Sin miedo

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“La idea de que el pueblo nos tiene miedo a nosotros refleja la falsa noción de que ese miedo está bien fundado y será duradero. La basan en la misma confusión de pueblo con clase dominante. A nosotros sí nos tiene miedo – la clase dominante, subsidiaria del imperialismo, que son nuestros adversarios irreconciliables. Pero el pueblo, aunque una gran parte de él esté confundido por la propaganda desatada por el régimen a través de todos sus medios de control de comunicación contra nosotros, no tiene razón válida para tenernos miedo. Porque nosotros somos los más auténticos portavoces de sus intereses y sus legítimas aspiraciones. Ese miedo, como todo cuanto se funda en la falsedad, se derrumbará.

La solución no está en hacerse partícipe de ese miedo artificialmente propagado, y hacerle caso al propósito imperialista de aislarnos a nosotros del pueblo. La solución está en quitarle el miedo al pueblo. Porque si el pueblo no pierde el miedo, no puede haber lucha, ni puede haber unidad. La contemporización con el miedo no ha sido nunca un medio adecuado para orientar al pueblo. Eso es lo que hace es aumentar la desorientación del pueblo.
Ese miedo al miedo del pueblo se funda en la equivocada creencia de que no puede romperse la barrera de presiones, propaganda y falsedades que impide que el pueblo entienda la verdad. Y esa noción surge de un planteamiento falaz de que el proceso social se determina por una competencia publicitaria, en la que aquel que controle los canales ordinarios de comunicación pública tiene que vencer como una fatalidad. Así no es que opera el proceso de desarrollo social. Una serie de acontecimientos, generados por la fricción que van desarrollándose por debajo del engranaje propagandístico, trae a flote continuamente planteamientos básicos de nuestra doctrina libertadora, y los dramatiza con mayor efectividad que las que pueden alcanzar todos los medios de publicidad pro imperialista en su propaganda. Ese hervidero subyacente se va ensanchando con cada una de sus propias explosiones, dando impulso a nuestro trabajo de educación. Al mismo tiempo, va minando el muro de mentiras en que se apoya la propaganda colonialista, hasta que un día la muralla se desplome y el pueblo alcance su plena luz.”

“El miedo puede frenar temporeramente la lucha de un pueblo. Vencerlo es el reto de los que combaten por la liberación. Cogerle miedo, al miedo que el pueblo nos tiene es confesar impotencia para la lucha, replegarse ante el enemigo y concederle la victoria por anticipado.”

Extracto – Ponencia Bases para la Unidad Anticolonial, 1965