parar el ruido
intermitente
de nuestra isla
cuando cruje ´
borrascas de rumores
confusos invisibles
rumiando recuerdos
con preguntas
que nunca habitamos,
y ante la falta de fe
en las pisadas con aroma
a certeza beso sonrisa
urge repensar las manos
desparasitar el cuerpo
de apocadas indiferencias
de gritos caprichosos
de esos diminutos buitres
golosos de nuestras vilezas,
hasta rellenar los huecos
de nuestra voz
de nuestras respuestas
y palpitar desde la soledad
nuevas sílabas y querencia
como sonata de abrazos
como los recovecos de la piel
al amar ese primer amor
y si resucitar nuestra voz
es un acto
suicida
desprendido
pero, claro, mortal,
finalmente, pues morimos
y nos resucitamos
entre gusanos y mariposas
encapullados a un poema
hasta recuperar
la isla
de nuestros pliegues
la patria
de las miradas
y la memoria
de esa paz
después de...
alcanzar
ese instante
y arribar
al silencio
de la palabra
sin huecos
en la voz
[Nota de la autora: poema del texto Cicatrices de la memoria, 2024]