Sin salida la calle

Agenda Caribeña
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Vivo en Río Piedras, en una calle sin salida de cerca de 1/7 de milla de largo. Empieza con una escuela privada que cerró por descenso de matrícula, tiene dos refugios informales de personas sin hogar, un centro donde una iglesia reparte de 30 a 60 almuerzos a diarios a personas hasta con hogar que llegan en su carro a buscarlo. Tiene un grupo de 6 a 10 personas que piden dinero por turnos en los semáforos. Cierra con tres condominios, uno grande -donde vivo- con cerca de 140 familias, al frente hay otro con unas 50 a 60 y otro más pequeño con capacidad de unas 100 familias, pero al momento viven unas 30. Entre las casas terreras y los condominios, vivimos unas 200 familias, clase trabajadora, varios profesionales, hay micro-comerciantes, empleados del gobierno o compañías grandes, bien poquitas del sector ese “medio alto”.

La calle tenía unos joyancos y grietas. Unas vecinas empezaron a ponerle piedras, otro vecino mejoró la idea poniendo cemento, luego lo pulió con concreto y varilla y nos sumamos más con un llamado a la gente de la calle para aportar trabajo, dinero y materiales. Tras 6 domingos tapamos las grietas, aliviando por mucho el problema comunal. ¿El gobierno? Nuestra calle ni siquiera estaba en el mapa del municipio de calles a reparar del municipio San Juan, la gente a cargo de embrear ni la conocían.

La iniciativa comunitaria que empezaron estos dos vecinos ayudó mucho a la calidad de vida de todxs. Para lanzarnos a hacerlo, no se preguntaron posiciones políticas ni religiosas. Hubo gente que fue a trabajar, otra dio dinero, otras llevaron comida y trabajaron, una vecina aportó $100. En ocasiones yo ayudé.

Mientras los independentistas y socialistas también somos vecinas y vecinos y debemos saber trabajar con todas las personas para aliviar problemas urgentes, esa lógica no sirve para luchar por la descolonización.

Primero, a diferencia de mi calle, la colonia NO está rota, la colonia está sana y produciendo ganancias -económicas y políticas- al imperio que la construyó. Para eso se tienen colonias.

Segundo, para descolonizar hay que saber que una colonia no existe sin un imperio. Si no se atiende la lógica imperio/colonia y se pretende atender solo los problemas internos de la colonia se pierde la mitá más pesá de la ecuación. Puerto Rico es una colonia porque el imperio estadounidense lo desea. La lucha contra toda colonia es la lucha contra todos los imperios. A pesar de que hasta independentistas le han ido creando un espacio ideológico a estadistas “anticoloniales”, los mismos lo que quieren es unirse al imperio. O sea: son anti la víctima, pero a favor del agresor. Esa lógica es torcida, pero la vocaliza mucha gente (y requiere otra discusión).

Por otro lado, hay figuras –que se identifican como independentistas, calificativo que no se lo disputo, que sea la historia quien lo determine– que juran que la salida de la colonia es hacer agrupaciones “nuevas” que atiendan eliminar los peores males internos del gobierno colonial, sin atacar la dicotomía imperio vs colonia. La línea de argumentación principal es que el pueblo tiene que atender problemas urgentes, o que el pueblo le tiene miedo a la independencia; ambas justificaciones casi siempre emparejadas.

Sobre esta guareta, se debe comenzar con recordar el derrotero de Muñoz Marín como pionero destacado de esa fachada de que él era independentista, pero le importaba más atender el hambre del pueblo. Primero es que MM no cambió de independentista a carcelero de patriotas por esa razón. En la cosmogonía colonial se esconde un dato que toda persona independentista debe saber de memoria. Antes que, a Muñoz, el ELA le fue ofrecido por Pedro Capó Rodríguez, de parte del Departamento de Estado de EUA, a los nacionalistas PRESOS en Atlanta en 1939. La oferta incluyó: “inmediata excarcelación, nuestro regreso inmediato a Puerto Rico; para ganar las posiciones públicas ‘que mejor que ningún otro puertorriqueño merecíamos’; para tener unas’ elecciones libres que el Partido Nacionalista pudiera ganar’; y ‘una autonomía tan amplia, tan amplia, que equivaldría a una independencia sin bandera’, lo único, lo único que nosotros teníamos que hacer—nosotros, pobres presos en tierra enemiga, a miles de millas de nuestra patria—lo único sería declarar que ‘la independencia no está en issue’.” (Juan Antonio Corretjer, La lucha por la independencia de Puerto Rico.) Al rechazo nacionalista, Capó respondió que su asignación empezaba en Atlanta, pero le encomendaron un plan de resguardo. Luego el enviado estadounidense se reunió con Muñoz (en capítulos ocultos que deben ser aclarados; por diversos datos, sospecho que fue en Cidra) y a Muñoz el PPD le dieron lo ofrecido al liderato del Partido Nacionalista encarcelado.

