad
gigantesca masa de piedra
que se hunde en las venas
que se traga la vida
que se nos quiebra en las manos.
La muerte es fiesta de sicarios,
dedos sin freno en gatillo,
balas que rompen aire
sin conocer dirección.
Aquí vivo, en estas calles podridas
atestadas de cadáveres anónimos
niños huérfanos
madres atribuladas
y mujeres que…
(tras la caricia de un puño)
…agonizan.
Aquí vivo… Adriana...
queriendo defenderte.