Breves en la cartografía cultural

Cultura

Hace cuatro años, dirigiéndome a los jóvenes de Cataño y pensando en mis abuelos

Hace cuatro años, en el 2008, tuve el privilegio de dirigirme a los estudiantes de la Escuela Intermedia Onorfre Caballeira, en Cataño, en Cataño. Fui seleccionado por el comité rector de la clase graduanda para figurar como orador, en una ceremonia que estuvo dedicada a esa gigante del ambientalismo, que tanto bien ha logrado para mi pueblo: Rosa Hilda Ramos.

 

Con tanto qué decir, traté de ser breve, pero deseaba dar sustancia a mis palabras; claro está, desde mi punto de vista como comunicador y escritor. Buscaba que los graduandos pudieran quedarse con la sensación de que cada sujeto, cada ciudadano, es protagonista de su propia historia; lección que aprendí en libros como Vivir en Caimito, de Fernando Picó, y vivencia que confirmo cada día, con el paso del tiempo.

Cataño, por muchas razones, es un lugar que ha tenido unos retos particulares, diferentes a los municipios que integran el área metropolitana del País. Por lo anterior, afiné mi mensaje para lanzar a la vez un reto y un estimulo, a jóvenes compueblanos que comenzaban un ciclo que yo había recorrido lustros atrás. Fue un privilegio percibir en cada mirada, el brillo, la esperanza de quienes representan el futuro de Puerto Rico. Hijos, como yo, de un pueblo costero con una rica historia que involucra, en todas sus ramificaciones, a madres y padres, abuelos y abuelas, y a la generación de nuestros bisabuelos.

El pasado mes de Julio, Cataño cumplió 85 años de existencia legal. Aunque sabemos que desde el siglo XVI, ya la región comenzaba a dar constancia oficial de su existencia cuando recibió el nombre de un médico (que fue ordenado a permanecer en Puerto Rico, por ser el único en la región). Y así, entre terrenos rescatados al babote, al ritmo sabroso de la bomba y la plena; músicos y pintores, ilustres escritores, deportistas y servidores públicos han representado bien a un pueblo que, injustamente, ha sufrido graves problemas ambientales. Entre despedidas y encuentros en la otrora ruta del tren, o el tránsito lanchero que aún transporta a los suyos al otro lado de la bahía, Cataño permanece.

Dediqué este discurso de graduación a mis abuelos maternos, Esteban y Ritín, y a Tomás y Lydia, mis abuelos paternos, quienes siempre colmaron a hijos y nietos de un testimonio de solidaridad y perseverancia, ante los diferentes pasajes de la vida.

 

Palabras a la Clase Graduanda 2008, de la Escuela Onorfre Carballeira

Hace 23 años estaba en ese lugar que ustedes, graduandos, ocupan hoy. Con la graduación, este ritual necesario, había culminado una etapa valiosa de mi vida. Un tiempo en el que comencé a tener amistades excepcionales, algunas de las cuales han perdurado. Pienso, por ejemplo, en Armando Morales y Jeanette Rivera, en Juan Ortiz o Radamés García. Había conocido a maestras y maestros maravillosos, y digo maravillosos por el entusiasmo que impartían, o por la forma en que daban la clase. Ahora que realizo estas remembranzas, es tarea obligada recordar al Sr. Almódovar, a la Sra. Vargas, a la Sra. Matienzo, al Sr. Pardo, entre otros.

¿Y qué nos ocupaba a los estudiantes de aquella época?: el baloncesto, el beisbol, el tiempo que pasábamos en nuestras respectivas iglesias. Todavía se jugaba Pac-man y Space-invader, el Atari era nuestra primera consola de juegos electrónicos. Aún perduraban los remanentes de la división entre cocolos y rockeros. El teléfono de marcado giratorio y los discos, Lp’s, de pasta. Y como nota al calce, Ricky Martin todavía pertenecía a menudo. Fuera de nuestro espacio doméstico, por otra parte y nosotros algo ajenos, el mundo cambiaba.

Lo que para nuestros abuelos representó la Segunda Guerra Mundial y para nuestros padres la emblemática década de los 60, para nosotros era el final de esa Guerra Fría lo que marcaba la época. Aunque los videos de MTV fuera lo que ocupaba nuestra atención en aquellos días. Fue después, en la época universitaria que se amplió nuestra conciencia.

Y ahora estamos aquí, un 27 de mayo. Y ustedes son la clase del 2008 de la Escuela Onorfre Carballeira. En una época en la que hay 3, 300 millones de teléfonos móviles. Una época que conjura y cumple aquellas palabras de Andy Warhol, en el 1968. Dijo el artista que todo el mundo tendría sus 15 minutos de fama.

