Micropoemario feroz: La esperanza es verde como el mugir de las vacas (2015/18) de Edgardo Nieves-Mieles

Crítica literaria
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Además se caracteriza [la micropoesía] por tener cierto sentido

de humor o ironía. Los micropoemas casi siempre

son pequeñas verdades, revelaciones o soluciones

para problemáticas sociales o emocionales.

Lilián Villanueva

 

El poemónimo está a la vuelta de la esquina

o en la siguiente parada del metro.

Efraín Huerta

 

La vena satírico-conceptuosa se trasmuta de

continuo con juegos de ingenio […]

Dinorah Cortés-Vélez

 

 

I

No se trata solo de micropoesía, sino de un micropoemario. Complejo (79 títulos), neobarroco, centrípeto y centrífugo, varias veces voraz, aconteciendo en el breve, brevísimo espacio textual de una micropoética en expansión, en la cual el flujo rápido de micropoemas —hasta tres por página— crea el efecto de estar inscrito (el lector) en el desplazamiento desbordante (y sinestésico) de un viaje intenso que se hace en un abrir y cerrar de ojos.

Intensidad.

 

Viaje al centro voltaico de un minimalismo conceptista,

“O te aclimatas o el clima te mata,” que, en su devenir irónico, lúdico y crítico, hace saltar las palabras,

“Los monstruos de la razón

producen sueño,” sin que esas detonaciones interrumpanni disminuyan el flujo de fragmentos que llegan al micropoemario (intratextualmente) desde otras escrituras, como tarjetas postales, celebraciones, manuscritos, diarios, apuntes…:

 

Celebración de la ambigüedad, 3

 

Se pintan casas.

A domicilio.”

 

Micropoemario neobarroco, contrapuntístico, con paralelismos y oposiciones asimétricas, de factura artesanal (casi 6 pulgadas de largo y 4 de ancho), en el cual caben 79 títulos en un total de 36 paginitas de textos;más 1 para los tres epígrafes (Eric Satie, Héctor Manjarrez y Rafael A. Acevedo Rodríguez) y 10 para el índice, cuyos títulos, muchos larguísimos, a veces son más largos que el micropoema, como en este caso (título en negrillas):

 

Apunte hallado en la libreta de planes del educador transferido a otra escuela del barrio más distante de su localidad, luego de una agria pero civilizada disputa con su superior inmediato

 

Ya ves, Miguel Ángel, cómo aún la soga

sigue partiendo por lo más finito.”

 

II

Viaje al centro de un conceptismo minimalista,

 

“¿De qué te vale tener zapatos nuevos

si sigues estando de rodillas?”;

 

que, a pesar de la fragmentariedad de los textos que conforman el micropoemario, muchas veces dramatizada mediante la numeración discontinua de los títulos, “Celebración de la posmodernidad, 4”; a pesar de la heterogeneidad material —el poema más largo tiene 12versos y el más corto uno y de las asimetrías (disparatadas) el título más largo conforma un párrafo:

 

Como interior para un desahucio en Medianía Alta perpetrado en la mañana del 6 de febrero de 1980 en el cual Adolfina Villanueva, mujer negra, humilde, trabajadora y madre de 6 hijos, es vilmente asesinada por defender la dignidad de su familia y el hogar en el cual sus ancestros vivieron desde los tiempos de la colonización española”—;  a pesar de esas y otras desviaciones, hay que destacar dos puntos. Uno de soberanía poética y el otro de independencia textual, cada uno de los cuales añade sustancialidad a los desplazamientos y desprendimientos del periplomicropoético que empieza con este título (irónico, lúdico y crítico) largo: “Las alegrías del Hombre Invisible (Tarjeta postal a Antonio Muñoz Molina, quien asegura que uno sólo existe si lo saben en Barcelona o en Madrid).

 

III

En cuanto a la soberanía poética, está el hecho de que, en el segundo micropoema, “Epifanía,” la voz poética —descrita más adelante— se declare (siempre peligroso) en control de la lírica:

 

“En mis manos, al fin

esa yedra veloz y fértil: la poesía.”

 

En cuanto a la independencia textual, está el hecho de que, desde el tercer poema, la voz poética inscriba el micropoemario en un relato de liberación del capitalismocorporativo:

 

“En este país los gallos

siguen durmiendo en las espuelas

de esos resabios feudales

del capitalismo, los editores.

 

Así que, si no puedes contra las editoriales,

no te les unas.

Crea la tuya propia.”

 

IV

Irónico, demasiado irónico. Desde la soberanía poética y la independencia textual, el viaje rápido, pero intenso y pegadizo, a través de 36 microcuartillas, conforma una imagen movediza y difusa (¿ectoplásmica?) de un sujeto poético duro, proteico, consciente y dispuesto a cruzar, en “Cría fama y te arrancará los cuervos,” la frontera entre la dureza y la perversidad:

 

“Algunos dicen que soy malvado.

No es cierto.

Tengo el corazón de un niño.

