Puerto Rico hoy en día enfrenta diferentes problemáticas: pobreza, privatización del país, y problemas ambientales entre otros, pero la violencia de género se mantiene entre los principales. Por lo que, luego de una pausa retomo nuevamente este espacio para traer a su atención algunos aspectos de este problema social. En estos días nos han sacudido diversos casos de feminicidios a través del globo terrestre, siendo una historia de nunca acabar.
Repensar en la violencia hacia las mujeres desde diferentes escenarios, repensar en las victimas con distintos roles y en sus desenlaces es una forma de tomar acción sobre un fenómeno del cual se habla con normalidad en el diario vivir y requiere nuestra plena atención. Según la Organización Panamericana de la salud una 1 de cada 3 mujeres y niñas han experimentado violencia física y/o sexual en su vida, principalmente por parte de una pareja. Un dato que incremento durante el contexto del COVID-19, mientras que el acceso al apoyo y servicios por el sector de salud disminuyo. Lo que provoca realizar varias preguntas reflexivas, entre las que se encuentra que hago para contrarrestar la violencia de género, ya que el estado esta incapacitado para resolverlo. Creo que una forma de iniciar una acción proactiva será hacer visible lo que estamos invisibilizando, sobretodo cómo reflexionar sobre la violencia en nuestras acciones cotidianas. De esto poco se habla. Por otra parte, asumir la educación formalmente para prevenir la violencia, no tan soló en los escenarios escolares sino también en los procesos de socialización que son responsables las familias. Asumir consciencia sobre la violencia de género es una responsabilidad de todos/as. Por ello, al remirar la última foto tomada a Debanhi Escobar (previo a su asesinto en México): desvalida, con miedo, angustía e impotencia en una avenida de su ciudad sin que nadie pudiera ayudarla, tenemos que decir ¡basta ya! Ni una muerte más.