Tercera Parte: Medios en Puerto Rico, Radio

Cultura

"Esta es WKAQ, en San Juan, capital de Puerto Rico, la Isla del Encanto y donde se produce el mejor café." Estas fueron las primera palabras que escuchó Puerto Rico a través de un receptor de radio pronunciadas por Joaquín Agusty Ramírez de Arellano el 3 de diciembre de 1922.

La antena fue colocada en el edificio de la Telefónica en la calle Tanca esquina Tetuán en el viejo San Juan, la emisora WKAQ, el equipo traído desde Nueva York por los hermanos Sosthenes y Hernan Behn dueños de las compañías de teléfono de Cuba y Puerto Rico.

Algunas de sus transmisiones se hacían desde La cafetera en la calle San José # 6 al lado el Puerto Rico Ilustrado. El aroma del café no llegaba a los hogares, pero ciertamente las seductoras voces de los locutores llegaron a los cafetines, barras, barberías y hogares. La radio llevó imaginario de un extraño materializado e idealizado por su voz. El músico, el locutor, el actor entraron al hogar.

José Luis Torregrosa en su libro Historia de la Radio en Puerto Rico nos relata como el interés por la radio se manifestaba en Joaquín Augusty desde ya 1916, Augusty construyó una pequeña estación de radio en su hogar en el viejo San Juan, donde tenía un transmisor, pero no tenía los medios para comunicarse. Por su parte, Jesús T. Piñero, en Carolina con su equipo podía escuchar algunas trasmisiones, pero no tenía los medios para comunicarse. Sin embargo, Ramón Mellado Parsons en ese entonces un joven niño escucha del grupo que lideraba Piñero se trasladaba a San Juan para informar a Augusty: “Don Jesús escuchó su mensaje.” Para ese entonces, se fundó el Puerto Rico Radio Club con Enrique Camuñas, Jesús T. Piñero, Joaquín Augusty y Facundo Bueso, entre otra serie de aficionados a esta nueva tecnología.

Eventualmente no se necesitaba de un jovencito entusiasta para confirmar la recepción y la radio redujo distancias llevando la contemporaneidad urbana a las zonas rurales.

WKAQ fue la cuarta emisora de radio en el mundo y la segunda en Hispanoamérica siendo Cuba la primera en esta región, las primeras tres se fundaron en Estados Unidos. Se comenta que el equipo de la radioemisora de Cuba estaba destinado para Puerto Rico, pero dado las condiciones atmosféricas el barco tuvo que ser desviado hacia la Habana.

Torregrosa describe el proceso de desarrollo de la radio como uno lento. Es de imaginar que los radios los adquirían las personas de altos recursos, y el mismo radio servía de proveedor de información a un grupo de ciudadanos. Curiosas representaciones vemos en la película Radio Days de Woody Allen y en escenas ante la expectativa del combate boxístico de la película Cinderella Man. En Puerto Rico, se dieron grandes trasmisiones como la toma de posesión del Gobernador Howard Mann (1932) la llegada de Charles Linbergh (1935), el fuego en el Jack’s Club en Condado (1948) y los avisos de San Felipe (1928) y San Cipriano (1932).

La situación económica en Puerto Rico para estas fechas era lamentable. La población de Puerto Rico trabajaba mayormente en la agricultura (45% de la población), en su mayoría en compañías estadounidenses, y sus condiciones de empleo y salario eran deplorables. Ya en la década de 1930 la dependencia económica con Estado Unidos era de 87.1% de importaciones y 95.5% exportaciones. El ingreso Per cápita de unos $176. El 28% de la población trabajaba en la caña. Sin embargo, la radio en Puerto Rico era producción local.

Torregrosa cita un reportaje del Porto Rico Progress de Nueva York del 30 de octubre de 1930 donde mencionan que para esta fecha habían en Puerto Rico unos 4,000 aparatos de radio y una audiencia de 25,000 personas. Según el censo de 1930 la población era de 1,543,913 habitantes, es decir, según estos datos sólo un 1.6% de la población tenía acceso a la radio.

Sin embargo, el desarrollo de la radio como medio masivo fue efectivo y según la Cámara de Comercio para el 2008 un 98.2% del total de la población entre 12 y 69 años escuchan radio al menos una vez a la semana. La radio fue un medio de fácil acceso en comparación con la prensa de la época.

La radio acercaba las figuras que se consideraban importantes a los ciudadanos y funcionó como agente persuasivo por excelencia, uno por la inmediatez de su método y dos por no necesitar destrezas aprendidas como es la lectura. La sensación de estar presente y la crónica protagonizaron la comunicación en estas fechas. Así, el 30 de octubre de 1950 cuando la Guardia Nacional fue en busca del líder nacionalista Vidal Santiago a su barbería, los disparos acompañados por la narración de Luis Enrique “Bibi” Marrero, quién narraba usando un zafacón de escudo, se escucharon alrededor de los radio receptores del país. Líderes políticos como Pedro Albizu Campos y Luis Muñoz Marín usaron la radio para llegar a un masa en formación.

En la década de 1950 se fundaron 20 emisoras adicionales. Luego de llegada la televisión sus programas y actores se trasladaron a la pantalla chica. Se pensó que era el fin de la radio, con sistemas audiovisuales de comunicación. El político y el producto ya estaba de cuerpo presente no había espacio para la imaginación. Sin embargo, el estilo de vida actual mantiene vigente a la radio. Su tecnología es más económica que la televisión lo cual la hace más fácil de reproducir, a la mano de un teléfono celular y sin la necesidad de sentarse a escribir un reportaje. Por su parte, es más versátil que la prensa por trasmitir música, noticias, programas de comedia, de sátira y drama. Además en la contemporaneidad del siglo XXI, donde se invierte tanto tiempo en el carro, la radio se vuelve hasta cierto punto indispensable.