Aunque no dejando de haber siempre algo de escepticismo hasta la comprobación con evidencia fehaciente, no deja de inquietar a los que creen firmemente en la libertad de prensa y derecho de la ciudadanía a conocer la verdad los señalamientos hechos en rueda de prensa por el portavoz del Ministerio de Exteriores de China, Wang Wenbin, de que los medios occidentales han caído en una suerte de "afasia colectiva" y en un mutis cómplice, tras la difusión de un artículo de investigación del periodista estadounidense Seymour Hersh en el se atribuyen a Estados Unidos los atentados contra los gasoductos Nord Stream.
El periodista de investigación Hersh, que fue galardonado en 1970 con el premio Pulitzer, reveló en un artículo publicado en su blog que buzos de la Marina estadounidense colocaron explosivos bajo los gasoductos Nord Stream en junio de 2022.
Según una fuente familiarizada con el asunto, la operación se llevó a cabo bajo la cobertura de los ejercicios BALTOPS 22 de la OTAN. Tres meses más tarde, los dispositivos fueron activados de forma remota para destruir los gasoductos. Según el periodista, Noruega ayudó a los buzos a colocar cargas de C4 bajo las tuberías.
El ministro ruso de Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, ha venido denunciando, por su parte, que desde septiembre del año pasado, las autoridades rusas no han recibido respuestas de Suecia ni de Dinamarca relacionadas con la investigación de las explosiones en los gasoductos rusos Nord Stream 1 y Nord Stream 2.
En particular, el canciller ruso, aduce que, pese a que los embajadores rusos se lo recuerdan a los primeros ministros de ambas naciones una vez al mes, Moscú sigue sin recibir notificaciones, ni siquiera las más básicas acerca de si sus peticiones fueron al menos recibidas.
Lavrov califica esta actitud de "grosera" y dijo ver detrás de ella "el total fracaso de los intentos de zanjar la responsabilidad de Occidente colectivo, encabezado por Estados Unidos, en este sabotaje, en la organización de este ataque terrorista".
El alto funcionario ruso ha hecho referencia al material del periodista de investigación estadounidense Hersh, según el cual, el objetivo de las explosiones en los gasoductos pasaba por "no permitir que Alemania se sienta en una zona energética confortable".
"Del mismo modo que hace años descubrieron que la Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos pinchaba el teléfono de Angela Merkel —un hecho que no requería de investigación y que fue reconocido por todos— y la canciller alemana se comportó, no como una líder del principal país de la Unión Europea, sino como la jefa del Gobierno de una potencia ocupada, esto se repite ahora de forma aún más pronunciada", denunció el ministro ruso.
Con el sabotaje a los gasoductos Nord Stream, aduce Lavrov, se impide el crecimiento de Alemania como principal potencia europea, favorecido por los recursos energéticos “baratos y seguros de Rusia, a precios totalmente asequibles que garantizaban el crecimiento de la economía alemana”.
Otro asunto al cual Wang Wenbin denuncia que Washington guarda silencio, y que no importa que sea él quien hace el señalamiento, debe inducir a una mayor atención de la prensa estadounidense es el caso del descarrilamiento de un tren con sustancias tóxicas en Ohio que "provocó un derrame químico", mientras califica el globo chino derribado el pasado 4 de febrero cerca de las costas del estado de Carolina del Sur "de desafío".
"En redes sociales, muchos internautas estadounidenses dejaron mensajes preguntando al Gobierno: ¿qué esconde?", recordó Wang Wenbin.
Que en toda esta disputa geopolítica salgan a relucir estos asuntos y que se acuse a la prensa estadounidense de haber caído en una “afasia mediática”, no deja de llamar la atención y provocar aprensión de los defensores de la libre expresión democrática y la libertad de prensa.