Cada día mas, durante el presente año del 2012, siento que estoy viviendo en Puerto Rico la misma película que viven en América Latina los pueblos indígenas, o la que vivieron en África del Sur los pueblos africanos originales de dicho país. Es lamentable, pero las formas de discriminación basadas en las diferencias raciales y de clase, se están pronunciando más y más en nuestro país. Para muestras tenemos tantos botones, que nos faltaría tela para pegarlos.
Ahora bien, la columnista cuestiona si esto lo hizo el agresor/asesino, porque se trataba de gente de su clase social alta, quienes no tienen la fuerza para cuestionarle a éste, de forma violenta, su accionar. A renglón seguido la columnista pregunta, ¿A que nunca se le ocurrió amenazar a nadie en Llorens Torres o en Cantera? ¿A qué nunca fue allí? Llorens Torres es un residencial público, es decir vivienda dada de forma gratuita por el estado a los residentes pobres; Cantera es un barrio de 1920, el cual al día de hoy perdura, donde la gente pobre logró cierto desarrollo social. La característica común de ambas comunidades es que la gente que vive en ellas es predominantemente negra y pobre.
El solo hecho de equipar el miedo del Sr. Casellas con la naturaleza de sus víctimas, es un tanto entendible. Pero escoger de forma selectiva una comunidad pobre para señalar, de forma inventada y sin ningún merito que estas habrían de responderle de forma violenta al Sr. Casellas, constituye para mí un acto de promoción de conductas racialmente discriminatorias.
Creo que hay que ser cuidadosos, para que no lo culpen a uno, de forma legítima y justificada de pasearse en los laberintos de la exclusión, xenofobia y racismo despiadado. Habrá que reflexionar sobre la situación.