Puerto Rico incapaz de ser país anfitrión de los desplazados de Ucrania

Caribe Hoy
La guerra entre Ucrania y Rusia nos confronta con la realidad de que siendo un mundo globalizado es insuficiente ser solo meros espectadores de un conflicto bélico. Entonces, como ciudadanos comunes y corrientes, que cosas podemos hacer para apoyar a personas comunes y corrientes que se encuentran al otro lado del océano, pero que han quedado desplazadas por un conflicto bélico, que trata del control de intereses económicos y políticos; y posicionamientos de poder entre las llamadas grandes potencias (Rusia, las naciones europeas y Estados Unidos a través de la OTAN).
Lo primero es entender los efectos inmediatos que tiene una guerra en los ciudadanos comunes de un país. Debo decir, que esto aplica también a cualquier fenómeno natural o social que perturbe “el orden, la estructura y la paz” que disfrutan los ciudadanos sin esas eventualidades. Hago esta salvedad entre comillas porque el orden, la estructura y la paz son conceptos relativos. Estos conflictos han perjudicado a millones de personas de muchas formas, entre ellas causando la muerte de civiles y exponiendo a quienes logran sobrevivir a mutilaciones, torturas, violaciones, desaparición forzada y otros abusos graves. La presencia de la muerte durante un conflicto bélico provoca una serie de emociones incontroladas como el miedo, heridas físicas y mentales. Se desatan serios desbalances emocionales. A raíz de las diversas guerras habidas en el mundo, se desarrollaron una serie de conceptos psicopatológicos (mayormente para diagnosticar trastornos de los soldados) tal como Shell-shock (Primera Guerra Mundial), neurosis de guerra o fatigue (Segunda Guerra Mundial) y Trastorno de Estrés Postraumático (guerra de Vietnam). En la población civil, uno de los primeros efectos son los desplazamientos para huir de las áreas en conflicto y proteger sus vidas. Estos desplazamientos son tan repentinos e inesperados, que las gentes se ven obligadas a salir de sus espacios con poca o ninguna de sus pertenencias físicas. Estando en un mundo tan consumista, dejar todos los bienes acumulados y salir a la huida hacia lo incierto es un acto de desesperación y de instinto de supervivencia pura. Ello conlleva la perdida de toda la certeza y estabilidad que se tiene, sea mucha o poca, para entrar en una incertidumbre constante y prolongada. La persona desplazada experimenta momentos de completa vulnerabilidad, de desasosiego, y de estar a la merced de otras personas o países que quieran asistirlos por un tiempo indeterminado. En Puerto Rico, no tenemos la experiencia de conflictos bélicos. Sin embargo, los desastres naturales que hemos vivido nos han dado la experiencia de vivir desplazamientos e incertidumbre. También nos ha dado la oportunidad de ver las respuestas deficientes del gobierno. Entonces, que consideraciones deben tener países y/o personas anfitrionas de gentes desplazadas. Un estudio del Banco Mundial, preparado por Varalakshmi Vemuru en el año 2016, sobre el desplazamiento forzado y lo que pueden aportar las comunidades anfitrionas nos hace énfasis en que los campamentos de refugiados y los asentamientos no sean ubicados en zonas relativamente poco desarrolladas y desatendidas. Si las condiciones del lugar donde se ubica a los desplazados son precarias, carecen de seguridad alimentaria, el acceso a servicios sociales básicos e infraestructura económica es limitado, hay escasas oportunidades de subsistencia, y/o los recursos naturales estén degradados; entonces, la presencia de refugiados durante largos periodos de tiempo empeorará aún más la situación de las comunidades anfitrionas y afectará negativamente su hospitalidad hacia los desplazados. El estudio del Banco Mundial, también nos presenta varias características fundamentales que pueden ayudar a organizar una respuesta de desarrollo para el desplazamiento y a la vez complementar los esfuerzos humanitarios. Estas características incluyen: (i) considerar las necesidades tanto de los refugiados como de las comunidades anfitrionas poniendo especial atención en fomentar la independencia y el fortalecimiento de las habilidades técnicas y los activos productivos para reducir la dependencia; (ii) poner énfasis en los resultados de mediano a largo plazo más que de corto plazo en la planificación anual, el presupuesto y los ciclos de ejecución; (iii) alinear las inversiones con los planes de desarrollo local, nacional y subnacional, e incorporar el aporte local a los proyectos más que las inversiones independientes y únicas; (iv) crear proyectos que sean sostenibles desde una perspectiva técnica, económica, financiera, social y ambiental, y continuar entregando en el futuro beneficios en el mediano a largo plazo; (v) mejorar la sostenibilidad de las inversiones en una situación de desplazamiento prolongado mediante la implementación por parte de las autoridades locales, usando los sistemas gubernamentales; (vi) incluir a las comunidades afectadas y las instituciones comunitarias en la planificación local, los procesos de toma de decisiones, la supervisión de los servicios públicos, y en la implementación, operación y mantenimiento de la infraestructura; (vii) establecer un proceso de planificación inclusivo que considere las inversiones, la infraestructura y las capacidades existentes para coordinar las respuestas de manera más eficiente; y (viii) asegurar que la planificación y la prestación de servicios aborden las necesidades básicas y de más alto nivel en sectores como la educación y la salud. Lo interesante al evaluar este listado de características es que, si lo aplicamos al caso de Puerto Rico, como país no nos es viable ofrecernos para ser anfitrión para los desplazados de Ucrania (ni de ningún otro lugar) ya que el gobierno no ha sido capaz de proveer esas mismas respuestas de desarrollo a sus propios ciudadanos. Por ende, nos hemos visto y nos continuamos viendo con un desplazamiento social que se da en forma de migración masiva de puertorriqueños y puertorriqueñas fuera del país. En el Puerto Rico no hay seguridad alimentaria ni contamos con un plan viable para establecer un proyecto de desarrollo agrícola sostenible que nos libere de la necesidad de recurrir solo a importaciones para nuestra supervivencia. Los gobiernos han dado mayor énfasis y beneficios económicos y contributivos a corporaciones foráneas en vez de incentivar a pequeños y medianos comerciantes locales. Peor aún, en lo que se refiere a educación y salud, la población puertorriqueña está totalmente desprovista. De modo que, más allá de tomar medidas pírricas para que no se consuma vodka rusa el gobierno no debe pensar en hacer actos de heroísmo para con otros desplazados, cuando mantiene a sus ciudadanos en una crisis constante y una opresión económica continua.