García Lorca y Miguel Hernández encontrados en la vida en conflictos

Cultura

(San Juan, 9:00 a.m.) Cuando en 1980 hicimos en La Tea este recital combinando poemas de Federico Garcia Lorca y de Miguel Hernández, de cuya muerte en Alicante se cumplen 81 años, pensábamos que estos dos grandes poetas españoles se llevaban muy bien por sus afinidades literarias y políticas, pero todo parece indicar que no fue así. La rivalidad que se estableció entre ellos impidió una buena relación.

Aquí incluyo varios textos de investigadores de la prensa española que evidencian la mala relación qùe hubo en estos dos gigantes de la poesía española:

1) JESÚS MARCHAMALO ABC 10/10/2010

“Tras su primer viaje a Madrid, en 1932, del que volvió a Orihuela apenas con hambre atrasada Miguel se lleva mal con Lorca, que lo conoce casi recién llegado de Orihuela, con un aire todavía rural y una torpeza que no todo el mundo entendía».

Lorca nunca tuvo química con Hernández; lo evitó hasta la descortesía, e incluso llegó a poner como condición para ir a una casa, o asistir a un acto, que Hernández no estuviera. «Vicente me contó que la última vez que pudo ver a Lorca, antes del estallido de la guerra, no quiso ir porque estaba Miguel», recuerda De Villena. «Échalo, le pidió Lorca, y cuando dijo que no podía hacerlo, decidieron quedar otro día. Ya no se vieron».

2) JOSE LUIS FERRIS La Razón 2017

“El lenguaje que utilizaba Miguel en las cartas que enviaba a Federico García Lorca cuando comenzaron a conocerse para que el lector se haga a la idea de por qué el poeta granadino le cogió después aquella alergia.

–¿No se llevaban bien?

“Entre Miguel Hernández y Lorca hubo un choque de trenes, lo contaba con lágrimas en los ojos Vicente Aleixandre porque el de Orihuela era como un hermano pequeño, pero Federico no lo podía ni ver. «Si Miguel está en tu casa sabes que no voy a ir. O lo echas o no voy», era su frase, y claro Federico era uno de los mejores amigos de Aleixandre. Lorca miraba a Miguel Hernández como a una colilla y él era todo: un señorito andaluz, un triunfador en la poesía y el teatro, había ganado la gloria literaria y era el modelo a seguir para cualquier escritor. Para Miguel era un dios. Se conocieron en la casa del editor Raimundo de los Reyes en 1933, allí estaba Lorca, y le hicieron recitar algunos poemas como riéndose un poco de él. Miguel, al final un poco nervioso, dijo una frase casi inadecuada después de los primeros halagos de Federico: «¿Eso significa que soy el mejor poeta de España?», a lo que Lorca le respondió que no era para tanto. Esa broma a Lorca no le gustó nada y al poco tiempo se reencontraron en Madrid cuando Miguel estaba apoyado entre otros por Neruda, pero ya no tenía ganas de verlo. Cada vez que llegaba a una reunión Federico se marchaba porque estaba un poco cansado de él y de todos aquellos jóvenes literatos que le buscaban para que les ayudase en sus inicios. Pienso también que había una cuestión física, porque Federico era tremendamente pulcro y muy clasista. ”Miguel nunca iba con ropa adecuada, iba con esparteñas y los zapatos le hacían sangrar; no le gustaba nada. Otro factor comprobado es que Federico era el epicentro de todo, hablando, tocando el piano, recitando; era la estrella y sabía que este chico nuevo le podía eclipsar en cierto modo.”

