Ante los Bárbaros: la invasión del 25 de julio 1898

Cultura

(San Juan, 10:00 a.m.) En 1900, J.M. Vargas Vila publicó en Roma un libro con el título Ante los Bárbaros, que dice su autor inició el despertar de un nuevo estado de conciencia en América. Vargas Vila luego publicó en 1930 en Barcelona una edición definitiva con el mismo título y su portada era un pulpo con sombrero de Tío Sam, que se apoderaba con sus tentáculos de la isla de Puerto Rico. Este autor tuvo que ser muy importante para el pueblo puertorriqueño puesto que hasta Daniel Santos cantaba un número que se llamaba Vargas Vila.

Lo interesante es que, aunque no era un libro propiamente de historia, es un relato en prosa que tiene un gran apego y compromiso con la verdad histórica que denunciaba y recoge los actos de barbarie del expansionismo norteamericano. A saber, el despojo de Filipinas, de más de la mitad del territorio de México, la anexión de Hawaii, y como botín de guerra, la conquista disfrazada de Cuba y desvergonzada de Puerto Rico. Revela, además, la aventura imperialista de filibustero Walker, ocupaciones de Haití y Santo Domingo (unas de tantas), la intervención y robo audaz de Panamá y el desenlace de esa guerra hispanoamericana que cambió la suerte de los pueblos conquistados.

Lanza Vargas Vila el grito más estruendoso contra el imperialismo norteamericano y su destino manifiesto que proclamaba que la raza anglosajona había sido elegida por Dios para civilizar al mundo. Este llegó a decir, “No renunciaremos a nuestra parte en la misión de nuestra raza anglosajona, custodios bajo Dios de la civilización del mundo.” El grito de Vargas Vila es una alarma a los pueblos latinoamericanos para impedir la rapacidad resultante de la era del imperialismo.

Traemos este trasfondo ya que, cumpliendose 124 años de la invasión norteamericana este 25 de julio de 1898, hay quienes todavía dudan de esa barbarie y no tienen ningún compromiso con la verdad histórica. Decía Vargas Vila que el “espíritu humano es ávido de fábulas y así se hace de la Historia una conspiración contra la verdad”. Ese fue el intento fallido de personajes como Norma Burgos al querer tergiversar nuestra historia con aquella absurda tesis de la auto invasión que no pudo sostener al cumplirse el centenario de la ocupación en 1998. Hay otros asimilistas y entreguistas que suenan con la entrega total, palmo a palmo, desde la playa hasta el monte.

Si los anexionistas tan solo echaran una mirada a los acontecimientos del Siglo XIX, verían a Puerto Rico en las metas que habían trazado los ideólogos del expansionismo norteamericano. Es muy fácil constatar que desde muy temprano en ese siglo consideraban que las Antillas Mayores eran una extensión natural de la Florida, la cual habían obtenido de España desde 1803.Esa extensión por toda la masa continental hasta el Océano Pacífico, por el Pacífico hasta Hawaii y el norte del continente hasta Alaska, formaría un triángulo estratégico que sería la plataforma desde la cual Washington dominaría el mundo entero.

El interés de Estados Unidos por la zona del Caribe es muy antiguo. Es de hecho, anterior a la constitución de la República. Benjamin Franklin le recomendó a Inglaterra la toma de Cuba. En los planes de Estados Unidos estuvo siempre el apoderarse de la isla de Puerto Rico. Tal ambición ocupó activamente la atención de más de seis presidencias quedando revelada en las declaraciones de Adams (1783), Jefferson (1797), Quincey Adams (1823), Polk (1854), Walker (1856) y otros. Basta recordar algunas de tantas declaraciones que sin duda hablan por sí mismas.

El Capitán Alfred T. Mahan afirmaba que desde mucho antes de iniciarse en Cuba las hostilidades contra España, un viejo e inteligente oficial de la Marina Norteamericana le había confesado la necesidad de apoderarse de Puerto Rico. Al Almirante Mahan se le debe considerar ser el verdadero doctrinario del imperialismo norteamericano. Desde la década de 1880 afirmaba que el poderío naval y el comercio marítimo son inseparables y que ambos eran indispensables para la fuerza y la prosperidad del país. Fue quien propuso la construcción de una armada imperial, siguiendo el modelo británico. Según Mahan, el poderío naval era una precondición necesaria para la expansión económica de los Estados Unidos.

La decisión de tomar Puerto Rico militarmente antes de aceptar la rendición de España, así como la de retenerlo como una colonia clásica, se explican en parte por la importancia militar que se le adscribe. Es también por esta razón que los Estados Unidos no retiran sus tropas de Cuba hasta no arrancarle la base de Guantánamo (mediante la cual controlaría el paso entre La Española y Cuba). Se trata pues de sostenerse con la verdad histórica, no por conveniencia ni politiquerías, sino para sustentar posiciones de respeto y dignidad.

De lo contrario, seremos cómplices, de esa barbarie que adelantó Vargas Vila de filibusterismo, de desembarco y pillaje y botín. En este año, como sabemos, la barbarie nace togada, presta a aprobar consultas coloniales e imperiales para poner en caja segura el botín imperialista del ‘98.

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*Autor es Catedrático de Historia de la Universidad Interamericana Recinto de Bayamón