La nacionalidad sin territorio, portátil y a merced del PNP

Cultura

(San Juan, 1:00 p.m.) El Partido Nuevo Progresista (PNP) como maquinaria de generar propaganda al servicio de su ideal, la estadidad para a isla, ha sido más eficiente que la Coca Cola, el Partido Comunista Ruso, o el Partido Nacional Socialista (Los Nazis).  Es imposible competir contra ellos. Su última movida: la nacionalidad boricua (esa que carece de estado, pero tiene una identidad que la defina), puede constituirse sin el territorio nacional, llamado Puerto Rico.  Por todos lados, desde el programa de Leo Díaz, hasta el periódico El Nuevo Día o el Vocero, están promoviendo que ser boricua no tiene que ver con vivir en Puerto Rico.

Una cosa es vivir en la diáspora, y asumir una identidad, y otra cosa es plantear que ser boricua no parte del hecho de una materialidad territorial. Por eso, la última movida de todos los sistemas mediáticos antes mencionados es construir noticias de lo que le pasa a un boricua en Alaska, a manera de ejemplo, como parte de la nación puertorriqueña, equiparando a que es igual estar en la isla que en cualquier parte del planeta.  Esa construcción, aunque sutil, plantea que la persona, el ciudadano, puede seguir siendo boricua, pese al destino final del territorio de Puerto Rico, la isla, en el Caribe.

Es decir, la última movida del PNP y sus sectores que los apoyan, están consistentemente planteando que la nación boricua, esa que han definido los sectores independentistas y otros, no necesita de una materialidad geográfica. Se puede ser boricua hasta en la luna, como dijo el poeta nacional Corretjer. Lo interesante es que los que ejecutan dicha posición son los del PNP, que les conviene pensarse que, de llegar la estadidad, la identidad boricua no habrá de desaparecer. Independientemente de todo, plantean ahora los PNP que ser boricua puede pasar en el abstracto.

Estamos viviendo un país donde los cambios culturales están teniendo un efecto nocivo en nuestros entendidos culturales de lo que representa ser puertorriqueño.  Personalmente, tengo problema con la construcción que nos imponen los medios noticiosos, así como los portavoces del PNP en esta etapa.

Algo me hace pensar que su última posición sobre que constituye ser boricua permite poner en cuestionamiento la relación entre ser puertorriqueño y estar adscritos a una isla en el Caribe.  Por lo tanto, ellos pueden plantear que el futuro de la isla, anexada a los EE.UU. no termina con la cultura de la puertorriqueñidad.  De mi parte lo cuestiono. No lo apoyo. Surge como un acto de conspiración, consecuente, para la destrucción de la nación boricua.