3) MARINA CASADO Madrid 17 OCT 2020 –

“Trató de acercarse a sus admirados poetas de la Generación del 27. Su excesiva insistencia con Federico García Lorca provocó un cierto rechazo del granadino motivado también, en parte, por su imagen de “pastor poeta”, que Lorca consideraba una extravagancia improcedente. \

4) MANUEL LLORENTE Madrid 14 MAR. 2019

Carta de Lorca a Miguel Hernández: "Sé que sufres con esas gentes puercas que te rodean"

Cuatro cartas envió Miguel Hernández a Lorca pero sólo recibió una de él. Ahora se edita por primera vez junto a textos perdidos del poeta de Orihuela

Federico García Lorca y Miguel Hernández se vieron por primera vez el 2 de enero de 1933 en Murcia. Federico está de gira con La Barraca, aquel grupo de teatro universitario que dirigía junto a Eduardo Ugarte y que llevaba por pueblos y ciudades obras clásicas. En Murcia representaban La vida es sueño, de Calderón, y Los dos habladores, de Cervantes. Miguel está nervioso pues no acaban de publicarle su primer libro de poemas, Perito en lunas.

Coincidieron en el domicilio de Raimundo de los Reyes, el editor que acabará ocupándose de los 42 poemas, con un prólogo de Ramón Sijé, de Perito. El libro será sufragado por Luis Almarcha, que desembolsará 425 pesetas por los 300 ejemplares de la tirada, según cuenta José Luis Ferris en su ensayo Miguel Hernández. Pasiones, cárcel y muerte de un poeta. Federico está corrigiendo Bodas de sangre. Ya ha publicado Poema del cante jondo, Romancero gitano, ha terminado La zapatera prodigiosa.. Miguel apenas tiene 22 años; Federico, 34.

Miguel recita algunos poemas que son aplaudidos con fervor por Federico.

-Claro... ¡conque ya soy el primer poeta de España! -responde el poeta de Orihuela.

-¡Hombre, no tanto, no tanto...! -sale al quite Federico, según la reconstrucción del periodista Santiago Delgado a tenor de lo que en su momento dijo Raimundo de los Reyes.

No gustó a Federico esa salida de Miguel. Pero tampoco fue a más. O sí. Miguel Hernández escribirá a Federico García Lorca cuatro cartas, una de ellas en abril de ese año (1933), otra un mes después, la tercera en las Navidades de 1934 y la cuarta en febrero de 1935, todas ellas fechadas en Orihuela. Federico sólo contestará a la primera, en la segunda quincena de abril de 1933.

La primera carta de Miguel Hernández es un lamento. Su libro ya está en la calle desde el 20 de enero pero apenas ha tenido eco en el periódico La verdad de Murcia, en el Informaciones de Madrid ... No es lo que esperaba, así que escribe a su idolatrado Federico: «He pensado ante su silencio, que usted me tomó el pelo a lo andaluz en Murcia -¿recuerdaaa?-, que para usted fuimos, o fui, lo que recuerdo que nos dijo cuando le preguntamos quién era uno que le saludó. 'Ese -dijo- uno de los de: ¡adiós!, cuando les vemos'. Y luego: 'Me escriben muchas cartas a las que yo no contesto'. ¿Puedo estar ofendido contigo?».

Federico le contesta: «No te he olvidado. Pero vivo mucho y la pluma de las cartas se me va de las manos. Me acuerdo mucho de ti porque sé que sufres con esas gentes puercas que te rodean y me apeno de ver tu fuerza vital y luminosa encerrada en el corral y dándose topetazos por las paredes».

Qué lejos están ya uno del otro. Miguel le escribe desde Orihuela, donde sigue ayudando a sus padres en el campo, de pastor. Federico vive en la calle de Alcalá de Madrid, junto al Retiro. Asiste a cenas, es un hombre popular y requerido aquí y allá. Como escribirá su amigo Carlos Morla Lynch, de la embajada de Chile, «Federico es en general actor y raras veces público».

Casualidades de entonces: Morla Lynch le ofrecerá asilo a Miguel años después, durante la Guerra Civil, como a tantos otros intelectuales u hombres de letras comprometidos con la República, pero Miguel lo rechazará. Federico y Miguel morirán; el primero fusilado en Granada el 28 de agosto de 1936 y Miguel de tuberculosis en la cárcel de Alicante el 28 de marzo de 1942, tras pasar por más de una decena de prisiones.