Y hoy lo vemos, tanto en los programas televisivos de entrevistas, como en quienes colocan sus propios videos en Youtube, para luego re-enviarlos a My Space o Facebook; incluso desde sus propios celulares. Ustedes experimentan una época en la que lo simultáneo es un hecho y la información viaja en un abrir y cerrar de ojos por redes de fibra óptica y el Internet. Entonces, dicho lo anterior, y como periodista, les invito a reflexionar con más profundidad lo que nos llega a través de los medios, acerca de los acontecimientos que ocurren en Puerto Rico. Hoy, sin embargo, tomemos unos minutos para comentar brevemente algunos sucesos internacionales de actualidad.

En estos días están siendo testigos, en primera fila, de una carrera político-partidista en la que figura, simultáneamente, un afroamericano y una mujer, para la presidencia de los Estados Unidos. Y esto sucede en un país donde tanto los afro-estadounidenses como las mujeres, tuvieron que luchar por largo tiempo para lograr acceso a los derechos humanos y cívicos más elementales.

Y mientras ustedes están aquí, escuchándome, se sabe que las víctimas del terremoto ocurrido hace unas semanas en la China, pueden ascender a las 80,000 personas. Y fueron, precisamente, muchas las escuelas que colapsaron y una cantidad innumerable de estudiantes los que aún permanecen desaparecidos. Tragedia que ocurre en el país más poblado del mundo, que tiene como política institucional que quienes formen una familia solo pueden tener un hijo.

Los sucesos. La historia. Todo, en estos días, ocurre vertiginosamente. Y yo aprovecho estos momentos para preguntarles, graduandos, si en medio de sus tareas y quehaceres cotidianos se han formulado ya, a la temprana edad que tienen, preguntas medulares para su vida: ¿Cuáles son las metas? ¿Qué sueños ustedes desearían realizar? Han pensado en los retos que tendrán que enfrentar como generación? Porque si alguien aquí, en este lugar, tiene retos importantes que enfrentar, queridos graduandos, son ustedes.

En medio de un mundo que sufre unos cambios climáticos nunca antes vistos. Un mundo globalizado que se arropa de corporaciones que, aunque cada vez ganan más, necesitan menos mano de obra para lograrlo, por los avances tecnológicos. Y mientras eso sucede, los seres humanos somos más en el planeta. Les pregunto: ¿Cuál será su lugar en un mundo que para el 2020 tendrá más de siete mil millones de habitantes?

Dicho lo anterior, puedo decir que, sin dudas, como generación encontrarán respuestas a estas preguntas. Yo creo en ustedes. Estoy aquí, después de trabajar 12 horas, porque creo en ustedes. Porque de nuestro pueblo de Cataño siempre han salido personas totalmente comprometidas con los retos que les toca asumir, que les corresponde enfrentar. Por tal razón, me atrevo hablarles, y ya desde la literatura, de catañeses que han dejado su huella en nuestra historia colectiva como País. Y les puedo mencionar a un Salvador de Jesús, a un Pedro Juan Soto, a un Angelo Negrón o una Yolanda Arroyo. Cuentistas de ayer y de hoy que han llenado el género narrativo puertorriqueño de vitalidad.

Y así, en cada área, podemos encontrar a personas de nuestro propio pueblo que han estado a la altura de lo que se han propuesto como norte. Y hallar ese camino propio, con sentido, no trata de salir o no salir en Objetivo Fama, o en cualquier reality similar. De lo que aquí hablo es que cada uno de ustedes, tome el espacio y tiempo suficiente para conocerse. Tras ese ejercicio pueden pensar en cuáles son sus fortalezas o virtudes, y cuáles aquellas que hay que mejorar, para lograr sus metas.

Esto, por supuesto, sin olvidar las lecciones que hemos aprendido, con el transcurso de los años, en el hogar, en la escuela o en la iglesia. Entre familiares y amigos. Valores esenciales como la solidaridad, la bondad y la compasión. Porque vivimos en un mundo interdependiente donde cada uno de nosotros: adultos, jóvenes, niños, ancianos, tenemos y merecemos un lugar.

Y a ustedes, como jóvenes, les toca soñar con horizontes más amplios, que los forjados por nosotros. Recuerde que la historia es una gran muestra de ese continuo relevo. Antes se pensaba que la tierra era plana. Hoy sabemos que es redonda. Antes la gente creía que los planetas y el sol giraban en torno a la tierra. Hoy se sabe que es la tierra, en conjunto con los otros planetas del sistema solar, la que gravita alrededor del sol. Y de esa misma forma, a través de la ciencia y la educación, se han hecho realidad los grandes adelantos humanísticos y tecnológicos. Aunque el ser humano –en esencia- siga siendo el mismo.

Si la generación de mis padres pudo llegar hasta la luna. Y mi generación hoy es parte del envío de la sonda espacial que aterrizó en el planeta rojo, este pasado domingo, en busca de agua; evento que el personal científico da por un hecho casi consumado.

Entonces les pregunto: ¿Hacia qué nuevos horizontes ustedes aspirarán como generación? Espero que alguno de ustedes, dentro de 20 años, nos lo pueda contestar aquí mismo, en su pueblo de Cataño. Ha sido un privilegio hablarles en este momento tan especial en sus vidas. Muchas gracias.