Delegados-Cabilderos en Washington

Caribe Hoy

En las pasadas elecciones, el Partido Nuevo Progresista impuso  una “elección especial” para elegir seis delegados congresionales (2 para el Senado y 4 para la Cámara de Representantes) para supuestamente representarnos en Washington para cabildear por la fórmula de estadidad.  Estos cabilderos, que cobran un salario de $90,000 y $30,000 en gastos reembolsables. Los cabilderos son Ricardo Rosello Nevárez, Zoraida Buxٔó, Melinda Romero Donnelly, María “Mayita” Meléndez Altieri, Roberto Lefranc Fortuño y Elizabeth Torres.

Durante la juramentación de algunos de esos delegados, Pedro Pierluisi, siguiendo su retórica justificó el gasto altísimo y la necesidad de estos cabilderos alegando que el pueblo de Puerto Rico había sido contundentemente en favorecer la estadidad y que era su norte conseguirla y para ello los delegados trabajarían.  Realmente, esa retorica no es cierta, pero ese es el cuento que los estadistas quieren escuchar y vender en Washington.

Sin embargo, luego de casi 10 meses de gestiones por estos delegados, quienes más bien son cabilderos de la estadidad, en la capital federal nos reportan que en Washington se hacen de oídos sordos a las peticiones y gestiones que estos hacen para promover que Puerto Rico sea un estado de Estados Unidos. Por su parte, Mayita Meléndez ha señalado que “la política (de Washington) es bien dura, se inventan cosas y dicen cosas que no son serias.” También se queja de que tiene que hacer el trabajo ella misma y no cuenta con asistentes como lo hacía cuando era alcaldesa de Ponce. Roberto Lefranc también admite que se le ha hecho cuesta arriba llevar su mensaje al Congreso federal.

Los informes más recientes de todos los delegados reflejan que su trabajo en el Congreso federal es incierto.  Ellos solo pueden entrar al Congreso con cita previa, su tiempo para hacer su exposición es de media hora, y hay un desinterés evidente de los congresistas para promover la estadidad de la isla, y un desconocimiento sobre nuestra situación política.  Todos los delegados justifican sus salarios con montones de reuniones donde se presentan argumentos vanos en apoyo a la estadidad, pero no logran nada.

Es interesante lo expresado por Zoraida Buxó en su informe cuando señala que los congresistas cuestionan la inestabilidad de Puerto Rico y la imposibilidad de planificar a largo plazo para un desarrollo firme y sostenible de nuestra economía local, exclusiva de las transferencias federales. Más claro no canta el gallo.  El mismo Congreso federal está indicándole a los delegados que es importante tener un proyecto de país donde seamos sostenibles sin las ayudas federales.  La quimera del Partido Nuevo Progresista y los estadistas es simplemente un antojo que el colono poncha desde el “home”.

Entonces, considerando la situación económica del país, es imperativo preguntarnos porqué se sigue impulsando seguir gastando innecesariamente en estos delegados.  La contestación obvia, es que los estadistas se aferran a ese sueño de la estadidad, así como los populares se aferraron a pensar que Puerto Rico, por ser “Estado Libre Asociado”, no era una colonia de Estados Unidos, hasta que el Tribunal Supremo Federal hace varios años se los dijo clarito. Nuestra mentalidad colonizada es tal, que no nos permite - sea por desconocimiento, ignorancia u orgullo falso - reconocer que nuestro archipiélago es propiedad de Estados Unidos, somos su colonia y al Congreso no le interesa que Puerto Rico sea un estado de la nación norteamericana. 

Entonces, en vez de gastar dineros y esfuerzos innecesarios, porque no nos pensamos como una isla con integridad y hacemos un proyecto de país que verdaderamente nos ponga en posición de ser auto gestionados y que desarrollemos una economía solidaria con, pero independiente del colono.  ¿Por qué los políticos siguen promoviendo la venta del país y la privatización de todo lo local, cuando evidentemente esto ha resultado ser un mal negocio para los ciudadanos y nuestra economía? ¿Quiénes se están lucrando del negocio de la estadidad? Es hora de cortar gastos innecesarios, y el gasto de los mal llamados delegados congresionales es uno de ellos. ¿Hasta cuando seguiremos creyendo este cuento de hadas?