Cuarta parte: Medios en Puerto Rico, Televisión.
Había finalizado la Segunda Guerra Mundial y el desarrollo tecnológico que se había paralizado o concentrado en asuntos bélicos, ahora en aguas más calmadas, se hacía parte del desarrollo moderno. La era industrial llegaba a un periodo de aceptación, en donde los aparatos eléctricos se hacía cotidianos. La televisión llegó a Puerto Rico en medio de un forzado proceso de modernización.
La televisión, contrario a otros medios de comunicación, se encarga de reproducir la experiencia de la manera más fiel a la vida real. Ya sea realidad o ficción lo audiovisual reproduce la experiencia humana. La televisión se convirtió en un espejo difuso y maleable.
Los políticos se aprovecharon de este instrumento llevando la tribuna a la pantalla. La noticia ya no se limitaba a ser narrada sino que podía ser observada. Así, eventos masivos como los Juegos Centroamericanos y del Caribe en 1966, la visita de Paul Anka, la llegada a la Luna, la trágica muerte de Carl Walenda, los certámenes de Miss Universe, las peleas de boxeo y la visita del Papa en la década de 1980, entre muchos otros, fueron transmitidos por televisión, llegando a un público, trascendiendo el espacio físico.
El hogar recibió a la noticia, los políticos, al drama y a la comedia. El televisor se convirtió en un aparato familiar, hasta después, ya para la década de 1980 convertirse en un aparato personal. Esto nos conectaba con el mundo. La televisión por cable trajo narrativas ajenas a la realidad puertorriqueña, las cuales ya no estaban mediadas por emisoras locales, sino que el individuo tuvo acceso directo a esta programación. El mundo se hacía pequeño mientras jóvenes idolatraban figuras que se presentaban en MTV.