En formol.

Sobre mi mesa.”

 

Lúdico, perverso y duro; sujeto proteico que juega con fuego y apuesta a no quemarse:

 

“Celebré mi cumpleaños número 15

incendiando la escuela donde cursé la primaria.

Fue entonces cuando las generosas llamas

me regalaron la inmensa dicha de leer

en ellas todo cuanto me sería dado ver en este

/mundo.”

 

Y ello porque sabe de la perversidad antimartiana:

 

“En cada amigo de nuevo cuño

se esconde siempre un potencial traidor.”

 

Porque modula, en “Celebración de la sabiduría, 6,” la línea de ataque desde la tercera persona:

 

“Los mediocres resienten siempre

que su mezquina opacidad

sea puesta en evidencia

por la luz que acompaña a los elegidos.”

 

Porque conoce la dialéctica:

 

“aprendí que, por amor a un difunto,

los vivos pueden odiarse a muerte.”

 

Porque se siente como un pequeño dios desde la masculinidad:

 

“¿Quién más podría ser Dios

si no yo mismo cuando te poseo?”

 

Frente a la que no se achica ante la venganza micropolítica (literaria, siempre literaria) de género:

 

“Para tu maligna lengua de víbora

guardo la última gota

de mi semen constelado y nutritivo.”

 

V

Proteico, demasiado proteico; múltiple en su unidad estrambótica. Sujeto poético político que dispara, en “Celebración de la ambigüedad, 4,” contra uno de los colores del bipartidismo tóxico de la actualidad boricua (el azul):

 

“No todos lo penepés son pillos,

pero casi todos lo pillos son penepés.”

 

Sujeto que indiza la globalización neoliberal desde el vértigo de clase:

 

“Todos los días agonizo

comprando en el mercado

el producto de mi explotación.”

 

Y desde otra clase de vértigo: la disminución del valor de cambio por el de uso:

 

“En lugar de hacer más ricos a los ricos,

ejerzo mi derecho a la transgresión,

y elijo hacer menos pobres a los pobres:

le digo sí a la piratería.”

 

VI

Lúdico, demasiado político (filosóficamente):

 

“Veo televisión;

luego, existo.

 

Compro en Plaza las Américas;

luego, existo.”

 

VII

Sujeto que, en términos de la literatura, en “(De cómo ciertos premios nacionales vitalicios siguen difundiendo tantísimo ruido y tantísimo ego por esos mundos de la publicidad),” practica la voracidad literaria, demasiado literaria, contra el poeta chileno Raúl Zurita, ganador del Premio Nacional de Literatura en 2000:

 

“Ahí va Zurita.

Hay basurita.

¡Ay, basurita!”

 

También, desde el polisémico título “H.P.,” contra el poeta cubano Heberto Padilla (1932-2000), protagonista del conocido choque con el gobierno cubano llamado “El caso Padilla (1971):

“En resumidas cuentas,

si Julio fue un cronopio con fama,

entonces, tú, Heberto, sólo fuiste

un fama sin esperanza.

 

Y, en el penúltimo poema (en prosa), “Egos revueltos,” contra siete escritores boricuas (“José Ramón Meléndez, Lilliana Ramos Collado, Iván Silén, Etnairis Rivera, Hjalmar Flax, Luz Ivonne Ochart, Áurea María Sotomayor”), cuyo egocentrismo, en determinadas situaciones, le parece letal:

 

“Habría que investigar si alguna de estas personas se encontraba entre los pasajeros de la gloriosa embarcación, pues con que solamente uno de los 7 hubiese colocado el pie izquierdo sobre cubierta, de inmediato se hubiera hundido el Titanic.”

 

Voracidad literaria que, en Breve disertación acerca de los cayos literarios,” desinfla el ego romántico:

 

“Yo soy un poeta

muy personal.

No tengo influencias,

 

para, desde esa desnudez, modular, en el último poema, “La humildad es la más valiosa de todas lasherramientas del viajero,” una retórica que combina, como carcajada final, la reflexión del cronista sabio con la sabia ignorancia de la tradición socrática:

 

“Al emprender viaje,

de buena gana

acepté las más elementales

y sórdidas privaciones.

 

Tras haber recorrido lejanos

e inimaginables parajes del planeta,

tropezando y estudiando a fondo

variopintas civilizaciones,

sólo ahora tengo una idea

clara y precisa de mi grande ignorancia.

 

VIII

Fin de una ironía que no tiene fin:

“Lo que decimos siempre es una cosa

que quiere decir otra cosa

que quiere decir otra cosa.”

 

Continuidad de una crítica que, por un lado, no se autocancela:

“lo ignoro y lo conozco todo.”

 

Y, por el otro, se burla del lenguaje trillado:

“La verdadera felicidad

consiste en vencer

a nuestro monstruo interno.”

 

IX

En tanto que miocropoemario feroz, La esperanza es verde como el mugir de las vacas sacude y trastoca firmezas, juega con verdades y critica la dominaciónpolítica, a veces, como enVerde que te quiero verde,desde una pistola de vida:

 

“La esperanza

Es el gatillo de los oprimidos.