El ELA y -más importante- el discurso de dirigir el trabajo político a atender los males de la colonia sin luchar por la independencia, es creación de la cabeza ejecutiva del imperio, porque le conviene disfrazar la contradicción principal y así dividir las perspectivas y voluntades de luchar en su contra. (El imperio puede eliminar el ELA y mantener la colonia.)

Es importante recordar que Muñoz comenzó en el Partido Socialista -del socialismo anticomunista- y lo “acusaban” de ser comunista y, en su creación, el PPD asumió de lema las consignas comunistas de Pan, Tierra y Libertad, incorporó a cientos de miles de independentistas, se organizó territorialmente en modo paralelo a las organizaciones creadas por el Partido Nacionalista y todavía en 1939 Muñoz apoyaba la independencia. Su giro de decretar la incompatibilidad entre ser del PPD y ser independentista, lo escala a declarar delito abogar por la independencia y lo culmina arrestando y asesinando independentistas. Ese es el derrotero común de una traición.

Ojo, con esto no sostengo que las figuras que en la tercera década del siglo 21 que insisten en proyectos parecidos sean traidores o traidoras. En lo que insisto es en que la línea estratégica de querer atender los males ocasionados por el imperialismo, sin atacar a ese imperialismo, es una estrategia iniciada por el mismo imperialismo -la redundancia es histórica, no gramatical- y nos ha conducido a esta situación incluyendo la represión contra la independencia (con armas o con leyes o con etiqueteos).

Hoy día, la desesperación causada por la derrota de muchos de los logros alcanzados por décadas de luchas ha empujado en todo el planeta millones a la derecha fascista y polarizando sociedades. En Puerto Rico esta polarización se intenta atajar con movimientos “izquierdistas” que soslayan al máximo el problema fundamental del imperialismo. Estas fórmulas que se presentan como noveles, postulan que el empobrecimiento acelerado de las grandes mayorías es un defecto de recientes abusos del sistema y aducen que, atendiendo problemas como el bipartidismo, la corrupción, malas leyes, nos libramos de nuestros males.

Esta argumentación camuflajea –con millones de propaganda concertada o como efectos de la ong-inización del discurso–, que la pobreza existe desde antes de La Junta, María, Pierluisi o la venta de la AEE –o de las navieras. Esconde que el primer gobierno yanki de finales del siglo 19 –desde antes de los partidos– ya descuadró las finanzas del gobierno por el robo del presupuesto. Obvia que el narcotráfico domina grandes escenarios desde el siglo pasado, que el éxodo masivo boricua tiene más de un siglo, o que desde el Informe Tobin de 1975 la derecha pide la desarticulación de los sindicatos de lucha y el “adecentamiento” de las finanzas gubernamentales. Y no se preocupa que ha sido la colonia desde hace más de medio siglo lo que nos ha conducido a altísimos niveles de desempleo, alcoholismo, abuso de parejas, suicidios y enfermedades mentales. O sea: nuestros males no vienen de los dos partidos que administran desde el 1968, los antecede por mucho.

Creo firmemente que todo accionar político en Puerto Rico que no empuje a luchar contra el imperialismo, refuerza el status quo. Tanto así que la postura No antiimperialista es respaldada por EUA, sus partidos, organizaciones ong’s y empresas. Además, sostengo que el imperio no se amarra con solo los dos partidos “mayoritarios”, sino que también mantiene su control, sembrando en partidos minoritarios y enfilando las agendas de grupos sociales con excelentes metas pero que aducen que se pueden resolver los problemas con mera buena voluntad. Los imperios saben modificarse al mínimo para sostenerse, eso fue el ELA.

Todos y todas deberíamos querer “adecentar” la política de la colonia, pero sin atacar al imperialismo a lo más que eso da es a menos corruptos presos. La inexistencia de una economía nacional racional que colabore con algún desarrollo NO es producto de la corrupción ni la chapucería, es por diseño.

Hay que tener mucho cuidado con las estrategias que sirven para parchar calles sin salidas como las formas necesarias para resolver nuestra lucha contra el imperio. Esa es la ilusión creada por los Estados Unidos.