 

Viaje breve pero intenso, voltaico, sinestésico y hasta hipertélico, al centro de un micropoemario con soberanía poética e independencia textual por el que transitanfragmentos de un universo más grande, en descomposición, que una voz poliédrica, con muchos “yos,” difusa y ectoplásmica, engrana y desengrana:

 

“Yo, como Poncio Pilatos,

estoy destinado a lavarme siempre las manos.”

 

Viaje que conduce también a callejones sin salida,inundados de luz:

 

“Cuando la semilla pierde la cáscara,

su corazón queda al desnudo.”

 

X

Como acercamiento panorámico a este micropoemario neobarroco de ENM, el presente ensayo vale de puente introductorio hacia una lectura otra, más extensa y desarrollada, como la que plantea, en el cuarto capítulo, “El minimalismo antipoético de Edgardo Nieves-Mieles (una yedra veloz y fértil, entre escribalazos, textículos, poemínimos y cortoletrajes,” el libro fundacional de Federico Irizarry Natal, La escritura del gremlin. Posmodernidad y minimalismo antipoético en tres poetas puertorriqueños: Salvador Villanueva, Edgardo Nieves-Mieles & Jorge David Capiello (2022); según el cual la poética “solar” de La esperanza es verde como el mugir de las vacas plantea, “en términos éticos y estéticos,” una “reorientación reconstituyente de lo real”:

“sin que ello implique de ninguna manera optimismo ingenuo; sino realismo lúdico y confrontacional caracterizado por una suerte de alumbramiento cruzado por eficaces ráfagas de ironía que imposibilitan tanto la inadecuada candidez asertiva de un espíritu naif como el anquilosante espectro agorero de la negatividad.”

 

A partir de esa “reorientación reconstituyente de lo real,” en una entrevista con Iris Miranda, “Entre luces con Edgardo Nieves-Mieles” (2019), el autor del micropoemario feroz, también autor de una micronovela descomunal, Todos los placeres suelen ser verdes (2013), reclama con estridencia, anteel silencio de los que no cuentan las pequeñas, muy pequeñas editoriales del país en las que él, ahora como editor de dos, Espejitos de Papel e Indómita Editores, ha publicado, incluyendo sus microtextos, más de cincuenta títulos a partir de 2006; reclama la visibilidad que le niegan los centralizadoresde la cultura que ningunean la microliteratura: “No pediremos [dice ENM] permiso para ponernos impertinentes, pero es sabido que para ver se necesitan ojos.”

 

XI

Poslectura. Desde la aparente tranquilidad “verde” del micropoemario leído, subrayado y comentado en este acercamiento introductorio, uno de los micropoemas más feroces, flechado contra el poeta chileno Raúl Zurita, (De cómo ciertos premios nacionales vitalicios siguen difundiendo tantísimo ruido y tantísimo ego por esos mundos de la publicidad),” gana una nueva estrofa en la segunda edición de La esperanza es verde como el mugir de las vacas (2015), publicada en 2018:

 

“Mil ángeles por doquiera venteando

la ardiente voluntad del ámbar,

el pan para las hormigas,

la fugacidad de los cuartos de hotel,

el vacío paraíso, sus galerías de espejos

y la falsa risa de los emperadores.

 

Ahí va Zurita.

Hay basurita.

¡Ay, basurita!”

 

Además, surgen dos nuevos micropoemas anteriores, y cinco posteriores, al también feroz, ferocísimo y, debido al efecto bumerang, mucho más peligroso, “Egos revueltos,” que en la primera edición ocupaba, por la tensión que irradia su ferocidad, el penúltimo micropoema del micropoemario; anterior a la carcajada final de “La humildad es la más valiosa de todas las herramientas del viajero. ¿Desplazamiento (¿aplazamiento?) intratextual de “Egos revueltos” que relaja —sin añadirle ni quitarle nada al micropoema, sino por el alejamientorespecto del golpe final del último micropoema del micropoemario la paz guerrera declarada a los escritores boricuas más egocentrados de su época? ¿”Huevos revueltos”?

 

A partir de las dos ediciones de La esperanza es verde como el mugir de las vacas (2015; 2018) —cabe subrayar la cadena de neologismos del subtítulo entre paréntesis: (Escribalazos, textículos, poemínimos y otros cortoletrajes), que el libro de Federico Irizarry Natalincorpora al título del estudio que le dedica al micropoemario: “El minimalismo antipoético de Edgardo Nieves-Mieles (una yedra veloz y fértil entre escribalazos, textículos, poemínimos y cortoletrajes”—; a partir de esas dos ediciones, será necesario abordar, en otro trabajo, la micronovela descomunal, Los mejores placeres suelen ser verdes (2013), desde el cruce entre el microthriller y lo metanovelístico en el contexto de una micronovela “armada” con el lenguaje de la micropoesía.